- La orden para el mes de agosto ha sido clara: “Vigilantes y movilizados para volver a París si hace falta”. El Ejecutivo francés se ha desplegado por todo el territorio nacional para recargar las pilas ante un regreso a finales de agosto que se anuncia duro, y atentos al posible repunte de la epidemia.

Tras el Consejo de Ministros de esta semana, el presidente Emmanuel Macron puso rumbo a la residencia de vacaciones de los jefes de Estado franceses, el fuerte de Brégançon, entre Marsella y Saint-Tropez.

Le siguieron sus ministros que asumieron la recomendación de “dar ejemplo” y limitar los desplazamientos, por lo que han decidido servir de reclamo al turismo patrio.

El único que no parece dispuesto a frenar el ritmo es el primer ministro Jean Castex, a la cabeza del Ejecutivo desde el pasado 3 de julio.

“Estamos en crisis sanitaria y solo por ello estoy operativo 24 horas al día para tomar decisiones cuando la situación lo requiera”, declaró este domingo en el semanario Journal du Dimanche, donde añade haber pedido a sus ministros “que permanezcan en alerta”.

Castex ha hecho 21 desplazamientos en este primer mes en el cargo y ha previsto continuar con “la única forma” en la que asegura saber hacer las cosas: visitando el terreno, privilegiando el contacto humano y dando ejemplo de dinamismo.

Una actitud que deberá haber entrenado bien para la vuelta, la última semana de agosto, en la que se retomará el consejo de ministros y dará el pistoletazo de salida a un curso agitado en la universidad de verano de la patronal francesa, que inaugurará el 26 de agosto en presencia de otros exmandatarios como Jean-Pierre Raffarin y Manuel Valls.

Castex es el principal encargado de remontar la imagen de que el Gobierno reaccionó tarde a la epidemia y no tomó medidas a tiempo, y por eso hace gala ahora de una actitud que los editorialistas franceses califican de ultrarreactiva.

Pero, además de las pautas de no alejarse demasiado, las indicaciones de estas vacaciones no son muy diferentes a las de veranos anteriores, en la línea del pavor mostrado por Macron al inmovilismo.

El recuerdo de la polémica del ministro de Sanidad de Jacques Chirac en 2003, Jean-François Mattei, en su casa de vacaciones del sur de Francia mientras el país hacía frente a una ola de calor sin precedentes que ocasionó más de 15.000 muertos, todavía está muy presente en el imaginario político local.

El presidente Macron prepara una vuelta especialmente cargada: el plan de recuperación económica de 100.000 millones de euros que será presentado en el consejo de ministros del 25 de agosto y la inquietante progresión de la epidemia formarán parte de su día a día.

Con 5.298 pacientes ingresados y 30.265 muertos desde el inicio de la epidemia, el país ha visto en las últimas semanas un claro repunte de casos con respecto a junio que ha llevado a diez departamentos a aumentar las medidas de prevención y seguridad con cierres de playas o a imponer el uso de la mascarilla en la calle (a nivel nacional solo es obligatorio en interiores).

Vuelta con reformas. Además de la crisis sanitaria y económica, el Gobierno tendrá que hacer frente a una “rentrée” difícil, en palabras de Macron, en la que recuperarán la senda de las reformas como la de pensiones, la dependencia, el paro y la elaboración del proyecto de ley para incluir una amplia serie de medidas ecológicas. Habrá consejos de defensa que tendrán lugar este mes para tratar la situación epidémica, Macron aprovechará su estancia en el sur para cenar con el expresidente Nicolas Sarkozy y con la canciller alemana Angela Merkel.

5.298

El país ha sufrido un repunte en las últimas semanas. Y desde el inicio de la pandemia, se cuentan 30.265 muertes.