- El líder opositor ruso Alexéi Navalni, supuestamente envenenado el pasado 20 de agosto, salió ayer del coma y ya responde a estímulos. Las acusaciones al Kremlin por el estado del político paciente siguen generando tensiones en las relaciones entre Moscú y Berlín, donde Navalni se encuentra ingresado, y amenaza incluso la continuidad un gran proyecto económico de los dos países para llevar gas ruso hasta Alemania por debajo del mar Báltico.

Según un comunicado emitido hoy por el centro sanitario, el estado de Navalni mejora y reacciona cuando se le habla, aunque no se pueden descartar aún secuelas debido al “grave envenenamiento” sufrido.

Ante esta situación, se habla de sanciones e, incluso, de interrumpir la construcción de gasoducto Nord Stream 2, que está casi terminado y en cierta manera es fruto de los tiempos en que las relaciones entre Alemania y Rusia eran prósperas.

La estrecha cooperación con Rusia en materia energética es una herencia de la era del canciller Gerhard Schröder, que gobernó Alemania entre 1998 y 2005 y tenía amistad con Putin.

Después de ser derrotado por Angela Merkel y dejar la Cancillería, Schröder pasó a trabajar como asesor del proyecto del primer gasoducto, el Nord Stream 1, lo que le valió duras críticas, pues daba la impresión de que se había involucrado y esforzado en la cooperación energética también pensando en sus intereses privados.

Merkel, tras su llegada a la Cancillería, continuó con el proyecto de cooperación energética, pese a que en otros campos procuró marcar distancias con Putin desde un comienzo, incluso antes de las crisis de Siria y Ucrania que enturbiaron las relaciones de Rusia con la Unión Europea (UE) y la OTAN.

Sin embargo, a pesar del deterioro de las relaciones que se venía observando desde hace bastante y pese a críticas y presiones procedentes de Estados Unidos, la realización del proyecto parecía hasta hace poco algo fuera de duda.

Ni siquiera un asesinato perpetrado en pleno centro de Berlín contra un antiguo combatiente en la guerra de Chechenia y detrás del cual la Fiscalía considera que está el Estado ruso había hecho cuestionarse el proyecto.

Desde que Navalni sufrió un colapso en un vuelo entre Siberia y Moscú se sospechó que había sufrido un envenenamiento, extremo puesto en duda por los médicos rusos que lo trataron inicialmente.

Los primeros exámenes practicados en Berlín reforzaron la sospecha y unos análisis posteriores realizados por un laboratorio del Ejército alemán la confirmaron e identificaron que la sustancia que había afectado a Navalni era del grupo Novichok.

Merkel advirtió la semana pasada de que buscará una respuesta conjunta a escala de la UE y la OTAN. El Kremlin, por su parte, negó cualquier implicación en el caso y tachó la acusación de “conspiración de Occidente”.