n 1789, Thomas Jefferson se reunió con el presidente George Washington para desayunar. Durante la conversación, Jefferson criticó la idea de crear una segunda cámara legislativa, el Senado, que en su opinión era innecesaria. En ese instante, Washington preguntó a su interlocutor:

- "Por qué has vertido el café en ese platillo antes de beberlo?"

- "Para enfriarlo", respondió aquél, "mi garganta no está hecha de bronce".

-"Exacto"-replicó Washington- "por eso mismo necesitamos verter nuestra legislación en el platillo del Senado, para enfriarla".

La tradición legislativa norteamericana descansa en la idea de que los convulsos debates de la Cámara de Representantes deben dar lugar a un más equilibrado y desapasionado debate en el Senado. Esta intención de extender el debate y la meditación legislativa y la de dar mayor representación y voz a los estados de la Unión son dos de los pilares básicos del Senado de los Estados Unidos.

El Congreso se rige por la norma de mayoría simple en cada una de las dos cámaras para la aprobación de la mayoría de las cuestiones, si bien algunos asuntos urgentes que requiere dos tercios de los votos en una o ambas cámaras, como la moción de censura del presidente, la expulsión de miembros del Congreso, la anulación del veto presidencial, la ratificación de tratados o la adopción de enmiendas constitucionales.

El primer Senado adoptó en 1789 la norma para terminar los debates y proceder a las votaciones por mayoría simple de votos pero el vicepresidente Aaron Burr -el hombre que mató a Hamilton- argumentó en 1805 que era redundante, ya que solo se había ejercido una vez desde 1800, y en 1806 se eliminó dicha norma. En consecuencia, la ausencia de una regla para terminar los debates hizo posible que en 1841 la minoría demócrata procurase bloquear un proyecto de ley promovido por el senador de Kentucky Henry Clay mediante el filibustering o pirateo del tiempo dedicado a la discusión. La técnica consistía en hablar sin parar durante horas para impedir el debate y la votación. En este contexto, el verbo filibuster se traduce como piratear u obstruir" una estrategia legislativa encaminada a frenar la aprobación de una ley o un nombramiento.

El artículo 1.5 de la Constitución permite a ambas cámaras aprobar las normas que rigen sus sesiones por mayoría simple por lo que, a medida que la Cámara de Representantes aumentaba en escaños, se limitó el tiempo de los debates. En 1841, Clay amenazó con cambiar las reglas del Senado para permitir que la mayoría cerrara el debate y aprobase su proposición de ley, pero el senador de Missouri Thomas H. Benton le reprendió por intentar suprimir el deber del Senado de promover un debate ilimitado ya que la tradición ordenaba que el Senado fuera "el platillo" que impulsara el consenso. En cualquier caso, a instancias del presidente Woodrow Wilson, los senadores adoptaron la norma 22 en 1917 que permite al Senado terminar un debate si así lo solicitan dos tercios de los diputados de la cámara, un dispositivo conocido como cloture o coagulación del debate. La nueva regla del Senado se puso en práctica con éxito en 1919, cuando el Senado puso fin a un intento de filibustear la aprobación del Tratado de Versalles.

Pero no es fácil conseguir dos tercios de los votos en ninguna de las dos cámaras, por lo que el filibusterismo fue utilizado profusamente por los senadores del Profundo Sur en su intento por bloquear la legislación sobre derechos civiles, incluida la legislación contra los linchamientos. El récord lo detenta J. Strom Thurmond, senador de Carolina del Sur, quien obstruyó el debate en torno a la Ley de Derechos Civiles de 1957 durante 24 horas y 18 minutos. En 1964, el Senado tuvo que invocar la norma del cloture tras sesenta días de filibusterismocontra la Ley de Derechos Civiles.

La cada vez más abundante utilización del filibusterismo provocó la aprobación del "sistema de dos vías" en 1970, en virtud del cual el líder de la mayoría, con el consentimiento unánime de la cámara o el acuerdo del líder de la minoría, puede sostener dos o más asuntos en la sala simultáneamente. Esta medida evitó que un filibustero congelara la acción del Senado, pero al reducir el número de senadores envueltos en una discusión, hizo más fácil la obstrucción de medidas legislativas. En 1975 el Senado redujo el número de votos necesarios para invocar la terminación del debate de dos tercios a tres quintos, 60 de los 100 votos de la cámara. No obstante, dado que la norma menciona un número de sesenta senadores en lugar de una proporción de los presentes, en ocasiones es muy difícil alcanzar este cuórum, lo que favoreció el filibusterismo. En 1979 el Senado aprobó otra norma según la cual se prohibió utilizar cuestiones de orden para retrasar la aprobación de medidas legislativas, ya que este tiempo no se computaba como parte del tiempo de debate. A partir de 1971, el filibusterismo se ha convertido en una lacra, pero fue a partir de 1993 cuando su uso se comenzó a disparar de forma alarmante, hasta alcanzar su peor momento durante la administración Obama. Entre 2007 y 2014, se desestimaron 527 clotures o mociones de terminación del debate, 133 de las cuales fueron casos de filibusterismo exitoso contra medidas promovidas desde el Partido Demócrata. Y es que, dado que este partido es más propenso a presentar piezas legislativas nuevas o renovadoras, es también más propenso a ser víctima de los filibusteros.

Las consecuencias de esta práctica son muchas, entre ellas que desde la Casa Blanca se ha optado cada vez más por adoptar órdenes ejecutivas en materias que tradicionalmente incumbían al legislativo. Paralelamente, se han aplicado también estrategias más o menos irregulares para hacer posible la aprobación de los presupuestos. Pero, la primera y más terrible de las consecuencias es que una medida encaminada a fomentar el debate sereno de los miembros del Senado y a promover y forzar el consenso, está paralizando la capacidad de legislar de ambas cámaras porque vivimos en un tiempo de gran polaridad política.

El senador Trent Lott de Mississippi fue el primero en proponer la opción nuclear que consiste básicamente en hacer uso del artículo 1.5 de la Constitución, que permite alterar las normas por mayoría simple de votos, y de la norma 20 del Senado, que permite decidir cualquier cuestión de orden por mayoría simple de votos. Tan sólo es necesario que el líder de la mayoría plantee una cuestión de orden que contravenga una norma permanente de la cámara, como cerrar el debate con una simple mayoría de votos, y votar en consecuencia. Pero, hacer uso de la opción nuclear supone dar un paso más hacia la polarización y dar carpetazo a la idea de Washington de que el Senado es el "platillo legislativo", una tradición que pesa 231 años.

Jimmy Stewart interpretó al senador Jefferson Smith en la película de Frank Capra Mr. Smith Goes to Washington en un dramático acto de filibusterismo. Hoy, el líder de la mayoría Chuck Schumer y el de la minoría Mitch McConnel, que cuenta con el apoyo de los 50 escaños rojos, se enfrentan en duelo, esgrimiendo estas dos armas legislativas: el primero amenazando con utilizar masivamente el botón nuclear y el segundo comportándose como lo que es, un filibustero.