El conocido periodista afgano Maroof Sadat fue asesinado a tiros en la tarde de este sábado por un grupo de atacantes armados no identificados en la ciudad de Jalalabad, capital de la provincia oriental de Nangarhar.

Sadat "fue martirizado por atacantes armados hoy a última hora de la tarde en la ciudad de Jalalabad y fue asesinado antes de ser trasladado al hospital", confirmó a Efe Zeerak Zaheen, propietario de Abaseen Radio, medio donde el periodista trabajó durante los últimos ocho años.

El periodista afgano, que llevaba ejerciendo desde 2006, recibió en las últimas semanas varias amenazas de muerte y estaba tratando de huir a Kabul para no ver peligrar su vida.

"Hace cuatro días me llamó preocupado y dijo que estaba recibiendo serias amenazas de muerte por parte de varias fuentes desconocidas y que incluso no podía viajar a su aldea", aseguró Zaheen.

Por el momento, nadie se ha atribuido la autoría del asesinato de Sadat, aunque en los últimos años, tanto los talibanes como el grupo yihadista Estado Islámico (EI) han estado involucrados en los principales ataques contra periodistas y medios de comunicación en Nangarhar.

El asesinato del periodista afgano coincide con la muerte este sábado de al menos cinco personas, entre ellas un niño y varios talibanes de las fuerzas de seguridad, en un ataque cerca de un mercado de Nangarhar, el principal bastión del EI en Afganistán.

Al menos 33 periodistas o trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados entre 2018 y 2020 en Afganistán, según el último informe de la ONU publicado en febrero de este año.

Ahora, desde que los islamistas tomaron el control de Afganistán el pasado 15 de agosto, los periodistas afganos se enfrentan a amenazas mayores, obligando a cientos de ellos a abandonar el país o a dejar sus trabajos y vivir escondidos por miedo a posibles represalias.

En las últimas semanas, los combatientes talibanes han golpeado y arrestado temporalmente a decenas de periodistas, sobre todo durante la cobertura de las recientes protestas de mujeres que se registraron en varios puntos del país.

Es el caso de Murtaza Samadi, un joven periodista que fue liberado el pasado 30 de septiembre tras haber sido arrestado hace tres semanas por los talibanes por cubrir una protesta de mujeres en la ciudad oriental de Herat.

La llegada al poder de los talibanes también ha causado el cierre de al menos 153 medios de comunicación afganos, entre las que se encuentran televisiones, radios, periódicos y agencias de noticias.

Actualmente no se imprime ningún periódico en la capital afgana, donde había unos 20 periódicos antes de su caída.