Euskadi fue una de las primeras regiones europeas que asumió, en julio de 2019, el compromiso por la neutralidad climática con la Declaración de Emergencia climática del lehendakari Iñigo Urkullu y nos consta que se trata de un reto socialmente asumido. El conjunto de las instituciones y la ciudadanía participamos de manera activa en la acción por el cambio climático, aunque necesitamos de mayor aceleración e intensidad en todas las políticas públicas y en las acciones individuales.
El cambio climático y la energía son dos de los principales retos a los que la sociedad se enfrenta a corto y largo plazo, y la ciudadanía vasca es consciente de ello. Así se desprende del estudio de percepción ciudadana realizado por el Gobierno Vasco el pasado mes de marzo, según el cual el 80% de las personas encuestadas afirma que la crisis climática es un problema grave y 9 de cada 10 afirman que son conscientes de que deberán cambiar comportamientos para hacerle frente.
Acabamos de participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26 Glasgow), donde hemos destacado el rol catalizador de los gobiernos regionales, ya que pueden incidir en el 80% de las acciones identificadas para incrementar el trabajo necesario y urgente en favor del clima.
En la COP26 hemos tenido una presencia relevante y, entre otros hitos, nos hemos sumado a la Alianza Industrial Mundial para alcanzar emisiones netas 0 en 2050. Esto ha sido posible gracias a la sensibilidad, compromiso y buen hacer de nuestro tejido industrial. Desde 1990 hasta el año 2020, la industria vasca ha logrado reducir casi el 53% de sus niveles de emisión de Gases de Efecto Invernadero.
Puedo decir con orgullo que la Alianza Climed Group sitúa a Euskadi como una de las 18 regiones del mundo líderes en ambición climática. Pero también afirmo con la misma rotundidad que el trabajo aún por hacer es muy importante, y debe afrontarse ya si queremos lograr los objetivos que nos hemos marcado como País.
Alzamos la voz en casa y en el mundo en favor de un desarrollo inclusivo y sostenible. Nos hemos adherido al Pacto Verde Europeo con nuestra propia hoja de ruta Basque Green Deal- Euskadiko Itun Berdea. Y animo a la ciudadanía a que se sume a este gran reto con un activismo constructivo y dirigido al bien común.
Nos hallamos en una nueva revolución que pivota sobre tres palancas interconectadas: la energética y climática, la digital y la socio-sanitaria. Una revolución que o la lideramos y la protagonizamos como sujetos activos, o nos la hacen y nos arrastran sin opción de decidir. En el Gobierno Vasco hemos optado por protagonizar ese cambio desde nuestra realidad. Trabajamos desde la anticipación y la previsión con una clara apuesta por la acción.
Estos cambios son oportunidades para fortalecer la competitividad de la estructura productiva, e integrar los criterios medioambientales, no como un condicionante, sino como un factor competitivo que crea valor.
En este contexto enmarcamos tanto el nuevo Plan de Ciencia, Tecnología e innovación 2030 y el Plan de Desarrollo Industrial e Internacionalización 2024, como la Ley vasca de Transición Energética y Cambio Climático, o los nuevos planes de Economía Circular y Bioeconomía, y de Residuos 2030.
No cabe descanso en esta revolución. Hablamos de construir el futuro inspirado en un nuevo paradigma, pero basándonos en lo existente. Esto conlleva esfuerzo y exige visión y generosidad por parte de toda la ciudadanía y agentes sociales.
La agenda climática nos interpela a todos los niveles, desde la acción individual y doméstica, hasta la de los altos estamentos internacionales. En esta agenda cabemos todos y todas.
Nos hallamos ante una revolución que, o protagonizamos, o nos arrastra. Hay que dar pasos ya para responder a la transición energética y climática
Ser parte de la Alianza Industrial Mundial para alcanzar emisiones netas 0 en 2050 demuestra el compromiso de la Industria vasca.