vitoria. Meterse en la boca del lobo: dícese de la experiencia que los vecinos de la ladera oeste han sufrido en los últimos días. El sábado, cuando el sol había caído, las farolas no se encendieron en la calle Herrería, en el tramo que transcurre desde el cantón de las Carnicerías al de la Soledad. Tampoco se activó el alumbrado del lado izquierdo de Zapatería, en ese mismo trecho. La situación se repitió el domingo. Y el lunes, cuando los residentes pensaban que por fin acabaría el problema, la oscuridad campó sobre esas dos vías y también sobre Correría. Pleno al tres. Preocupación. Miedo. Y un enfado que todavía dura, aunque ayer por la noche volviera la luz. La respuesta del Ayuntamiento, a juicio de los afectados, llegó demasiado tarde.
Curiosamente, fuentes del gabinete de Patxi Lazcoz explicaron a este periódico que "ayer -por el lunes- se recibió el aviso". Un cortocircuito. Fue entonces cuando los técnicos se pusieron manos a la obra para subsanar el problema, una labor que les llevó dos días porque el fallo se produjo "bajo tierra y, por tanto, la intervención no es sencilla". ¿Pero cómo es posible que el Consistorio no estuviera enterado de la falta de alumbrado público desde el primer contratiempo? Es la pregunta que se hacen los vecinos, a los que no les entra en la cabeza que ningún agente se percatara de la situación. "Al final, todos estamos comentando lo mismo: si es que la Policía sólo está para poner multas", criticaban los residentes ayer por la tarde.
"Antes, cuando ganaban dos reales, los agentes municipales iban con una agenda tomando nota de todos los desperfectos que se iban encontrando por el camino. Y ahora, con lo que cobran, ¿ninguno es capaz de comunicar lo que pasa?", se preguntó un vecino muy enfadado. La indignación se palpó estos últimos días en toda la ladera oeste. Según explicaron los afectados, "la sensación de inseguridad ha sido muy grande". Al ser invierno, tanto al ir a trabajar por la mañana como al volver por la tarde es de noche. Y, además, estas calles son muy estrechas, así que la falta de alumbrado se ha notado muchísimo. "Y las mujeres, un colectivo especialmente débil en este sentido, han pasado miedo", apuntaron.
Al desasosiego por el apagón, se sumaron, además, los golpes. "En la calle Zapatería, en el lado de los números impares, hay bolardos a la altura de la ingle, así que más de una persona se ha llevado un buen golpe cuando trataba de transitar, como podía, por los tramos afectados", apuntó una joven vecina del barrio, quien también lamentó "la falta de información por parte del Ayuntamiento". "Hemos tenido que llamar nosotros para que se solucionara el problema, pero, incluso así, nadie nos decía ni lo que estaba pasando ni cuándo iba a volver la luz".
Con la vuelta a la normalidad, los vecinos cruzan los dedos para que las farolas no vuelvan a sufrir problemas. "Ha sido muy desagradable".