- La incidencia del covid-19 ha tocado esta semana un nuevo suelo en Álava, que se encuentra en una situación epidemiológica desconocida -por favorable- desde el verano del pasado 2020. Con una tasa ya por debajo de los 130 positivos por cada 100.000 habitantes, el territorio acaba de abandonar la zona de riesgo alto de contagio y por fin respira en el ámbito hospitalario, en buena medida gracias al avance de la vacunación entre las personas más vulnerables.

Sin embargo, han sido numerosas las ocasiones en las que el coronavirus, a lo largo de esta larga pandemia, se ha rearmado con una extraordinaria rapidez cuando ya parecía en franco declive y las voces que insisten en que la crisis sanitaria está todavía lejos de concluir se han sucedido en estos últimos días. Al mismo tiempo, se han multiplicado los llamamientos a la prudencia y a cumplir con las medidas básicas de prevención, más intensos si cabe tras el fin hace hoy dos semanas del estado de alarma, que derivó en una importante relajación de las restricciones que estaban en vigor.

"Tenemos motivos para la esperanza, pero como he dicho en otras ocasiones, el estado de alarma habrá acabado, pero la pandemia no. Por ello me gustaría hacer un llamamiento a la prudencia: Mientras no hayamos logrado que una mayoría de la sociedad esté vacunada, es de vital importancia que sigamos cumpliendo las medidas de prevención: Mascarilla, limpieza de manos, ventilación y distancia interpersonal", recordó este pasado miércoles en un hilo de Twitter la consejera vasca de Salud, Gotzone Sagardui.

El escenario epidemiológico de Álava, que en estos momentos tiene la mitad de incidencia acumulada que registra el conjunto de la CAV, es incluso más favorable, pero tampoco en el ámbito más local debe haber espacio para la relajación. No en vano, "el bicho sigue ahí fuera y esperando la menor oportunidad para seguir ganando terreno", según recuerda Kepa Urigoitia, presidente del Colegio de médicos de Álava (Icoma), en declaraciones a este periódico.

El veterano facultativo se muestra moderadamente optimista sobre el devenir de la crisis sanitaria, aunque advierte de que muchas de las actuales pautas preventivas "han venido para quedarse" durante todavía bastante tiempo, incluida la utilización de la mascarilla. Y asegura que, aunque será "difícil" que vuelva a producirse una nueva ola de las dimensiones de las anteriores, "eso no significa que no pueda haber brotes". "No estamos libres todavía, pero esos brotes dependerán, tanto su aparición como su intensidad, del cumplimiento de las medidas. Está en nuestras manos", remarca Urigoitia.

En este punto, el presidente de Icoma considera que el uso obligatorio de la mascarilla todavía va a tener que prolongarse en el tiempo, al menos en determinados contextos, pese al debate abierto recientemente en torno a la relajación de su empleo. "A pesar de la vacuna, de esa esperanza que tenemos ahí, eso no nos va a permitir ir sin mascarillas", avisa Urigoitia.

Recuerda el experto que las vacunas actualmente en uso no son esterilizantes, como a priori sí podrá serlo la que está desarrollando el CSIC, lo cual quiere decir que no bloquean la infección por coronavirus. "Protegen de caer enfermo en un porcentaje altísimo, pero sí puedo coger la infección y puedo contagiar, aunque la carga viral sea menor. Y los aerosoles ahí están", justifica Urigoitia.

Por ello, el representante de los facultativos alaveses insiste en la necesidad de seguir cumpliendo con "las tres M", mascarilla, manos y metros, a las que en sus palabras habría que añadir también "una V", la ventilación de los espacios. "No es momento de relajar las medidas", subraya.

Urigoitia cree "comprensible" que después de tanto tiempo de pandemia la población esté "cansada" y quiera "salir y divertirse", aunque recuerda que "es preferible aguantar este cansancio que la cama de un hospital".

El cansancio generalizado se convierte en "agotamiento" en el caso de los profesionales sanitarios que siguen haciendo frente al covid desde esos mismos hospitales, según recuerda la secretaria provincial del sindicato de Enfermería (Satse), Samantha González.

"La benevolencia de la situación la vemos más por la prensa que por lo que están viviendo nuestras compañeras. La incidencia desciende y eso destensiona las plantas y las UCI, pero todavía no se respira una normalidad. Lo que se respira en la calle no es lo mismo que se respira en los centros. Se han pegado una paliza y están cruzando los dedos por lo que pueda venir después del estado de alarma", confiesa González.

"No están contentas ni relajadas", insiste la cabeza visible de Satse en Álava, quien recuerda que a lo largo de los últimos meses "las olas se han comido unas a las otras" y eso no ha permitido en ningún momento lograr un escenario de cierta normalidad en hospitales como el HUA.

Urigoitia también asegura que el personal facultativo está "muy castigado, muy cansado" y que sigue viviendo "unas situaciones muy difíciles que les están pasando factura, física y psíquicamente". La plantilla, además, "ya era inferior a la deseable" antes de que llegara la pandemia.

"Creo que hay un cierto positivismo en relación con la vacunación. Es cierto que están viniendo y que se está pudiendo vacunar mucho, pero todavía toca estar prudentes", apunta, de nuevo Samantha González.

Un llamamiento a la prudencia al que también se ha sumado esta misma semana el exconsejero vasco de Sanidad y experto en salud pública, Rafael Bengoa, quien cree que en estos momentos "la velocidad en el control epidémico es clave" para avanzar hacia ese ansiado final del túnel. "Hay que actuar mucho más rápido de lo que hemos actuado hasta el momento", apuntó en una entrevista con Onda Vasca Bengoa , quien consideró "prematuro" el reciente levantamiento del estado de alarma.

"Lo conveniente hubiera sido mantenerlo dos meses más. ¿Por qué de repente eliminar una barrera que te hace falta? Pensar que los jóvenes que llevan un año y medio enclaustrados no van a salir o festejar fue un error", afirmó el experto.

El presidente del Colegio de médicos de Álava (Icoma) insiste en la importancia de cumplir con "las tres M", mascarilla, manos y metros, a las que en sus palabras habría que añadir "una V", la ventilación de los espacios.

La secretaria provincial del sindicato de Enfermería advierte de que las profesionales "están cruzando los dedos" ante la hipótesis de que pueda darse un nuevo rebote de contagios tras la conclusión del estado de alarma.

El exconsejero vasco de Sanidad ha remarcado esta semana en una entrevista con 'Onda Vasca' que "la velocidad en el control epidémico" es ahora "clave".

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Días se cumplen hoy desde el fin del estado de alarma.

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Multiplica la CAV la incidencia acumulada de Álava.

Contagios por 100.000 (jueves)

Vitoria116,89

ARABA124,16

CAV250,99

"Tenemos motivos para la esperanza, pero la pandemia no ha terminado"

Consejera de Salud (Twitter, miércoles 19)