- Más de 48 millones de ciudadanos del Reino Unido fueron llamados a votar ayer en unas elecciones municipales parciales y regionales que suponen la primera prueba de fuego para el primer ministro, el conservador Boris Johnson, y el nuevo líder laborista, Keir Starmer, tras la consumación del brexit.

En la capital británica, los vecinos acudieron a los colegios electorales, adaptados con medidas de seguridad frente a contagios de coronavirus, en un goteo de votantes desde primera hora de la mañana.

Debido a las restricciones por la pandemia, se espera que los resultados de las elecciones -que ya de por si suelen tomar su tiempo- se conozcan de forma escalonada entre el viernes y el lunes.

Para Holt, una jubilada que presume de haber vivido “toda la vida” en Tooting, un barrio del suroeste de Londres donde también creció -y sigue residiendo- Sadiq Khan, la eficiente gestión de la pandemia beneficiará al alcalde laborista, que “lo ha hecho mejor que Johnson”, y lo llevará “probablemente” a imponerse a su rival conservador, Shaun Bailey.

Lo mismo auguran Chris y Nick, dos jóvenes que se mudaron a la capital británica hace tres años para trabajar en el sector financiero, quienes remarcaron que el futuro líder de la ciudad debe tener entre sus prioridades atajar la criminalidad, que ha crecido durante el mandato de Khan, y mejorar el acceso a la vivienda, algo que preocupa “a todas las edades”.

Estos problemas, junto con los coletazos del brexit y la recuperación económica después de un año de pandemia, coparán la agenda de los miles de candidatos que los británicos eligen este jueves para pilotar el Reino Unido en su nueva era tras del divorcio con Bruselas.

Si bien las encuestas de principios de año insuflaron optimismo a los laboristas, que se mantenían codo con codo con los conservadores gobernantes, los tories ganaron popularidad en los últimos meses gracias al éxito del plan de vacunación y esperan ahora consolidar su dominio en Inglaterra.