Ventilar la casa al menos una o dos veces al día además de ser un acto de higiene, puede prevenir fatales consecuencias en situaciones de escapes de gas o de monóxido de carbono, como el ocurrido en Zaldibia y que se ha cobrado la vida de una joven de 25 años y su bebé.

Así lo señala Fernando García, oficial del servicio de bomberos de la Diputación, que explica que ante una situación así, airear la casa es lo primero que se debe hacer.

"Una cosa es una fuga de gas, que se percibe por el olor a gas, y otra una fuga de monóxido de carbono, que es más difícil de percibir porque no huele. En ambos casos, lo primero que hay que hacer es ventilar y a poder ser, en lados opuestos de la vivienda, para generar situaciones de corriente", señala. "El gas natural se acumula en puntos altos, mientras que el gas propano lo hace en bajos. Por eso es importante que, si notamos que huele a gas, antes de encender la luz, antes de hacer cualquier cosa, abramos las ventanas y las puertas para que entre aire", advierte.

Los escapes por monóxido de carbono se producen en aquellos espacios que tienen braseros o chimeneas y son difíciles de sentir, ya que no desprenden ningún tipo de olor, aunque sí pueden generar una sensación de mareo. Por ello, García recomienda "mantener una ventilación permanente, aunque sea mínima" en estos lugares.

Según explica este oficial del cuerpo de bomberos de la Diputación, esta es la forma de proceder una vez ha sucedido un incidente, sin embargo, también es importante actuar de forma preventiva. "Es imprescindible que se lleve a cabo un correcto mantenimiento de las calderas una vez al año, deshollinar las chimeneas, limpiarlas bien? Es muy importante", apunta, al tiempo que reconoce que los accidentes relacionados con este tipo de instalaciones han ido a menos en los últimos años. "Por un lado las instalaciones son mejores, más seguras y, además, la gente está más concienciada, tiene más información. Por ejemplo, cada vez se fuma menos dentro de casa y eso reduce accidentes", explica.