Roma/Bruselas - El barco de la ONG Open Arms y el de la alemana Sea Watch vuelven a navegar por el Mediterráneo Central a la espera de un puerto seguro. Hoy es el tercer día que el buque de la ONG catalana espera para desembarcar tras haber rescatado a 118 y 119 migrantes respectivamente.

"La humanidad no está perdida, la sociedad civil está aquí en medio del mar, en medio de la nada, faltará saber si también están las administraciones", afirmó ayer en las redes sociales el fundador de Open Arms, Oscar Camps, que se encuentra a bordo, tras haber realizado dos operaciones de rescate.

El segundo rescate del Open Arms se produjo el 10 de enero, cuando se encontró a 74 personas en una patera en "estado de pánico total", entre ellas mujeres embarazadas y bebés. En el momento del rescate dos inmigrantes se lanzaron al agua, pero fueron recuperados, y mientras el barco de Open Arms era vigilado de cerca por una patrullera libia "en actitud amenazante", explicaron.

Previamente el Open Arms había rescatado a otros 44 inmigrantes en el Mediterráneo Central cuando viajaban en una pequeña barcaza de madera y se encontraban en estado de hipotermia.

Mientras, también esperan una solución las otras 119 personas rescatadas por el barco humanitario Sea Watch 3 el pasado 9 de enero. El buque de bandera alemana denunció que una de las barcazas que asistió vio pasar dos barcos que no los ayudaron, como tampoco una lancha de la Guardia Costera maltesa que navegaba en la zona.

Ambas ONG señalan en sus redes sociales las duras condiciones en las que se encuentran los migrantes que tienen que dormir a la intemperie a pesar del frío y la incesante lluvia de las últimas horas.

Informe de Frontex Durante 2019 las llegadas a la UE por vías irregulares cayó en picado, según cifras preliminares del último informe de Frontex. El documento apunta a dos causas principales que han sido la tendencia general de este periodo: el descenso de llegadas a través de las rutas del Mediterráneo Central -que conecta principalmente Libia con Italia -y del Mediterráneo Occidental, puente entre el norte de África y España.

Así, durante el año pasado, la inmigración irregular ha caído un 6% situándose en las 139.000 personas (un 0,027% de la población comunitaria), lo que significa un 92% por debajo del récord establecido en 2015, en el pico de la crisis de refugiados.

El número de personas que llegó de forma irregular a las costas europeas a través de la vía del Mediterráneo Central fue en 2019 de 14.000, lo que representa una caída del 41%.

Los ciudadanos de Túnez y Sudán fueron las nacionalidades más numerosas. En el caso de la ruta Occidental el descenso fue del 58%, siendo marroquíes y argelinos las principales nacionalidades de entre las 24.000 personas que arribaron.

El descenso generalizado se produce a pesar de la tendencia inversa que vivieron el año pasado la ruta del Mediterráneo Oriental -que conecta principalmente Turquía con las islas griegas- y el camino de los Balcanes Occidentales.

En medio de las amenazas de Ankara de dejar de cumplir el acuerdo migratorio Unión Europea-Turquía, las personas que tomaron esta vía se duplicaron en 2019 con respecto al año previo. También doble ha sido el número personas que han cruzado las fronteras europeas a través de los Balcanes Occidentales. - Efe/Aquí Europa