- Manu Ayerdi puso fin ayer a más de cinco años de gestión en el departamento de Desarrollo Económico. Una legislatura y media al frente de una de las principales consejerías del Gobierno de Navarra que dejan un saldo de más luces que sombras, lastradas sin embargo por una de sus primeras decisiones el Gobierno foral: los 2,6 millones en ayudas a Davalor a través de la empresa pública Sodena. Ayerdi recibió ayer el apoyo y reconocimiento a su labor tanto de su partido, el PNV, como de Geroa Bai.

La denuncia de UPN en el Supremo y presión política y mediática de los últimos días -con cierta connivencia del estamento judicial-, han acabado precipitando una decisión que quienes le rodean consideran “realmente injusta”, y que el propio Ayerdi atribuyó ayer a una operación política. “Considero la querella totalmente infundada, y estoy absolutamente tranquilo respecto al fondo de la cuestión”, defendió Ayerdi, que criticó que cinco años después el partido de Esparza siga aferrado a esta cuestión. “La obsesión de UPN es casi patológica, y desde luego no habla nada bien de una fuerza política que aspira a liderar la Navarra del siglo XXI”, lamentó.

La dimisión, anunciada pasado el mediodía, se había convertido en algo inevitable. Demasiadas noticias en torno al futuro político y judicial del consejero como para mantener una situación que empezaba a generar inestabilidad en el propio Gobierno. Las amenazas a UPN con denunciar también a la presidenta, con el posible relevo al frente del Departamento ya conocido y la perspectiva de varios meses en diligencias en Supremo hacían poco recomendable mantener la situación. Incluso en el caso de que, como sostienen los abogados del propio Ayerdi, la querella de UPN acabe archivada por falta de indicios delictivos.

Así lo asume el propio Ayerdi. Visiblemente afectado por una decisión a todas luces dolorosa, y con la voz encogida cuando recordó los sacrificio familiar que exige la gestión pública. “A la vista de la situación política y mediática creada, he llegado al convencimiento de no es bueno prolongarla ni para mí y mi entorno, ni para la estabilidad institucional que Navarra necesita en este momento tan complejo”, argumentó.

Compareció solo en la sala de prensa del Gobierno, aunque arropado entre el público por el vicepresidente de Geroa Bai, José Mari Ayerdi, y las directoras generales de su departamento, Yolanda Blanco y Maitena Ezkutari, ambas visiblemente emocionadas. Algunos cargos del PNV también se acercaron al Gobierno.

Ayerdi defendió su gestión al frente del departamento, primero como vicepresidente y ahora como consejero de Desarrollo Económico. “En estos cinco años y medio en el Gobierno me he dedicado con toda mi energía y capacidades a tratar de mejorar el presente y el futuro de Navarra. Ha sido un honor poder hacerlo”, argumentó el exconsejero, que defendió la actividad política pese a que hoy en día “no resulte nada atractiva”. “Hoy, y en esta situación, quiero decirles que la buena política es más necesaria que nunca”, reivindicó.

Ayerdi tuvo palabras de recuerdo y reconocimiento a todas las personas que han trabajado con él durante este tiempo, así como a sus dos presidentas, Uxue Barkos y María Chivite. También para su familia. “En lo que a mí me toca, la vida sigue. Hoy se cierra una etapa. Ahora me toca pensar y decidir qué nueva etapa quiero emprender”, apuntó Ayerdi, que admitió que hay personas que están pasando situaciones “más complicadas” que la suya y que “están siendo capaces de mirar al futuro y afrontarlo con energía e ilusión”. “Esa será también mi hoja de ruta”, concluyó.

Fue una comparencia breve y sin preguntas, y en la que Ayerdi no quiso profundizar en el caso Davalor. Recordó que siempre ha mostrado su disposición a dimitir si finalmente adquiría la situación procesal de investigado, algo que a su juicio “todavía no ha ocurrido”. “Hemos pedido una aclaración al Supremo, y todavía no se ha producido”, apuntó el consejero, que dijo estar tranquilo con el proceso judicial que se puede abrir a partir de ahora.

La dimisión no obstante cambia por completo el escenario judicial. Con la salida del Gobierno Ayerdi renuncia también a su aforamiento, por lo que el Supremo deja de ser competente para llevar a cabo la instrucción. El Alto Tribunal deberá inhibirse ahora en favor de la Audiencia Provincial, que asignará un juez instructor para que analice la querella de UPN y, en su caso, ordene las diligencias oportunas. Algo que podría ocurrir en una o dos semanas.

A partir de ahí el proceso es toda una incógnita, y depende en gran medida de lo que decida el juez. En principio, tiene seis meses para llevar a cabo la instrucción, tomar las declaraciones oportunas y decidir si hay causa suficiente para abrir juicio, o archiva el proceso al no apreciar causas delictivas. Podría sin embargo ampliar el plazo de instrucción si declara la causa como compleja. El escenario deja en cualquier caso un gran margen de actuación a UPN, que podrá pedir pruebas y declaraciones a su gusto. De momento ya ha anunciado que llamará a testificar a Barkos y a otros altos cargos del Gobierno anterior, a lo que tratará de dar toda la difusión mediática posible.

“La obsesión de UPN es casi patológica y no habla nada bien de una fuerza que aspira a liderar Navarra”

Exconsejero de Desarrollo Económico