londres - No quería, y fue muy explícito en su rechazo, pero finalmente tuvo que ceder porque así le obligaba la Ley Benn. Aunque, claro, lo hizo a su manera. Boris Johnson enviaba a Bruselas -al filo del plazo límite de la medianoche del sábado- una solicitud para extender el plazo de salida de la Unión Europea (UE) hasta el mes de enero. La misiva, sin embargo, llegó a Bruselas sin firma y acompañada de otra carta en la que Johnson considera “un error” que la UE aceptara dicha prórroga.
Y es que el primer ministro británico está determinado a ejecutar el Brexit el 31 de octubre -como estaba previsto- e intentará que los parlamentarios aprueben hoy los principios del acuerdo y mañana se sometan a votación la legislación relacionada. Sin embargo, existe una sospecha generalizada de que solo quiere que se apruebe para poder retirar la solicitud de prórroga.
Mientras, los embajadores de los países comunitarios acordaban ayer continuar con el proceso de aprobación del acuerdo del Brexit, a la espera de ver qué sucede en el Parlamento británico en los próximos días. De hecho, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pasaba consulta con las capitales la respuesta a la carta de Johnson.
“Los embajadores han tomado nota de las últimas evoluciones, incluyendo la recepción de la carta solicitando una extensión”, informaron fuentes europeas, que precisaron que en la reunión de los embajadores de Estados miembros de la UE -que duró “algo menos” de 15 minutos- se pactó seguir adelante por “procedimiento escrito” con los pasos que le corresponden a los Veintisiete para hacer válido el acuerdo de salida alcanzado entre Londres y Bruselas.
“El acuerdo de utilizar el procedimiento escrito hoy acelera el proceso, permitiendo lo antes posible que el Parlamento Europeo desempeñe su papel”, pues la Eurocámara también debe de respaldar el acuerdo del Brexit.
En sesión extraordinaria en la Cámara de los Comunes, los diputados británicos aprobaron el sábado, una enmienda -introducida por el diputado independiente Oliver Letwi- que pedía un retraso del Brexit, lo que llevó al Gobierno de Johnson a retirar la planeada votación del acuerdo. El temor de los que apoyaron esa iniciativa de enmienda en el Parlamento residía en el riesgo de una ruptura “dura” de la UE si para el 31 de octubre no estaba ratificada la ley sobre la salida del país del club europeo. Al no votarse el acuerdo, entró automáticamente en vigor la Ley Benn, tramitada hace unas semanas por los mismos diputados, y cuyo objetivo es impedir una salida británica no negociada.
El proceso de salida del Reino Unido de la UE se presenta cada vez cada vez más complicado y repleto de vericuetos, pero el tiempo apremia porque ha entrado ya en una fase decisiva al quedar apenas diez días para la ruptura de Londres del bloque europeo -después de 40 años de participación-, salvo que Bruselas acepte la extensión del plazo, y para ello necesita de unanimidad.
Proyecto de Ley A pesar del revés sufrido por Johnson, el Gobierno espera presentar esta semana el proyecto de ley sobre la retirada de la UE y confía en poder someter hoy a votación el acuerdo, pero deberá autorizarlo el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow.
El número dos del Gobierno, Michael Gove, reiteró ayer el compromiso del Ejecutivo de cumplir con el plazo a fin de este mes.
“Sabemos que la UE quiere que nos marchemos, sabemos que tenemos un acuerdo que nos permite marcharnos. Y nos vamos a marchar el 31. Tenemos los medios y la capacidad para hacerlo”, insistió.
“La determinación (por el Brexit) del primer ministro es total y yo le apoyo en esto, nos tenemos que marchar el 31 de octubre”, dijo el político, considerado como “número dos” y responsable de los preparativos del país en caso de una salida abrupta.
Gove, que hizo campaña junto con Johnson a favor de la salida de la UE en el referéndum de junio de 2016, remarcó que en los próximos días los diputados tendrán la oportunidad en los Comunes de “aprobar la legislación necesaria a fin de asegurar que honramos el mandato del plebiscito y salimos” del bloque europeo.
Por su parte, el ministro de Exteriores, Dominic Raab, declaró a la BBC que el Gobierno parece contar con los “números” que necesita para sacar adelante el acuerdo en la Cámara baja. Sin embargo, Johnson se encuentra en una situación precaria al no tener mayoría parlamentaria y sus socios norirlandeses del Partido Democrático Unionista han renunciado a apoyarle porque creen que el pacto negociado con Bruselas -que sitúa una frontera aduanera en el mar de Irlanda- amenaza la unión de Irlanda del Norte con Gran Bretaña. Desde la oposición, el portavoz del Brexit, Keir Starmer, reiteró que cualquier acuerdo del “divorcio” debería ser someterse a votación popular. “Ya sea con este acuerdo, o con cualquier pacto, debería someterse a consulta junto con la opción de la permanencia”.