Gasteiz- Marian Elorza es la responsable de Acción Exterior en el Gobierno de Iñigo Urkullu desde la anterior legislatura. Hace un balance positivo del viaje a Nueva York y del hito que ha supuesto que el lehendakari se codee con representantes estatales en la ONU, todo un escaparate para Euskadi. Elorza cuenta con una experiencia dilatada por su trabajo en la delegación de Bruselas, además de un extenso conocimiento en idiomas, incluyendo un nivel medio de japonés, que le ha servido para sus recientes contactos en el país.

El Gobierno Vasco acaba de llegar de Nueva York, el año pasado el lehendakari se entrevistó con los presidentes de Argentina y Chile... ¿Están apostando por multiplicar su presencia internacional?

-Sin duda. Esa vocación de presencia quedó clara cuando aprobamos la Estrategia Euskadi Basque Country. Perseguimos el posicionamiento internacional de Euskadi.

¿También ha crecido el interés por lo vasco en el mundo?

-Estamos viviendo un momento dulce. En la medida en que multiplicamos esfuerzos por estar presentes en distintos foros y establecer cauces de relación con distintos gobiernos, van conociendo las fortalezas que tenemos como país. Eso nos abre puertas.

¿En qué beneficia a los vascos? ¿Se traduce en que vengan inversiones, en algo que pueda repercutir en la vida cotidiana de los vascos?

-Lógicamente repercute en la vida de los vascos. Te convierte en más atractivo, va cimentando una imagen de país confiable y serio. Y eso, cuando en el fondo todos los países estamos compitiendo para atraer proyectos, talento y turistas, es un activo.

Del viaje a Nueva York, ¿se puede decir que va a haber algún resultado concreto en Euskadi? ¿Alguna inversión?

-El primer resultado tiene que ver con la imagen de país que estamos promoviendo. Hemos dejado patente, además en sede de las Naciones Unidas, en presencia de representantes de todos los estados miembros, que este es un país comprometido con el desarrollo sostenible, que comparte los valores de la cohesión social y la solidaridad, y que somos un país con una economía competitiva. También hemos tenido contactos con el teniente de alcalde Thompson, de la ciudad de Nueva York, sobre los proyectos estratégicos, que abren cauce a una relación que va a tener sin duda una vertiente económica y comercial, y que, por lo tanto, puede traducirse efectivamente en proyectos, en contratos, y por lo tanto, en empleo.

¿De qué áreas en concreto estuvieron hablando?

-Existe un interés muy particular por parte del teniente de alcalde Thompson en conocer cómo se ha desarrollado el movimiento cooperativo en Euskadi, y el potencial que tenemos en materia energética, sobre todo de energías renovables y transportes limpios. Y en industrias navales y los campos de especialización RIS que hemos identificado para la presente legislatura. Son muchos y diversos los campos de actuación que una ciudad tan grande como Nueva York puede ofrecer para las empresas vascas.

¿Qué supone para Euskadi ser invitada a un foro de la ONU donde, además, se ha codeado con representantes de nivel estatal? ¿Por qué esta vez ha ido el lehendakari?

-Supone un reconocimiento al trabajo que estamos realizando, que nos otorguen voz a la hora de debatir cómo hacer frente a retos globales. El viaje tiene mucho que ver con el compromiso que el pasado ejercicio dimos a conocer con la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Es una agenda con 17 objetivos que traza una senda para avanzar hacia el desarrollo sostenible, tratar de hacer compatible el crecimiento económico con la cohesión social y la preservación del medio ambiente. El High Level Political Forum, que se reúne con carácter anual, analiza la evolución de los estados en relación con la agenda. En la medida en que estamos comprometidos con esa agenda, este foro es referencial para nosotros. Por eso teníamos especial interés en participar y hacerlo a nivel de lehendakari. Hemos ido construyendo una red con distintos gobiernos. Han sido precisamente esas redes quienes han propuesto que el caso vasco y el lehendakari fueran quienes tomaran la palabra.

En este viaje, ¿notó preocupación por el clima de inestabilidad que se puede estar viviendo en el Estado con la demora en la investidura?

-Los contactos que hemos tenido han estado vinculados a la ONU y la Agenda 2030. Ese y no otro ha sido el eje central de las intervenciones y los encuentros que hemos mantenido.

Se lo pregunto, con carácter general, por si se reconoce a Euskadi en los mercados o en el mundo como un sitio que puede ofrecer mayores garantías en este momento por la estabilidad económica y política.

-Sin duda alguna, cuando salimos al exterior, en los distintos contactos que hemos mantenido y que mantenemos a muy distintos niveles, el clima de estabilidad institucional que se vive en Euskadi, el crecimiento económico desde hace varios trimestres, todo ese clima de estabilidad genera confianza e interés en el exterior y se pone en valor por quienes nos reciben y nos visitan. Sin duda.

Entonces, ¿la marca ‘Basque Country’ es más fiable para los mercados? ¿Genera más garantías?

-La marca Euskadi Basque Country cotiza al alza en los mercados y, por dar un ejemplo, podemos decir que el rating, que es la calificación que se le otorga a la deuda pública vasca, a día de hoy es un rating A+, y en este caso estamos dos niveles por encima del rating que se le otorga a la deuda española. Por lo tanto, sí que los mercados están valorando positivamente esa estabilidad.

