- Día de buenas y malas noticias para el PP. Por la mañana, Pablo Casado se había sacudido la presión de Pedro Sánchez escenificando que su rechazo a la reforma laboral no ha abierto una brecha en la relación con la patronal. Pero, por la noche, el Gobierno español contraatacó exhibiendo el respaldo de Bruselas.

Pedro Sánchez había redoblado esfuerzos en las últimas jornadas para que Pablo Casado permitiera la aprobación de la reforma laboral con su abstención. Lo fiaba todo a la sintonía del PP con la patronal española CEOE, que sí forma parte del acuerdo. Pero el líder del PP escenificó que no se ha abierto ninguna brecha con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, quien quitó hierro a la posibilidad de que el PP vote en contra de la reforma. Garamendi negó que existan “asperezas o problemas”. Abrazos y confidencias sirvieron para escenificar, al menos en público, que no hay tensiones. “Ni yo llamo a Pablo para decirle lo que tiene que hacer, ni él me llama a mí, lo quiero dejar muy claro y no sé si deberíamos cogernos una habitación en este hotel para demostrar nuestra relación extraordinaria”, llegó a bromear Garamendi.

El mismo día, Casado recibió otro salvavidas: el expresidente Mariano Rajoy, el artífice de la reforma laboral que querían desmontar el PSOE y Unidas Podemos, respaldó a su sucesor en el PP porque el modelo que plantea ahora el Gobierno español es “peor que lo que había”, según dijo en Canal Sur Radio. Hasta la fecha, las voces que presionaban al PP le pedían que diera el visto bueno a la reforma de la vicepresidenta Yolanda Díaz con el argumento de que, en realidad, tampoco hace tabla rasa ni se lleva por delante todos los aspectos que introdujo el PP. Por ejemplo, no se toca la indemnización por despido, que no subirá. Rajoy admitió que los cambios han sido menores pero, aun así, cree que no deberían haberse producido: “No se han cargado la reforma del PP y la que han hecho es peor que la que había y, por tanto, yo no veo ninguna razón por la que el PP tenga que votar eso”.

Pero, por la noche, el Gobierno español esgrimió la baza europea. La vicepresidenta primera de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, avanzó para presionar a los grupos que Bruselas ha realizado una primera valoración “positiva” de la reforma. Lo dijo tras la reunión del Eurogrupo, y espera que la ratifique el Congreso, con el argumento de que Europa, que tiene que liberar los fondos de recuperación, la avala.

Garamendi negó que existan asperezas con Casado en la VIII edición del Foro de Innovación Turística de Hotusa. Aunque insistió en que la reforma “es buena para el país y da muchísima estabilidad”, dijo respetar al PP. “Yo respeto la posición del PP”, zanjó, aunque repitió que no quiere que el Congreso mueva una sola coma.