- Una carta que publicó recientemente la revista Science, en la que trabajaron un grupo de científicos y médicos, explica la importancia de tomar medidas dirigidas a combatir los contagios por vía aérea. Es decir, ajustar mascarillas y mejorar la ventilación para evitar que alguien respire y se infecte con las partículas contagiosas que se acumulan suspendidas cuando no corre el aire. Además, y casi al mismo tiempo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU actualizaron sus directrices para reconocer, finalmente, el papel que desempeña el contagio aéreo.

“Existe una evidencia abrumadora de que la inhalación de SARS-CoV-2 representa una ruta de transmisión importante para la covid-19”, escriben los autores de la carta, liderados por Kimberly Prather, de la Universidad de California en San Diego. Según explican en el artículo, las personas con covid, también las que no tienen síntomas, liberan miles de aerosoles cargados de virus, y también unas cuantas gotitas, al respirar, toser, hablar o cantar. “Por lo tanto, es mucho más probable que uno inhale aerosoles que una gota, por lo que la atención debe centrarse en la protección contra la transmisión aérea”, aseguran.

Por eso, reclaman a las autoridades sanitarias que, junto a las conocidas obligaciones de distanciamiento, higiene y mascarillas, se añadan otras nuevas centradas específicamente en evitar el riesgo de estos aerosoles. “Las mascarillas deben usarse en todo momento en interiores cuando haya otras personas presentes; los aerosoles no se detienen a dos metros”. “Lo cierto es que muchas autoridades incluyen en sus recomendaciones la idea de ventilar interiores. Pero como no se explica el motivo, se cumple mucho menos”, critica el especialista en aerosoles José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado.

Prácticamente todos los organismos lo aconsejan, pero en la mayoría de los casos no con el énfasis que este grupo de científicos reclama. La semana pasada, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, aseguraba que no tenemos “evidencia sólida” de transmisión por aerosoles, aunque reconocía que “va apareciendo algún estudio que parece indicar esta línea”.