Si Vitoria fuera un color, ése sería el verde. Verde parque, verde Anillo, verde reciclaje, verde movilidad. El verde se ha convertido en una seña de identidad de la ciudad, y tan claro lo tiene el alcalde que a finales de 2008 se gastó 219.000 euros, más de 36 millones de pesetas, para convertirla en marca. Patxi Lazcoz quería presumir de una Gasteiz respetuosa con el medio ambiente, modelo de sostenibilidad, de buenas prácticas. Nació así el icono, la V y la G ensambladas. Y el lema, Vitoria-Gasteiz capital de vida. Con la nueva etiqueta el equipo de gobierno buscaba, más allá del uso institucional, el abrazo de todos los ciudadanos. Por eso, la dio a conocer en un acto abierto a todo el público en el Palacio Europa y, después, la sacó a la calle. Logró lo que quería, que calara. Pero sólo caló en la ciudad. Tras tanta promoción, resulta que para el Gobierno Vasco, si Vitoria fuera un color, sería el amarillo.
La particular visión cromática del otro Patxi, López, quedó bien clara este mes de enero en Fitur, la Feria Internacional de turismo de Madrid. El Gobierno Vasco instaló un puesto de 1.000 metros cuadrados dividido en seis partes, cada una diferenciada por un color: Bilbao rojo, como su blasón; San Sebastián azul claro, evocación de su escudo; Rioja Alavesa granate, por la profusión de viñedos; las comarcas interiores verdes, producto de la magnífica vegetación; la costa azul oscuro, por la tonalidad del mar; y Vitoria... Vitoria amarillo, nadie sabe muy bien por qué. Por eso, el grupo municipal del PNV en el Ayuntamiento aprovechó la presencia de la concejala de Promoción Económica, Isabel Martínez, en una comisión de Hacienda la semana pasada para pedir explicaciones.
La edil socialista admitió que desconocía el motivo por el que Vitoria lució de amarillo, pero se permitió imaginar. "Podría ser por la alfombra de las hojas en otoño", poetizó. Con un vistazo al google podría haber añadido que el amarillo representa la paz y el descanso, dos cualidades inherentes a la acogedora capital de Euskadi. El caso es que, aunque fue su gobierno el que acuñó el verde V-G, ella no puso pegas al nuevo color. "No me disgusta. Además, entiendo que el Gobierno Vasco no haya elegido el verde porque ya lo llevaban las comarcas de interior". Se le olvidó a la concejala que el azul sí se repitió. Y a nadie pareció importarle.
El PNV no se quedó satisfecho con el razonamiento de Martínez. La edil nacionalista Nerea Melgosa se preguntó, insistentemente, el por qué del amarillo, porque la evocación a la alfombra no le convenció. "¿Amarillo sol? ¿Amarillo Garoña? ¿Amarillo red de alta tensión? ¿Amarillo campos de trigo? ¿Qué tiene Vitoria de amarillo?". La concejala reprochó al equipo de gobierno socialista que no se impusiera en la elección del color, y consideró que su actitud de sumisión supone "tirar a la basura los 219.000 euros que se gastó el Consistorio para promocionar el verde". Fue dura en los tonos y las palabras, pero no consiguió sacarle los colores a la destinataria de sus críticas.
Arcoiris aparte, Martínez defendió la labor de Vitoria en Fitur. Aseguró que la oferta del stand de Vitoria fue "de las mejores de las seis marcas del Gobierno Vasco", y confió en volver a marcar la diferencia el año que viene. La esperanza también es verde.