vitoria. Los vecinos de Abetxuko tienen ocho razones para decir "no" al trazado del tranvía, que se resumen en una: el itinerario propuesto no les aporta mejoras. Protestan porque mientras el metro ligero se queda abajo, el autobús lanzadera llega hasta el cementerio. Es la conclusión a la que han llegado esta semana durante la asamblea celebrada por la plataforma vecinal, la misma que impulsó la consulta popular.

La solidaridad encabeza la lista de argumentos. "El tranvía desconecta medio barrio, por lo que no llega a todos y el autobús, en cambio, sí que lo hacía". Su segundo motivo es la estética. "Tenemos la responsabilidad de conservar la herencia de los mayores y pasarla a los hijos. Algo que es imposible que pase con la instalación de los cables aéreos, la reducción de aceras o semáforos". El tercer motivo es la comodidad de Abetxuko. "Se quitan aparcamientos, se regulan calles con más semáforos, por lo que aumentan las esperas y en la calle El Cristo se implanta la doble vía para posibilitar las dos direcciones". La ecología es el cuarto motivo. "La obra producirá la tala masiva de árboles, que incluso son centenarios". Los vecinos de Abetxuko también han mirado por el bolsillo de las instituciones, ya que la economía es el pilar de su quinto argumento. "El desembolso de 4,6 millones de euros para la obra es un gasto desorbitado para el propósito que persigue porque no mejora lo que teníamos".

La sexta razón es la seguridad. A su juicio, la ruta pone en peligro a los vecinos de Abetxuko. "Las dos direcciones de la calle El Cristo son un riesgo para los niños que van a los colegios de esa zona y también para los mayores". La justicia encadena el séptimo motivo. "Viene impuesto, sin consultar". La plataforma afirma que esta obra será, probablemente, la más grande a la que se enfrenta este barrio desde su fundación hace 50 años. "Su impacto repercutirá en la vida de todos. No es para decidirlo rápidamente y sin contar con nosotros".

El último motivo es la versatilidad. "Es un transporte rígido por lo que si su servicio se suspende por la meteorología o desfiles nos aíslan del centro. No tiene recorridos alternativos como el autobús", zanjan.

Sin duda, pocas veces fue tan difícil contentar a un barrio que desde el principio miró con recelo al metro ligero. Hasta el punto que se opuso a que discurriera por sus calles; ahora, en cambio, lo reclaman, aunque tampoco es de su gusto.