- El presidente afgano, Ashraf Ghani, culpó ayer a Estados Unidos por su decisión “abrupta” de retirar sus tropas del país y por un proceso de paz “apresurado”, provocando así el grave deterioro de la situación de seguridad que padece Afganistán, donde los talibanes avanzan a un ritmo sin precedentes. “La razón detrás de nuestra situación actual fue que esta decisión (la retirada de Estados Unidos) se tomó de forma abrupta. Le dije al presidente de Estados Unidos que aunque respeto su decisión (...) sabía que tendría consecuencias y que esto recaería sobre el pueblo afgano”, afirmó Ghani en una sesión especial del Parlamento.

La decisión de Estados Unidos de retirar sus tropas y las fuerzas de la OTAN se tomó “abruptamente”, y el proceso de paz, coordinado por el enviado especial de Washington para la reconciliación afgana, Zalmay Khalilzad, se basó en “teorías inmaduras”, aseveró. “Hoy nos enfrentamos a una gran prueba nacional”, añadió el presidente afgano, cuyo Gobierno enfrenta la peor crisis de seguridad vivida en la nación en dos décadas de guerra, con un avance sin precedentes de los talibanes.

En este momento, Afganistán se enfrenta a una “agresión terrorista sin precedentes” y las fuerzas nacionales luchan contra una “alianza de terroristas, traficantes y organizaciones criminales”, aseguró Ghani, que ha dicho recientemente que una decena de miles de terroristas extranjeros se han infiltrado en el país, aprovechando la retirada de EEUU, para unirse a los talibanes.

El manejo de los peligros “creados como resultado de la retirada de las tropas internacionales son ahora nuestra responsabilidad”, señaló Ghani refiriéndose al avance territorial de los talibanes que han puesto bajo su control cerca de 125 centros de distrito, seis cruces fronterizos, y asedian varias capitales de provincia.

Con el inicio de la fase final de la retirada, el pasado 1 de mayo, los últimos tres meses pusieron al país frente a una situación inesperada, por “la falta de preparación mutua y cierta debilidad en los rangos medios del Gobierno que dejaron como resultado una situación de incertidumbre y ambigüedad”, reconoció el presidente.

Además de las consecuencias de la retirada, el presidente afgano criticó abiertamente el proceso de paz promovido por Estados Unidos, que fue parte del histórico pacto firmado por Washington y los talibanes en febrero del año pasado.

El acuerdo que firmó EEUU con los insurgentes en Doha, y para el que pactó retirar sus tropas, “no logró la paz y, en cambio, solo se convirtió en esfuerzos para legitimar al grupo talibán e ignorar los planes de paz del Gobierno afgano”, dijo. “En lugar de un proceso nacional y realista, esto fue reemplazado por un proceso apresurado e importado, un proceso que se basó en teorías crudas e inmaduras y su base fue la presión sobre la república y la destrucción de la democracia”, criticó.

Afganistán vive un momento de extrema violencia, exacerbado durante la fase final de la retirada de las tropas de la coalición. De acuerdo con la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, entre los pasados mayo y junio, al menos 783 civiles murieron y 1.609 resultaron heridos, lo que podría convertir este en uno de los periodos más sangrientos del país.