Síguenos en redes sociales:

Los tres nuevos murales logran un hito participativo al reunir a 60 voluntarios

las obras del casco antiguo afrontan su recta final para ser presentadas mañanaCuatro personas que colaboran con esta iniciativa artística y social explican por qué se involucran "en algo tan bonito"

Los tres nuevos murales logran un hito participativo al reunir a 60 voluntariosFoto: josé r. gómez

vitoria. Los nuevos murales de La Ciudad Pintada afrontan su recta final. La obra en el jardín de la muralla medieval, de hecho, ya luce en todo su azulado esplendor tras retirarse los andamios, mientras que la plataforma metálica del Cantón de las Carnicerías, un mural doble que combina pintura y mosaico, naturaleza y cómic, desaparecerá en principio el próximo lunes. Mañana, en cualquier caso, se presentará en sociedad a estos dos nuevos integrantes del Itinerario Muralístico de Vitoria-Gasteiz, tras el trabajo desarrollado en junio y julio por 90 personas, entre artistas, los jóvenes componentes de las Brigadas de la Brotxa y la Kuadrilla de la Kamara, y los voluntarios. Un total de 60 personas han colaborado en esta campaña con estas muestras de arte comunitario, todo un récord para la iniciativa.

El papel de los voluntarios siempre ha sido clave en el desarrollo de estos murales, que arrancaron en 2007 de la mano de las hermanas Werckmeister -Christina y Verónica- en la plaza de las Burullerías con trece voluntarios. Entonces, los vecinos ya se implicaron en el proyecto pero, como ya adelantó este rotativo, hasta este año una comunidad no había mostrado directamente su interés por que una de sus fachadas formara parte de este proceso artístico y social. La puesta en marcha de los talleres de dos murales y el mosaico ha resultado clave, esta vez, para lograr un nuevo hito de participación, con unos 60 voluntarios. Hasta la fecha, en los cuatro murales -y siete fachadas- se habían involucrado prácticamente una cifra similar de personas, al margen de los jóvenes brigadistas.

Residentes, aficionados al arte y primerizos, repetidores de anteriores ediciones, personas que retan a la crisis compaginando su trabajo con estas labores y quienes han sentido los rigores de la actual situación económica... Los voluntarios del itinerario son gente de todo tipo, diversas edades y condiciones, que ceden su tiempo libre por contribuir a esta experiencia artística.

"La convivencia que se genera es lo más bonito. Es lo que más nos enriquece", cuenta Sara Saez de Vicuña. Esta voluntaria de 51 años conoció la labor de los murales por un proyecto de las hermanas Werckmeister en Ordoñana (San Millán) y, desde el principio, quiso participar en el itinerario de Vitoria. "Siempre había soñado con pintar a estos niveles", y más haciéndolo desde el principio, incluso participando en el diseño. Por ello, se siente una "afortunada" por ser una más de las manos que han pintado en el Cantón de las Carnicerías. Wladimir Cossio, colombiano de 30 años y afincando desde hace dos en Vitoria, también siente que ha compartido esa suerte. Conoció los murales -el primero, El triunfo de Vitoria- tras recorrer el Casco, se sorprendió de que fuera arte comunitario e investigó hasta conocer cómo participar. Así, este antiguo estudiante de arte pudo mantenerse activo mientras sigue a la búsqueda de un trabajo: "Cuando puedo, vengo mañana y tarde", apunta.

El caso de Nadia Beltrán de Lubiano, de 19 años, también es singular. Hace un año ya fue brigada en Pintorería -en el mural Cubiertos de cielo y estrellas- y quiso repetir, así que no le importó hacerlo como voluntaria: "Este año he empezado Bellas Artes y pensé que podría hacerlo mejor. Quería volver como fuera". Ainhoa Bajón, de 29 años, también es otra voluntaria por insistencia. Ya quiso participar en 2009, pero no puedo apuntarse "y me quedé con las ganas", así que esta vez no podía faltar: "Mi trabajo no tiene nada que ver con esto, pero a veces colaboro con la Escuela de Artes y, en este caso, ilusiona ver que has podido colaborar con algo tan bonito".