vitoria. Dice la Real Academia de la Lengua que la autocaravana es un vehículo independiente y autónomo que no precisa ser remolcado. Pero en el parking de autocaravanas de Vitoria llegan, entran y se quedan -a veces por largas temporadas-, unos cuantos elementos motorizados que no cumplen la definición. Y el Ayuntamiento ni dice ni hace nada. Pese a que los vecinos lleven quejándose desde hace más de un año por el miedo a asentamientos, pese a que colectivos estatales que representan este tipo de turismo hayan exigido más control, y pese que ahora que es verano toque mimar el turismo rodante.
A principios de agosto, durante las fiestas de La Blanca, el área reservada en el aparcamiento de Julián Arrese estuvo a tope. Pero hubo momentos en los que los vehículos autorizados apenas representaban la mitad de la ocupación: furgonetas, remolques y grandes caravanas se desparramaron a sus anchas, algunos incluso durante una semana, según los vecinos de la zona consultados por este periódico. Y eso a pesar de que sólo se permite el estacionamiento de autocaravanas un máximo de 72 horas, tiempo durante el que los usuarios tienen acceso a agua potable y a depósitos para los desagües de los váteres.
Pasadas las fiestas, la ocupación en el parking ha descendido, y aun así las infracciones han continuado. Esta misma semana camparon en el área varias furgonetas, ante la actitud resignada de los vecinos y el enfado de los autocaravanistas que habían decidido pasar la noche en Vitoria. ¿Policía? Cero.
toca reaccionar Por eso, los usuarios se sienten ninguneados. Más aún teniendo en cuenta que antes de que empezara el verano, este sector sumó su voz a las quejas de los vecinos y exigió al Ayuntamiento de Vitoria más vigilancia policial. De poco sirvió la petición. El descontrol persiste, una situación que, a juicio de los autocaravanistas, perjudica también a Vitoria, ya que si la ciudad no cuida este tipo de turismo, las cuatro ruedas pasarán de largo y sacarán la cartera en otras localidades que les traten mejor.
Lorenzo Ruiz, el presidente de la Plataforma de Autocaravanas Autónomas, un colectivo con implantación a nivel nacional y promotor del parking de Lakua-Arriaga, tiene claro que el Consistorio gasteiztarra "debe reaccionar" de una vez por todas. Según explica, es preciso "implantar vigilancia en la zona y controlar los accesos si fuera preciso". Incluso vería con buenos ojos la opción de establecer una tasa por estacionamiento, como ya existe en otras áreas reservadas del Estado, siempre y cuando el precio fuera razonable. "Lo que está claro es que, si sigue así la situación, al final se tendrá que cerrar el parking y Vitoria habrá perdido una gran oportunidad", sostiene.
Del mismo modo opinan decenas de aficionados a través de Internet. Las páginas dedicadas a este tipo de turismo están repletas de comentarios alusivos a las conductas incívicas en el aparcamiento de Lakua-Arriaga y su repercusión negativa en los buenos autocaravanistas. ¿Hasta cuándo?