El candidato popular se muestra muy crítico con la gestión del ejecutivo foral y el “alarmante nivel de agravio” a Álava por parte del Gobierno Vasco en materia de inversiones. Además, minimiza el efecto Vox en la política territorial: “mucha gente considerará que es tirar el voto a la papelera”, zanja Oyarzabal.

Se presentan como “el único cambio real y posible” en Álava. ¿Se ve liderándolo tras el 28-M?

No es la primera vez que el PP gana las elecciones en Vitoria y Álava. Lo hemos hecho otras veces, hemos gobernado en minoría, hemos acordado con el PSE y con el PNV los Presupuestos y se han hecho muchas más cosas. Ahora tenemos una elección: más de lo mismo, que es lo que representan el PNV y el PSE con su proyecto agotado, o cambio. Y frente a ese más de lo mismo, o Bildu, o PP: esa es la elección que tenemos. Pensamos que nosotros somos el cambio real y sensato porque frente a los que siempre dicen no a todo, que son los de Bildu, cuando el PP ha gobernado este territorio pita.

Con semejante fragmentación política, esas alianzas van a ser obligadas de nuevo.

Obvio. Estoy convencido de que el PNV y el PSE van a perder la mayoría absoluta. Se abren esas opciones de cambio y aspiramos liderarlo. Hemos demostrado en las Juntas Generales ser la verdadera oposición. Lo hemos hecho de manera constructiva, con propuestas, y presentamos ahora un equipo que tiene experiencia de gobierno. Nos hemos convertido de manera definitiva en el partido que defiende mejor a Álava y que puede plantar cara a instituciones fuertes.

¿Qué quiere decir?

Somos el único partido capaz de plantar cara a un Gobierno Vasco que nos está dejando fuera de las principales inversiones y proyectos. Los últimos años de PNV y PSE han sido cuatro de parálisis y otros cuatro de retroceso, en todos los ámbitos. El nivel de agravios es ya alarmante, y Vitoria es la que está pagando más el pato. Cualquier ciudadano que hoy vaya a Bilbao piensa que está en otro planeta, porque el chorro de dinero se ha concentrado allí. Nos hemos quedado fuera de juego. Este es un nacionalismo de amiguetes, de un partido salpicado por la corrupción como ha demostrado la sentencia del Supremo con el caso de Miguel.

Las encuestas les dan buenas perspectivas a nivel estatal, pero no aquí.

Bueno, nosotros en cambio tenemos encuestas que nos dan buenas perspectivas en Álava. No sé si aquí juegan también los Tezanos del PNV, pero hay muchas encuestas a nivel nacional que dicen que en unas generales el PP puede ganar o quedar segundo en Álava. Y quedar segundos en Álava significa ganar en Vitoria.

¿Y qué dicen sus encuestas?

Lo que hemos detectado claramente en Vitoria es que entre una parte importante de votantes del PNV y el PSE hay una decepción sobre su gestión de estos años. Y que una parte de ellos creen que hace falta un cambio. Yo aspiro a que confíen en mí personas que en otras ocasiones han podido votar al PNV, al PSE o a otros partidos y que ahora están defraudadas por la gestión de Urtaran y Ramiro González. Una mayoría social que cree que el PP, independientemente de la ideología de cada uno, ha sido el partido alavesista por antonomasia y con el que Vitoria llegó a primera división en muchos ámbitos. Los cuatro años próximos son determinantes para lo que vaya a ser la ciudad y el territorio en los próximos 30 años.

Entra también en estas elecciones un nuevo actor, que es Vox. La lógica dice que les van a restar votos.

Por eso el PNV y el PSE están empeñados en que entre Vox. Son sus principales aliados. Realmente, Vox entró en el Parlamento Vasco porque votó menos de la mitad de los alaveses en aquella ocasión, en plena pandemia. Ninguna encuesta da que vayan a entrar en Vitoria-Gasteiz.

Pero quitarán votos.

Bueno, sí. También nos los quitaron Ciudadanos y UPyD, puede ser. Nosotros creemos que Vox no existe en el panorama político alavés. No es un actor que cuente. Alguna encuesta da que entran en Juntas Generales, pero estamos convencidos de que no entrarán porque mucha gente seguramente considerará que es tirar el voto a la papelera. En todo caso, no es un actor que nos vaya a marcar en absoluto nuestra posición política.

