- En Euskadi, en lo que a la demanda de acceso a la primera vivienda se refiere, se da un hecho paradójico. La sociedad ha envejecido de forma más que evidente y la población de más de 65 años ha aumentado un 30% en las últimas décadas. Pero, por el contrario, la demanda de esa primera vivienda no ha conocido el descenso que parecería lógico.

¿Por qué? El principal motivo tiene que ver con la recesión de 2008, que provocó un retraso en la edad en la que los y las jóvenes abandonan el hogar familiar. El paro y la dificultad de conseguir empleos de calidad y que se consoliden en el tiempo ha hecho que la edad de emancipación se retrase.

No es difícil de entender que los jóvenes no pudieran abandonar el hogar familiar si se toma en cuenta que en los peores momentos de la recesión la tasa de paro de las personas de entre 16 y 24 años llegó a ser del 38% y del 17,9% en la franja de edad de entre 25 y 44.

Siendo cierto que la reactivación económica en la CAV a partir de 2016 ha contribuido a mejorar la situación del empleo en las distintas franjas de edad, esta mejoría no ha sido suficiente para cambiar las tendencias, ya que en 2019 el nivel de desempleo de los jóvenes de entre 16 y 24 años se situó en el 20,8% y en el 10,4% en el caso de las personas con edades comprendidas entre los 25 y los 44 años.

En consecuencia, la irrupción del covid-19 en nuestras vidas, con el consiguiente freno y batacazo en la economía, llega cuando la situación imperante es notablemente peor que la existente antes de la recesión de 2008, con todo lo que ello conlleva.

El precio medio de la vivienda nueva en Euskadi se sitúa en 3.400 euros por metro cuadrado, 2.700 euros en el caso de la vivienda usada. Estos precios y una situación económica más que preocupante dificultan, cuando no imposibilitan, que personas entre 18 y 44 años accedan al mercado de la vivienda libre.

Tampoco lo tienen nada fácil si optan por alquiler, ya que el precio de una vivienda en este régimen ha aumentado de forma evidente en los últimos años. De ahí que se aprecie un claro incremento en la demanda de vivienda protegida del alquiler, una realidad que también se constata en el caso de familias y personas ya emancipadas que no pueden hacer frente a rentas en el mercado libre.

Estos son algunos de los datos que se extraen del Informe sobre necesidades de primer acceso a la vivienda en Euskadi, llevado a cabo por Observatorio Vasco de la Vivienda, que realiza todas estas valoraciones tomando muy en cuenta la realidad demográfica de Euskadi, donde la población con edades comprendidas entre los 16 y los 44 años, amplia franja donde se aglutinan las personas que quieren acceder a una vivienda por vez primera, se ha reducido en un 22% desde 2001. Según todas las proyecciones, esta es una tendencia que se mantendrá hasta 2031 "salvo que se produzcan procesos migratorios de considerable magnitud". De lo contrario, este grupo de población decrecerá un 12,7%, mientras sube un 30% el conformado por personas de más de 65 años.

La Encuesta de Necesidades y Demanda de Vivienda del Gobierno Vasco refleja que entre 2018 y 2019 subió en un 4,2% el volumen de personas que necesitaban una primera vivienda, alcanzando ya los 64.702 demandantes.

Entre los años 2008 y 2013 el número de personas que requerían una primera vivienda se redujo en un 50%, pasando de 125.000 a 65.000, cifra esta última que se ha mantenido más o menos estable en los años posteriores, con excepción del año 2015.

No hay visos de que de que en un futuro a medio plazo, con las perspectivas económicas existentes, la situación para estas personas vaya a mejorar y seguirá siendo complicado su acceso al mercado de vivienda libre, sea en venta o en alquiler.

Según se recoge en la citada encuesta, solo una de cada tres personas de esas 64.000 que quieren acceder a su primera vivienda tienen los ingresos suficientes para hacerlo y es que menos de la mitad (44%) de demandantes en 2019 tenía un contrato indefinido.

Con este panorama, y siempre según los datos que se extraen del estudio, solo 2.394 personas se plantearían en un año comprar o alquilar una vivienda. Ya en dos años la cifra de demandas de pisos podría ascender a 10.696, monto del que un 43% corresponde a viviendas en régimen de alquiler.

En el estudio sobre necesidades de vivienda también se ha contemplado la realidad de las personas que no cuentan con ningún tipo de ingreso y necesitan una casa en la que residir, así como las de las personas de más de 45 años y de aquellas que siguen viviendo en pisos compartidos. En este grupo que contempla distintas situaciones se hallarían, según los datos recopilados el pasado año, en torno a 120.000 personas que necesitarían corto o medio plazo un total de 103.000 viviendas.

El alto precio de la vivienda de alquiler hace que se aprecie un claro aumento

en la demanda de vivienda protegida en este régimen

Entre 2018 y 2019 subió un 4,2% el número de personas que requerían una primera vivienda, pese a que baja

la presencia de jóvenes