vitoria. El socialismo vitoriano se vistió ayer de gala para presentar las credenciales de Patxi Lazcoz en su carrera hacia la reelección como alcalde de la capital alavesa. Rigor en el control del gasto y firmeza en la modernización de la ciudad para que deje de ser "de provincias" y "aburrida", como a su juicio era hasta su llegada al poder. Ésas son las bazas que ayer jugó el PSE de cara a la próxima cita con las urnas, ante la que se mostró convencido de salir ganador. Sobre todo por la inoperancia de una oposición a la que ni él ni sus compañeros de gabinete se cansaron ayer de criticar.

El que ayer acogió el hotel Ciudad de Vitoria era un acto pensado para hacer balance de la legislatura en clave de campaña y definir los que serán los enemigos a abatir: PP y PNV. La sintonía electoral de los socialistas sonó atronadora como un pistoletazo de salida y la concejal de Cultura, Maite Berrocal, tomó el escenario para "rendir cuentas" de la gestión de cada uno de sus compañeros de Gobierno. Era la hora de las alabanzas y en escaparate, Berrocal situó desde el Plan de Movilidad impulsado por Joaquín Esteban, a los "milagros" obrados en Hacienda por Marian Gutiérrez, pasando por la resolución del conflicto con los bartolos, a los que luego el alcalde se referiría como "los jetas".

"Desmontando Mitos" Su relevo lo tomó la mano derecha de Lazcoz, un Juan Carlos Alonso que, al más puro estilo guerrista, afiló sus dardos para lanzarlos contra populares y jeltzales haciendo las delicias de una militancia entregada entre la que no faltaron ni parlamentarios como Óscar Rodríguez ni el ayer extrañamente silente líder alavés y candidato a presidir la Diputación, Txarli Prieto.

Según confesó el teniente de alcalde, su intervención estaba pensada para "desmontar algunas leyendas urbanas" que, a su juicio, condicionan el sentido del voto de los ciudadanos. Y entre ellas, una en especial: "que la derecha está mejor preparada para gestionar". Al calor de esa idea pasó a desprestigiar el currículum de su rival en "el campo constitucionalista"; un Javier Maroto al que ligó con un sinfín de fracasos, irregularidades y "panfiladas" en su paso por el gabinete Alonso.

El propio PP vasco también sufrió sus embates ante un incierto futuro de pactos postelectorales. "Nos dijeron que lo importante era el constitucionalismo y les apoyamos para apear al PNV de las instituciones aprobando con lealtad sus Presupuestos", dijo refiriéndose a la era de Alfonso Alonso, para lamentar a continuación que este apoyo no les haya sido devuelto esta legislatura.

Después, la sorna cambió de objetivo para centrarse en el PNV a quien acusó de tener "un departamento de investigación de rumores" y relación con recalificaciones irregulares, aludiendo así a los casos De Miguel y Zambrana que a buen seguro alimentarán la campaña del PSE hasta que los tribunales los resuelvan.

Frenar "el cambio tranquilo" Faltaba escuchar la voz del alcalde y éste regaló a su audiencia más de media hora de repaso de sus logros al frente del "cambio tranquilo".

Patxi Lazcoz subrayó que su Gobierno ha dibujado "una ciudad en red" restando protagonismo a zonas como "Dato o San Prudencio" -a su juicio mimadas por el PP- para devolvérselo al Casco Viejo o Lakua; ha sido el que "más recursos ha traído a Vitoria" gracias a su relación con sus compañeros socialistas de Ajuria Enea y La Moncloa; o el que ha modernizado Vitoria.

Precisamente ésta fue la idea desde la que atacó a sus principales rivales electorales, PNV y PP, a los que acusó de querer "frenar" esta modernización por ignorancia y por mala fe. "Sabían gestionar la ciudad del siglo pasado, no ésta", apuntó, antes de concluir que será la ciudadanía la que "frenará a esta oposición del cinismo político, que dice que sí a todo a 63 kilómetros", en Bilbao, pero es "incapaz e incompetente para gobernar esta ciudad del siglo XXI".