- La parálisis que mantiene en el dique seco el proceso de transferencias para cumplir el Estatuto de Gernika comienza a preocupar seriamente al Gobierno Vasco. La demora que acumula el calendario, que recoge una treintena de transferencias y que había sido comprometido por el propio Ejecutivo español, motivó ayer una nueva queja pública del lehendakari, Iñigo Urkullu. Ya denuncia sin tapujos que el gabinete de Pedro Sánchez no pone en práctica “la voluntad expresada ni la actitud necesaria para dar cumplimiento a sus propios compromisos”.

Así lo criticó en el discurso inicial que pronunció en la jornada organizada por DEIA bajo el título Retos Euskadi 2022: construir el futuro tras dos años de pandemia. Este mensaje lo lanzó en su charla en el Museo Guggenheim de Bilbao, unas horas antes de mantener la reunión con la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, en el Palacio de Ajuria Enea. De hecho, Rodríguez reaccionó a estas palabras anunciando que ya ha enviado una contraoferta sobre el Ingreso Mínimo Vital al Gobierno Vasco, y confirmó que la transferencia será íntegra y por un plazo indefinido. Desde su Ministerio, dieron por desbloqueado el diálogo. En cualquier caso, fuentes del entorno del lehendakari explicaron a este periódico que el emplazamiento de Urkullu sigue vigente por dos motivos: por un lado, porque el Gobierno Vasco tendrá que analizar esta oferta y, por otro, porque ese traspaso fue pactado entre el Ejecutivo español y el PNV, y Urkullu está hablando también de los treinta traspasos que son un compromiso adquirido con su gabinete y que siguen pendientes.

El lehendakari había recordado que fue el propio Gobierno español quien se comprometió con un calendario de transferencias el 20 de febrero de 2020, lo actualizó tras la pandemia, y “el balance es manifiestamente mejorable”. Urkullu reclamó de esta manera a Sánchez que pase de las palabras a los hechos, tras una semana en la que el Gobierno español ha repetido la consigna de que tiene voluntad, pero que los trabajos técnicos y jurídicos llevan su tiempo. Urkullu trasladó que el balance no se puede sostener únicamente en la convocatoria de la Comisión Mixta de Transferencias que tuvo lugar el 10 de mayo y que sirvió para plasmar cuatro traspasos, como la gestión de las prisiones. Una treintena de materias siguen pendientes, algunas de las pactadas en mayo tuvieron que esperar hasta diciembre para ejecutarse, y el Gobierno español no termina de transferir el Ingreso Mínimo Vital “en su integridad” pese a haber ratificado el acuerdo con el PNV “en tres ocasiones”. Urkullu no constata “la puesta en práctica” de la voluntad que expresa Moncloa.

También reveló que su último contacto con Sánchez por carta tuvo lugar la semana pasada, cuando el propio mandatario español respondió a la misiva del lehendakari que solicitaba una Conferencia de Presidentes para abordar la crisis por la variante ómicron. Una Conferencia que, además, ya se produjo en diciembre. Las fuentes consultadas aseguran que la carta de Sánchez fue simplemente un acuse de recibo. Su última reunión bilateral tuvo lugar en febrero de 2021, y Urkullu aspira a “mejorar” la relación, pero también a que el Gobierno español aborde la relación con Euskadi de manera “estructural”, sin “tacticismos” ni “cortoplacismos”.

El incumplimiento del Estatuto de Gernika colea desde hace más de cuatro décadas, y el gabinete del lehendakari cree que se han agotado los pretextos sobre las dificultades técnicas o la pandemia. Ahora interfieren de nuevo las elecciones en Castilla y León, y el mantra de la recuperación económica y los fondos europeos, que ha eclipsado toda la agenda de Sánchez. Las transferencias han sido apenas una decena desde que Sánchez accedió a La Moncloa, y la parálisis ha llegado a tal punto que la consejera de Autogobierno, Olatz Garamendi, decidió no acudir a la reunión preparatoria de la Conferencia de Presidentes. También dio el paso de remitir a la ministra Rodríguez tres propuestas sobre la gestión del litoral, meteorología y fondo de protección a la cinematografía. El IMV tendría que haber llegado en octubre de 2020. El propio Urkullu envió una carta a Sánchez en abril para mostrar malestar.

Urkullu presentó el autogobierno como la herramienta más “eficaz” para hacer frente a la pandemia y reactivar la economía. “La profundización del autogobierno económico y financiero es un objetivo siempre presente en nuestro modelo de gobernanza”, dijo. Valoró las reuniones de la Comisión Mixta del Concierto para concertar nuevos impuestos con el Estado, la propuesta que él lidera para que 16 territorios europeos con competencias legislativas puedan tener voz en la Unión, y el protocolo de colaboración con Nafarroa. “En la visión del futuro de Europa, abogamos por una colaboración más estrecha entre realidades nacionales, para ir avanzando en el plano político, tal y como hemos logrado avanzar en el económico a través de la integración del Concierto Económico en el proceso de construcción europea”, dijo. También vio un contexto “favorable” para ampliar el autogobierno, y recordó que el Estatuto tiene 42 años.

“No se constata la puesta en práctica de la voluntad expresada ni la actitud necesaria para cumplir sus compromisos”

“La prioridad es la defensa del autogobierno reconocido, pero estamos en un escenario favorable para avanzar en él”

“Me preocupa que en la relación del Estado con Euskadi lo que impere sea el cortoplacismo y el tacticismo”

“Desde mi respeto institucional, aspiro a que en la reforma laboral se respete el marco vasco”

Lehendakari