- El Papa denunció ayer que la pandemia ha exacerbado “la tendencia a cerrarse” también en el ámbito internacional, lleno de “inmensas tragedias” que se “pasan por alto” y recetó diálogo y no “atajos”. “Resuena a nuestro alrededor y en el mundo entero, vemos todavía muchos conflictos, crisis y contradicciones. Parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos. Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto”, lamentó el Pontífice durante la bendición Urbi et Orbi, asomado al balcón de la Logia central del Vaticano, tras la ausencia de 2020 por la pandemia, ante decenas de fieles reunidos en la plaza de San Pedro con mascarillas, pero sin guardar distancias de seguridad.

El Papa aprovechó la tradicional bendición Urbi et Orbi, que en latín significa a la ciudad (Roma) y al mundo y que se imparte dos veces al año: el Domingo de Pascua y el día de Navidad, para pedir que las vacunas lleguen “a las poblaciones más pobres”.

El Papa recordó la violencia que se vive en el mundo e incidió en “el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación” de muchas personas. Francisco hizo un repaso de los pueblos que están siendo golpeados por algún tipo de conflicto violento como Irak, que ha provocado “muchas víctimas y un número incalculable de refugiados”, o Yemen, que ha sufrido una “enorme tragedia” olvidada por todos”.

El Pontífice denunció también “las continuas tensiones entre israelíes y palestinos”, que se prolongan sin solución. “No nos olvidemos de Belén, el lugar en el que Jesús vio la luz, que vive tiempos difíciles, también a causa de las dificultades compartió nuestros dramas y rompió el muro de nuestra indiferencia”, señaló. Además, instó a la comunidad internacional a comprometerse con la asistencia humanitaria con las poblaciones que “se ven forzadas a huir de su patria” como los afganos.

De este modo, instó a las autoridades políticas a “pacificar las sociedades devastadas por tensiones y conflictos”, también en Birmania, donde la intolerancia y la violencia “golpean a la comunidad cristiana y los lugares de culto, y opacan el rostro pacífico de sus gentes”.