¿Le incomodan los pactos de su partido con esta formación?

No me incomodan porque entiendo que responden a una realidad concreta en Castilla y León. Al día siguiente de las elecciones, hay que gobernar con mayorías estables. En aquel momento, cuando el PSOE se negó a ningún tipo de diálogo con el PP, no quedó otra. Es verdad que en algunas comunidades Vox ha tenido un respaldo importante. Nosotros estamos trabajando para que en Álava tenga el menor resultado posible.

¿Cuál sería la primera medida que pondría en marcha si llega a ser diputado general?

Hay que cambiar el chip. Álava tiene potencial para recuperar la posición y hacer muchas más cosas que ahora: apoyar al tejido productivo, el empleo, rebajar impuestos para hacer el territorio más atractivo y también a las familias que lo están pasando mal. Hay mecanismos para actuar desde la fiscalidad, para poner en marcha medidas de choque en materia de vivienda, como la que hemos planteado de avalar hasta el 95% en la compra a los jóvenes de hasta 35 años. Y tenemos que hacer una apuesta clara por los servicios públicos: en materia de sanidad, revertir todos los cierres. Volver a ser pioneros en servicios sociales y hacer apuestas en materia de infraestructuras, que Vitoria sea el punto de conexión de la Y vasca con el corredor atlántico y mediterráneo.

Habla de materias en las que la Diputación no es competente... 

Yo siempre le digo al diputado general que hay muchas cosas que no son de su competencia, sino de su incumbencia, como los servicios públicos que los gobiernos central y vasco prestan en Álava. Y vemos que, en lugar de una Diputación potente, tenemos una mera sucursal del Gobierno Vasco, sumisa ante las decisiones que se toman fuera de Álava. El PNV se ha convertido en un partido antialavés, porque no pinta nada aquí.

¿Bajar impuestos ahora casa con mantener los servicios públicos?

Casa absolutamente. Tenemos peores servicios que nunca y pagamos más impuestos que nunca. La Diputación ha recaudado este año 300 millones más y tiene un presupuesto récord de 650 millones. Estamos en récords de recaudación desde hace tres años. ¿Cómo puede ser que la única inversión importante del Gobierno Vasco en los últimos 20 años haya sido el BEI? Hablamos de rebajar impuestos a las familias con ingresos de hasta 40.000 euros, de devolverles dinero para que puedan consumir más. Lo que pierdes por un lado, lo recuperas en la recaudación por IVA. El PNV y el PSE están tan convencidos de que van a seguir gobernando eternamente que no están haciendo lo que deben por gestionar mejor los servicios públicos. Es inadmisible que sin que veamos nuevos proyectos de inversión, se esté aumentando el gasto corriente y la deuda. Y los chiringuitos.

Visto lo visto, ¿hay puentes con sus rivales políticos para entenderse?

Ha habido puentes siempre, pero la mayoría absoluta ha hecho al gobierno actuar con tal prepotencia que no ha querido hablar con nadie. Hemos llegado a más acuerdos con los demás partidos de la oposición durante toda la legislatura que con el PNV y el PSE.

En servicios sociales, que es la cartera foral con más peso, ¿cuáles son sus propuestas estrella?

250 nuevas plazas residenciales para personas mayores y una apuesta clara por la atención en casa tanto a mayores como a dependientes. Tenemos el programa más potente de ayudas a cuidadores: duplicaremos la ayuda para familias cuidadoras que tienen hijos o personas mayores o dependientes a su cargo en casa. Ha habido un retroceso en la atención a la discapacidad y la salud mental.

¿Y qué plantea para dar un impulso más al medio rural?

El equilibrio territorial no solo pasa por apoyar más al sector primario. Se trata de que los pueblos tengan más y mejores servicios básicos: una mejor atención sanitaria, servicios bancarios, mayor conectividad... es lo que están reclamando los pueblos. Si queremos fijar población en los pueblos, los jóvenes necesitan más facilidad para la adquisición de vivienda.