El armisticio de cinco días acordado días atrás entre Turquía y los EEUU tiene la apariencia de un tratado internacional y es, en la práctica, un revés más de la política estadounidense en Oriente Medio. Porque fuera del alto el fuego, Washington no ha conseguido nada y, en cambio, Ankara se ha salido con la suya? Por ahora.
El acuerdo negociado por Erdogan y el vicepresidente Pence tiene 13 puntos y reconoce, de hecho, todas las demandas turcas: retirada de las milicias kurdas en una zona fronteriza sirio turca de 420 kilómetros de largo y 32 de ancho; la ocupación de la misma por Turquía y el asentamiento voluntario allá -dicen en Ankara- de refugiados sirios que viven actualmente en la república turca. A cambio de esto, los EEUU no aplicarán sanción alguna contra Turquía por la ocupación del territorio sirio.
Es evidente que lo de los 13 puntos es mera quimera. Para empezar, las milicias kurdas de Siria (YPG) son parte pasiva del acuerdo y solo lo aceptarán por la fuerza de las armas. Hoy por hoy, están dispuestas a retirarse únicamente de las localidades de Ras al Ain y Tell Abyad, donde de todas formas su situación militar es casi desesperada.
Y es muy, muy, difícil de creer que haya bastantes refugiados sirios que quieran ir de buena gana a la zona ocupada para asentarse definitivamente allí. Actualmente es un territorio desolado, con una población indígena -kurda- hostil y las finanzas de Ankara no están en condiciones de ofrecerles incentivos económicos. El ministro turco de Exteriores, Mevlüt Cavusoglo, lo ha reconocido implícitamente al declarar que esta operación de reasentamiento la habría de pagar la Unión Europea? ¡Que ni participó ni firmó el acuerdo! Así, que lo del asentamiento de refugiados, como no sea a la fuerza?
Por último, habrá que ver lo que quiere Moscú. La decisión de Trump de irse sin más del escenario bélico sirio ha catapultado a Rusia a juez y parte del destino inmediato de Siria. Esto lo sabe todo el mundo, empezando por Erdogan. Tanto lo sabe que, mientras negociaba durante cuatro horas con Pence en otra ala del palacio presidencial sus asesores debatían sobre el mismo tema con una delegación rusa.
Para que no quede ninguna duda de que Ankara es más que consciente de que el destino de su ambicionado cinturón de seguridad en tierras sirias depende de Rusia, los delegados rusos y turcos acordaron una “cumbre” Putin-Erdogan para el mismo día en que expira el armisticio. En realidad, este episodio diplomático-militar solo es una dramatización de un problema casi insoluble.
La guerra civil siria es tan cara material y políticamente para las grandes potencias que a los EEUU ya les parecen evidente que abandonar a su destino esa parte del mundo es lo más conveniente. Y Moscú piensa casi lo mismo que Trump, pero con la diferencia de que han ganado políticamente muchísimo con este conflicto y por tanto está calibrando aún si esta influencia vale el dinero y el esfuerza que cuesta.