pamplona - El cuerpo de la vecina de Burlada Blanca Esther Marqués Andrés, de 48 años, fue localizado ayer por la tarde por miembros del Servicio de Bomberos del Gobierno de Navarra en el río Arga a su paso por Pamplona, en la zona de Aranzadi. Estaba enganchado en una acumulación de materiales y vegetación en el centro del cauce, unos 6 kilómetros aguas abajo del puente de Arre, desde donde dijo haberla arrojado el pasado domingo su pareja, el pamplonés Francisco Javier Nieto Jiménez, de 50 años. Hoy se le efectuará la autopsia en el Instituto Navarro de Medicina Legal, la cual determinará si la mujer falleció por asfixia, como el lunes confesó el autor de este crimen de violencia machista, que se encuentra en prisión provisional imputado por el homicidio.

El cadáver de Blanca Esther Marqués fue hallado sobre las 16.20 horas por buzos del Grupo de Rescate Acuático del Servicio de Bomberos, quienes realizaban la búsqueda de la vecina de Burlada desde el pasado lunes, cuando su compañero sentimental acudió a la comisaría de la Policía Nacional para autoinculparse por el crimen. El cuerpo de la mujer se encontraba atrapado entre los materiales arrastrados por la corriente retenidos por el tronco de un árbol que había en el cauce del río, entre los puentes de San Pedro y de El Vergel, en el barrio pamplonés de la Rotxapea.

Avistado por el calzado rosa Los bomberos, que durante el miércoles navegaron en una embarcación por los ríos Ultzama y Arga entre Arre y la presa del Club Natación, prosiguieron ayer con la búsqueda en superficie aguas abajo. Fue uno de los submarinistas que caminaba junto a la embarcación por el cauce del río quien avistó el calzado rosa sobresaliendo del agua, ya que el cuerpo se encontraba semisumergido en una zona de un metro de profundidad aproximadamente.

El cadáver de la vecina de Burlada estaba desprovisto de la manta en la que lo enrolló el autor confeso del crimen y con la que le arrojó al río Ultzama, según la propia declaración de Francisco Javier Nieto Jiménez en la Policía Nacional y en sede judicial. Tampoco estaba el bolso con sus pertenencias personales, incluidos dos teléfonos móviles, y aparentemente no había signos de violencia, a excepción de los traumatismos que se habrían producido durante el desplazamiento por el río Arga.