Bruselas - Vísteme despacio que tengo prisa. El viejo refranero español parece ser la máxima aplicada por Ursula von der Leyen, presidenta electa de la Comisión Europea, para hacer frente a su primera crisis como jefa del Ejecutivo europeo. Caen tres comisarios a poco menos de tres semanas de que la alemana recoja el testigo de la Comisión Juncker un imprevisto que complica muchos los plazos para Von der Leyen y podría prorrogar al dirigente luxemburgués unas semanas en su puesto.
“Con tanto en juego, ahora es necesario que, junto al Parlamento, aceleremos el proceso para que Europa pueda actuar rápidamente”, señalaba el jueves a través de un comunicado la mandataria apenas dos horas después de conocer el revés que la Eurocámara había asestado a su futuro grupo de comisarios rechazando a Sylvie Goulard, nominada francesa a la cartera de Mercado Interior. La elegida de Macron, uno de los pesos pesados del futuro gabinete europeo, fue apartada por varios escándalos en su país que ya le obligaron a dimitir como ministra de Defensa del país galo en 2017. Pero, lo realmente grave es la crisis institucional que se abre en un momento especialmente intenso en la política comunitaria.
Sin comisaria francesa, ni tampoco rumana o húngaro, la reunión de la Conferencia de Presidentes del hemiciclo comunitario de la próxima semana quedará totalmente desvirtuada. Los jefes de los diferentes grupos políticos representados en la Eurocámara estaban llamados a reunirse el próximo día 17 para dar su aprobación a los candidatos enviados por las capitales. Aunque la fecha realmente clave será la semana siguiente, el día 23, cuando el pleno del Parlamento Europeo estaba llamado a reunirse en Estrasburgo para dar la confirmación definitiva a la Comisión von der Leyen.
Una fecha que también queda desdibujada en el calendario y, como fichas de dominó, la del 1 de noviembre, el día señalado desde hace meses para la toma de posesión del nuevo Ejecutivo comunitario. Nada hace prever que se puedan cumplir los plazos, por lo que Jean-Claude Juncker, actual presidente de la Comisión Europea, se verá obligado a continuar en el cargo un tiempo más, aunque indefinido. “Estamos listos para todas las eventualidades, esta es la tarea de la Comisión”, señaló una portavoz del Ejecutivo de Juncker.
Porque, al mismo tiempo que Von der Leyen ha exigido acelerar el proceso para tratar de ajustarse al calendario, en el mismo comunicado, la candidata añadía que “todos los involucrados en el proceso necesitan tiempo suficiente para abordar los próximos pasos con precaución”. No son pocos los frentes abiertos para Von der Leyen, que tendrá que demostrar su capacidad de liderazgo y mano ancha para capear un temporal de considerables dimensiones. Todo el continente permanece en vilo por las negociaciones del Brexit que se acercan al precipicio del día 31 de octubre, fecha de la desconexión entre el Reino Unido y la Unión Europea, con todo por resolver.
Juego de cartas Aunque lo que ocupará a Von der Leyen en estas tres semanas será encontrar a los sustitutos de Sylvie Goulard (Francia), Lászlo Trócsanyi (Hungría) y Rovana Plumb (Rumanía), ver si se resuelve con un reajuste de carteras y, además, apagar algún que otro incendio. El caso más complejo será el de Rumanía. El Ejecutivo socialista de Viorica Dancila fue tumbado el jueves después de que la oposición llevara a término una moción de censura contra las prácticas iliberales del Gobierno rumano.
A pesar de que Dancila había presentado un par de candidatos en los últimos días -Dan Nica, eurodiputado rumano, y Melania-Gabriela Ciot, secretaria de Estado para Asuntos Europeos-, la ausencia de Ejecutivo puede complicar el proceso para sustituir a Plumb.
La candidata original de Rumanía no superó la audiencia de la comisión de Asuntos Jurídicos de la Eurocámara después de que se encontrara un desequilibrio de un millón de euros sin justificar entre su declaración de bienes frente al hemiciclo rumano y el europeo. El sustituto de Trócsanyi no parece verse en una tesitura tan complicada. Rechazado también por la comisión JURI por una serie de “conflictos de intereses” entre su candidatura y su actividad profesional en su país, el elegido de Viktor Orbán será sustituido por Olivér Várhelyi, embajador de Hungría ante la UE.
Várhelyi es un experimentado diplomático en Bruselas, lo que le dará facilidades a la hora de enfrentarse a las audiencias con los eurodiputados. No obstante, su proximidad a las tesis del primer ministro de su país provocará reticencias en la Eurocámara, principalmente desde la bancada de la izquierda, quizás su mayor riesgo.
En cuanto a Francia, el conflicto no será complicado de resolver, pero sus dimensiones son difíciles de calcular aún. Porque la caída de Goulard no responde únicamente a los escándalos investigados en su país, sino a un “cruce de acusaciones” en el que se han visto envueltos el propio Parlamento y Emmanuel Macron, presidente de Francia. El Elíseo envió el jueves un comunicado en el que señalaba que Goulard había sido víctima de un “juego político que afecta al conjunto de la Comisión Europea”. Minutos más tarde, en rueda de prensa, el presidente francés aseguró no entender “qué tipo de resentimientos, quizás de pequeñeces” habían dado lugar al rechazo de la Eurocámara a su nominada.
Un dardo que también dirigió a Ursula von der Leyen a la que, según él mismo afirmó, advirtió de la posible “polémica” sobre la candidatura de Goulard, pero que la presidenta-electa insistió en ella como elegida. Macron también aseguró que la candidatura de Goulard ya había sido acordada por la propia Von der Leyen y los líderes de las tres principales familias políticas en Bruselas. Una información que fue rápidamente desmentida por Iratxe García, líder de los Socialdemócratas en la Eurocámara, quien afirmó que “nunca” fue consultada por la presidenta-electa sobre Sylvie Goulard “o cualquier otro nombre propuesto por los Estados miembros”.
Un desmentido al que se ha sumado Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo (PPE), en el que supone un episodio más en la larga batalla que enfrenta a Macron y al hemiciclo comunitario. Una disputa que comienza en el pasado mes de julio precisamente cuando es elegida Ursula von der Leyen y se pone fin a la figura del “spitzenkandidaten”.
El presidente francés dio la puntilla al modelo propuesto por la Eurocámara para elegir al presidente de la Comisión y en un golpe de efecto consiguió colocar a Von der Leyen como sustituta de Juncker, únicamente con la abstención de su propio país, Alemania. Tres meses después, el órgano más democrático de la UE se ha cobrado su venganza pero aún queda por saber hasta dónde llegarán las consecuencias de este choque de instituciones y quién ocupará el despacho principal del Berlaymont el próximo 1 de noviembre, a priori, el primer día de la futura Europa de los Veintisiete.