Muy difícil escaparse del ruido que distrae en campaña cuando las noticias sobre presuntas tramas de fraude electoral y en la gestión pública se sumaron a los insultos que ya son parte del vocabulario de algunos líderes y lideresas políticas en el Estado. En ese marco, las candidaturas locales y forales vascas tuvieron más dificultad en encontrar espacio para sus propuestas en medio del gallinero en el que algunos partidos quieren convertir el debate de ideas. 

Preocupante, cuando menos, la dimensión de la compra de votos que se investiga en Melilla. Más aún cuando otro caso en Mojácar ha dado con los huesos del número dos de la lista del PSOE en la localidad almeriense en prisión preventiva. Y las denuncias de Núñez Feijóo sobre la autorización de plantas de energía renovable en Aragón –donde gobierna el PSOE–, respondidas por el diputado del PSOE en las Cortes de Aragón, Darío Villagrasa, recordando que en Castilla y León –donde gobierna el PP– esa gestión está en los tribunales.

Y sigue el racismo

Pero la palma de la estrategia de ensuciar las elecciones se la llevó la sospechosa habitual: Isabel Díaz Ayuso. De los autores de las célebres frases de Ayuso sobre la monarquía –“no todos somos iguales ante la ley. El rey Juan Carlos no es como usted”– y la pandemia covid –“los contagios se dan sobre todo en los distritos del sur, entre otras cosas por el modo de vida que tiene nuestra inmigración”– llegó España no es un país racista pero hay conductas racistas en la política. Las hay en el PNV, es fundamento del Partido Nacionalista Vasco, ahí lo llevan”

Le respondió Andoni Ortuzar recordándole quién es su partido el que recibe más votos allí donde más incidentes de racismo y xenofobia se registran. Y sí, curiosamente, es el PP. “Mire en su casa y deje la de los demás en paz”, recomendó a la presidenta de Madrid.

Agendas vascas

¿Y qué fue de las agendas vascas? Pues intentando hacerse hueco entre el ruido. Hay que agradecer a las y los candidatos que insistan en proponer, en legítima divergencia, prioridades locales, aunque algunos siguen mostrando una dependencia que les rebaja el brillo como teloneros de las visitas.

El PSE se trajo a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Con carácter general, las candidaturas socialistas en Euskadi se definen por oposición al PNV y sus mensajes cargan contra las políticas que en los últimos cuatro años han compartido como socio secundario de los acuerdos municipales y forales.

Elkarrekin Podemos apostó a su vez por Yolanda Díaz, que discrepa con elegancia de las políticas en Euskadi –”absolutamente disconforme”, dijo– y proyectó a la coordinadora de Podemos en Euskadi, Pilar Garrido, como la adalid de la Ley estatal de Vivienda –y su invasión competencial–. Ninguna de las dos disputa alcaldías.

Las y los candidatos del PNV incidieron en políticas territoriales y municipales de desarrolo económico y transformación industrial, proyectos urbanísticos, medioambiente y cohesión social. Son aspectos que cualquier programa que se precie reunirá pero que no todos ponen a la cabeza de las propuestas a los electores.

EH Bildu insistía en Bilbao y en Donostia en el eje de su campaña: su apoyo a la Ley española de Vivienda- La coalición fía sus fundadas expectativas de crecimiento en que el voto joven está buscando casa de alquiler y se siente fuerte con anuncios de promociones públicas, aunque Pedro Sánchez ya amortizó esa estrategia hace semanas.