Madrid - El PNV aprovechó la reunión que mantuvo ayer con Pedro Sánchez para transmitirle en persona que hará todo lo posible para evitar una repetición electoral que encumbre a la derecha, pero quiso pedirle que enderece el rumbo en su relación con los nacionalistas vascos y catalanes por el buen devenir de la legislatura, si finalmente la hay. Andoni Ortuzar le trasladó la decepción que le ha causado su programa para la investidura, porque esperaba que actuase con mayor “valentía” en la revisión del modelo de Estado para dar encaje a Euskadi y Catalunya, y para colmo se ha topado con medidas sociales que pasan por alto que la competencia la tiene Euskadi. El encuentro de Ortuzar y Sánchez en Madrid sirvió, en principio, para aclarar algunos malentendidos generados por los socialistas con las medidas sociales, porque el PSOE recogió el guante, prometió salvaguardas para Euskadi y todo quedó reducido a un lapsus. Pero estos movimientos llegan en un contexto extraño, de aroma preelectoral y sensación de provisionalidad. En un momento en que la investidura de Sánchez como presidente español depende en esencia de que los socialistas y Podemos entierren el hacha de guerra, el PNV aprovechó la reunión para apremiar a las partes a que eviten el choque de trenes antes del plazo límite del 23 de septiembre, y para garantizar que los jeltzales no serán ningún obstáculo y harán lo que esté en su mano para evitar la repetición electoral el 10 de noviembre. Eso sí, para cambiar sus abstenciones por seis votos a favor (que no son estrictamente necesarios), tendrían que encontrarse con un programa asumible.
El PNV emplazó de manera muy directa a Sánchez para que mantenga viva la mayoría política que lo aupó a La Moncloa tras la moción contra Rajoy, en lugar de despistar mirando a otros caladeros en la derecha. Esta mayoría incluye a los partidos nacionalistas vascos y catalanes, que necesitan que el documento que pacten Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sea asumible para ellos. Es ahí donde Ortuzar exigió que se respeten las competencias vascas, y donde el socialista José Luis Ábalos recogió el guante asegurando que habrá una “salvaguarda” sobre el autogobierno de Euskadi. Se refirió al PNV como un “aliado estratégico más allá de las coyunturas”.
El PSOE se encontró con que los nacionalistas vascos y los catalanes de ERC siguen dispuestos a evitar unas elecciones, pero a Sánchez le falta la pieza clave del puzle: el acuerdo con Podemos, con quien los socialistas se vuelven a reunir hoy. Los jeltzales no se dejaron atrapar en esta dialéctica y no entraron a decantarse por un gobierno en solitario o de coalición entre el PSOE y Podemos, cosa que sí hizo ERC invitando a Pablo Iglesias a que renuncie a los ministerios. El PNV no quiere ser utilizado como instrumento de presión. Sí quiso dejar claro que no será el palo en la rueda que impida la investidura, y los socialistas quisieron de alguna manera enmendar la mala impresión inicial asegurando que tendrán en cuenta sus demandas. En el caso del calendario de transferencias, el socialista Odón Elorza había avanzado horas antes en Radio Euskadi que, aunque no esté por escrito en el programa, se cumplirá en ese u otro documento.
El presidente de la ejecutiva jeltzale, Andoni Ortuzar, viajó ayer a Madrid para reunirse en la sede socialista de Ferraz con Sánchez, Ábalos y la líder de los socialistas vascos, Idoia Mendia. Ortuzar acudió acompañado por el portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban. La reunión llegó precedida de un desencuentro con el PNV por las formas y el fondo. Esta cita llevaba coleando desde principios de agosto y había sido anunciada de manera reiterada ante la prensa desde el PSOE, sin conocimiento de los jeltzales. Además, Sánchez destripó su programa un día antes de reunirse con el PNV.
competencias Ortuzar aclaró que ir a las elecciones sería un “tremendo fracaso”, y que la investidura debe salir de los partidos de la moción. “El PNV no va a ser un obstáculo. Intentaremos actuar con responsabilidad. Pedimos responsabilidad también al resto de actores políticos, y una responsabilidad especial al PSOE y Podemos”, dijo, a los que llegó a “rogar” que eviten elecciones. Pero el jeltzale aclaró que no suman por sí solos, y que son necesarios el PNV y los soberanistas catalanes. “Les pediríamos que, cuando negocien, se acuerden de que ese acuerdo debiera ser aceptable para nosotros. El programa de Sánchez nos ha causado cierta decepción. Esperábamos una apuesta más valiente para hablar del modelo de Estado y del autogobierno que queremos en Euskadi y Catalunya, y les hemos manifestado nuestra preocupacion porque muchas de las medidas son materias en manos de las comunidades autónomas. No nos gustaría que por la vía de un programa se vaciara el Estatuto de Gernika”, dijo, para pedir también que se reactive el diálogo competencial. Ortuzar fue muy enigmático sobre la repetición electoral: dijo que Sánchez no quiere elecciones, pero dejó caer que tal vez no sea ese el escenario.
Ábalos dijo que el PNV es un “aliado estratégico más allá de las coyunturas”, y que el PSOE no tiene “problema en reconocer” que algunas medidas son competencia vasca. Lo encuadró en que quieren garantizar derechos como la vivienda en todo el Estado. “Podemos salvarlo con alguna salvaguarda, que no vaya en perjuicio de las competencias”, avanzó.