Vitoria. Menos proyectos vinculados a atraer turistas y más servicios para los vecinos del Casco Viejo. Ésa es la petición clave de ocho asociaciones del barrio, que exigen al Ayuntamiento de Vitoria que solvente las "numerosas carencias sociales básicas" que arrastra la zona, empezando por la escuela.

La asociación de madres y padres del antiguo colegio Ramón Bajo, la asociación deportivo cultural El Campillo, vecinos de Aldapa, Barrenkale, Ladera Oeste, Los Arquillos Bizirik y Gasteiz Txiki, así como el colectivo Egin Ayllu han elaborado un documento en que repasan la rehabilitación social "que no ha llegado al Casco Viejo vitoriano" a través de los fondos europeos del programa Urban. El dossier, al que se han adherido otras trece entidades, analiza las medidas retrasadas y olvidadas desde que, en 2007, la ciudad presentó su candidatura a este programa comunitario y que, en 2008, supuso la llegada de casi 15,6 millones de euros.

Los portavoces de estos colectivos, Loreto Peña y Zigor Olabarria, detallaron ayer en conferencia de prensa este balance. Y, en primer lugar, criticaron lo que Urban "ni siquiera contempla", para referirse a las necesidades educativas y sanitarias. Se refirieron especialmente a la "prioridad" que debería suponer la escuela del barrio, que en su opinión, "está siendo totalmente desatendida". Consideraron que, en la actualidad, "la escuela carece de condiciones dignas" por lo que, en el futuro, se le condena a su "guetización o desaparición". Esta crítica llega apenas unas semanas después de que representantes de los padres y madres de alumnos de la antigua Ramón Bajo mostraran sus dudas por cómo van a afectar las obras del polideportivo de El Campillo al día a día del centro educativo.

Los colectivos, en segundo lugar, lamentaron que la función sociocomunitaria del proyecto gasteiztarra apenas suponga el 19% del presupuesto de Urban, una reserva que "no se está cumpliendo". En el documento, estas asociaciones y vecinos del Casco lamentan los problemas de aislamiento de las personas mayores, la carencia de equipamientos comunitarios de ocio y de servicios culturales, los problemas de suciedad y ruido, la saturación de los servicios sociales de base, las malas condiciones de "muchas" viviendas o los problemas de accesibilidad. Y, por contra, recuerdan la demora que acumulan medidas para facilitar el acceso al Casco -los ascensores y las rampas para llegar al centro de salud-, la construcción de El Campillo o el plan de trabajo del barrio como espacio educativo y de convivencia.

Estas afirmaciones llegan a apenas un día de que el palacio de Villa Suso acoja un foro sobre revitalización de centros históricos, donde Vitoria mostrará las actuaciones realizadas en la Almendra medieval desde la agencia de revitalización, el Centro de Oficios o los murales de La ciudad pintada. Los colectivos, mientras, anunciaron movilizaciones -especialmente mañana, durante el inicio de las conferencias- para mostrar otra cara, que creen que a menudo queda oculta, del Casco Medieval. Las asociaciones pretenden comparar así las medidas realizadas para capturar turistas con las activadas para "las personas que vivimos aquí entre cuatro paredes", algo que en su opinión demostrará que "no hay interés en cuestiones sociales".