Demetrio Jiménez Orte acaba de regresar del Hospital de Leza y al mediodía tiene que salir de nuevo de la notaría de Laguardia para acudir a un domicilio particular de Labastida. En un día le toca tramitar dos poderes electorales solicitados por dos electoras que el 28 de mayo no podrán acudir a las urnas por impedimento físico. “Aquí, en Rioja Alavesa, son muy pocos los casos; el poder que voy a firmar al mediodía es el tercero, pon que entra otro, pero seguro que no más”, calcula.

Entrega del voto por correo en un colegio electoral.

Como curiosidad, recuerda que en su anterior destino, la isla canaria de El Hierro, firmó más de cien poderes en los comicios municipales y al Cabildo de 2003. “Llevo veinte años en Laguardia y la media es de cuatro por elección, como este año; supongo que depender del lugar”, dice.

Otorgar poderes electorales es una de las funciones de los notarios en periodo electoral, aunque no hay contabilizados datos sobre la cifra global, según el Colegio vasco de Notarios. La ley prevé que si un ciudadano padece una enfermedad o incapacidad que le impide desplazarse a solicitar el voto por correo, puede otorgar un poder electoral para que otra persona lo haga en su nombre.

Para ello, el notario elegido se desplazará al domicilio, hospital o lugar donde se encuentre el elector para confirmar tanto su capacidad física, como que posee el discernimiento para otorgar dicho poder. Si todo es correcto, autorizará el poder electoral con el que dicho ciudadano delegará en otra persona la tramitación del voto por correo en su nombre. “El poderante sólo puede otorgar un poder y el apoderado únicamente serlo de un votante”, aclara el notariado.

“El poder electoral es una escritura notarial, con la particularidad de que no se utiliza papel de escritura matriz sino papel de copia simple”, detalla Demetrio Jiménez Orte. Un trámite gratuito en su totalidad. Hoy, 18 de mayo, finaliza el plazo para solicitar dicho poder para las elecciones del 28M, coincidiendo con el último día para votar por correo.

Ninguna duda

“Hasta ahora no he tenido ninguna duda, de lo contrario, no otorgo el poder”, confiesa el notario. Su labor es visitar a la persona impedida, entablar una conversación privada y comprobar que está en plenas facultades mentales para ejercer su derecho al voto; también que existe un problema de movilidad que le impide acudir a Correos o al colegio electoral el día de las votaciones.

La labor del notario es, en definitiva, acreditar la identidad y capacidad de la persona que le solicita el poder electoral. Por lo tanto, siempre tiene que visitarle esté donde esté. Lo más habitual es que se desplace a un hospital, domicilio o residencia de personas mayores. “Entiendo que es la única manera que estas personas tienen de votar porque la urna no puede salir del colegio electoral, eso es sagrado”.

El elector, por su parte, tiene que identificarse con el DNI y presentar el certificado médico que acredita qué causa le impide acudir el día de las elecciones a su colegio electoral para introducir la papeleta en la urna. “Normalmente, cuando algo así sucede se ponen en contacto con la notaría, la mayor parte de las veces el familiar al que la persona impedida va a concederle el poder electoral, que no es para votar sino para que le haga los trámites del voto por correo. Luego, es esa persona de confianza, la apoderada, la que tendrá que ir a Correos, recoger las papeletas de todos los partidos y llevárselas a la persona impedida para que elija una y se la entregue en Correos”, detalla.

“En el caso de la señora de Vitoria hospitalizada en Leza fue su hermana la que se puso en contacto con nosotros. Nos hizo llegar el certificado médico que es necesario incorporar para justificar el poder electoral, lo redactamos y esta mañana he ido al Hospital de Leza y he hablado con esta mujer de unos 80 años que, por otra parte, ya la conocía porque lleva bastante tiempo ingresada y tuvo que hacer otro documento notarial”, cuenta. “Me estaba esperando, le he acreditado los datos y comentado el contenido del documento y lo ha firmado. Así, una vez en la notaría, “sacamos una copia y su hermana vendrá a recogerla para tramitar el voto por correo”, añade.

Disponible en jornada electoral

El 28 de mayo, Jiménez Orte deberá igualmente estar localizable a lo largo de toda la jornada electoral. “Tenemos obligación de estar disponibles”. Es otra de las funciones de los notarios en elecciones. “Contribuye al buen desarrollo de los comicios”, aprecia el Colegio. Así, las notarías alavesas estarán de guardia desde una hora antes de la apertura de los colegios hasta una hora después de su cierre.

El objetivo es que el notario dé fe si es requerido en caso de incidencias en los colegios electorales; por ejemplo, falta de papeletas, problemas de accesibilidad para personas con movilidad reducida, urnas en mal estado, etc. “En 25 años de servicio nunca me han requerido”, constata el notario de Laguardia. Esto, añadido al pequeño número de poderes electorales que transmita le transmite sensación de tranquilidad, de que no hay una tensión muy elevada. “Es un termómetro el de los poderes electorales para medir si hay o no disputa encarnizada por el voto”, piensa. Por ahora, “todo va correcto”, aplaude.