vitoria. Los trabajadores de Tuvisa fueron los primeros en testar la valoración de los usuarios sobre el funcionamiento de las líneas. Hace seis meses, no había demasiadas palabras bonitas. Ahora, algunas quejas se mantienen, y en el comité de empresa de la sociedad municipal reconocen que, pese a que no se pueden hacer cambios constantemente de un día para otro, sí era necesario introducir mejoras que beneficiaran a los barrios. Por parte de los conductores, mientras, confían en que el Ayuntamiento siga apostando por sistemas como las plataformas o los carriles-bus.
Los chóferes ya mostraron, un año atrás, su confianza en que la activación de las nuevas líneas permitiera solventar el caos circulatorio debido a obras, semáforos mal regularizados, dobles filas... Desde el comité de Tuvisa se hablaba de una situación "nefasta" frente a la esperanza de lograr líneas más rápidas y con mayor frecuencia. Para acercarse a esa meta, resulta clave el impulso de carriles especiales para autobuses -desde el comité se ha recibido con expectación la colocación de un recorrido en bulevar de Euskal Herria- y de las -cada vez más frecuentes- plataformas en las paradas. "Son una ayuda total. Ganamos en cada parada entre siete y diez segundos. Y, si tienes en cuenta todas las que hacemos en una hora, basta hacer cuentas para ver cómo se gana en comodidad", apunta el presidente del comité de empresa de Tuvisa, Antonio Seijo.
Este tipo de ventajas resulta clave para que las líneas puedan cumplir su prometida frecuencia de diez minutos. Seijo explica, además, que tampoco quedan demasiados secretos por desvelar en cuanto a qué zonas de la ciudad resultan conflictivas para la circulación: Txagorritxu, Honduras, el entorno de América Latina...
En cualquier caso, los trabajadores de Tuvisa también trasladaron a Tráfico sus propuestas para mejorar el servicio. Llama la atención que buena parte de ellas coincidieran con las demandas de los vecinos, como "reformar un poco" los trayectos en Zaramaga, Sansomendi y Adurza, así como el servicio a Jundiz, que es una línea especialmente larga. "Hay propuestas con mucha razón: los cambios serán positivos si mejoran en bloque a los usuarios, pero no a un edificio en concreto".