¿Las empresas vascas, a la hora de salir al exterior, utilizan este paraguas de la marca ‘Basque Country’ para que se les abran más puertas?

-Cada vez más. La marca la presentamos hace seis años. El Gobierno Vasco vio la necesidad de una marca país, hizo una propuesta, pero paulatinamente son los agentes vascos, las empresas, los agentes culturales y las universidades quienes en su despliegue internacional van utilizando cada vez más esa marca como paraguas. Eso quiere decir, por una parte, que les aporta y, por otro, el hecho de que la utilicen va reforzando en el exterior el peso de la marca Euskadi Basque Country. Es un elemento positivo, un plus para quienes la utilizan como tarjeta de presentación.

¿Hay alguna cifra o algún ejemplo emblemático de empresas que utilicen este paraguas?

-Vamos viendo cómo en grandes citas, como la feria de Hannover, que es una de las grandes ferias industriales a nivel mundial, contamos con un gran stand Euskadi Basque Country, y agrupa muy buena parte de la oferta de las empresas vascas, que entienden que acudir bajo el paraguas de ese stand las beneficia al presentar su oferta a sus clientes internacionales.

En el viaje a Nueva York han conseguido que se ofrezca a Euskadi ser la sede de un proyecto piloto de la ONU para evitar la radicalización. ¿En qué se va a traducir?

-En la reunión con el alto representante de la Alianza de Civilizaciones, Miguel Ángel Moratinos, abordamos los procesos de radicalización en el ejercicio de la violencia. Pusimos sobre la mesa las iniciativas del Gobierno Vasco, y eso suscitó un interés por parte del señor Moratinos, que veía un paralelismo con las inquietudes de la agencia y los trabajos que quiere abordar. Tenemos el programa Uztartuz y Gizalegez, y eso suscitó interés. Le hemos hecho llegar también el Plan de Convivencia y Derechos Humanos. Estamos a la espera de una mayor concreción, de un mayor input, y de una eventual visita que nos serviría para ir centrando la experiencia. Moratinos veía claro que nosotros podíamos ser una experiencia piloto, y nosotros estamos absolutamente abiertos.

Decía Moratinos que se trata de evitar la radicalización de los jóvenes que se encuentran perdidos. ¿Anticipa que se va a trabajar con los ‘menas’?

-No llegamos a ese nivel de concreción, pero es verdad que el tema que preocupa en Europa en este momento es que jóvenes, no necesariamente menas, sino autóctonos europeos o de segunda generación, han entrado en procesos de radicalización que les han llevado a cometer actos violentos.

¿Por qué han elegido Euskadi?

-Nuestros planes han despertado interés en el responsable de impulsar una estrategia desde las Naciones Unidas para la lucha contra la radicalización. Se habla de Euskadi como una experiencia piloto que pudiera después replicarse en otros territorios y en otros países. Es un elemento más en esa voluntad de proyectar al exterior quiénes somos. En los próximos meses, en otoño, espero que podamos retomar el contacto.

¿Necesita el Gobierno Vasco expandir su red de delegaciones a zonas donde todavía no las tiene como Asia, África u Oceanía?

-Allí donde contamos con un equipo propio, la capacidad de incidencia es mayor. Por tanto, sí, una de las apuestas a futuro debiera ser ir completando esa red institucional con la apertura de nuevas delegaciones.

¿Cuál sería un área prioritaria?

-Quizás de modo natural y genérico, Europa debiera tener más presencia.

Se habló en su momento de Alemania, y quizás ahora con el ‘Brexit’ el Gobierno Vasco esté mirando a Reino Unido...

-Para contestarle con rigor, el Gobierno debería hacer antes un análisis.

En lo que queda de legislatura, ¿cuáles serán las áreas prioritarias de los viajes?

-Haremos más porque nuestro papel es abrir puertas. Pero iremos viendo el destino. Tenemos varias cosas en preparación.

El Gobierno Vasco ha tejido una alianza que agrupa a siete naciones o regiones para pedir una mayor voz en Europa y que se retome el estatus de región asociada. ¿Escucha Europa esta petición?

-Durante el primer semestre del pasado año, la propia Comisión Europea puso en marcha una task force, un grupo de trabajo, que había de analizar tres cuestiones, y una de ellas era el rol de los gobiernos locales y regionales en la gobernanza y la toma de decisiones. Decidimos que debíamos hacer una contribución y hacerla de manera conjunta con otros gobiernos fuertes. Produjimos un documento que remitimos a la Comisión Europea, del que éramos signatarios el Gobierno Vasco, el navarro, Gales, Flandes, Lombardía, Bruselas capital y Salzburgo. Se esperaba por parte de la Comisión Europea que presentara un documento de reflexión, no se produjo, y entretanto han llegado los últimos meses de una comisión que ya no se veía en situación de lanzar nuevos debates. Esta misma semana he leído con cierta esperanza que la nueva presidenta Von der Leyen habla de abrir una convención europea, un foro de reflexión sobre el futuro de Europa y los cambios institucionales que hayan de acometerse. Estaremos atentos para ver si toma cuerpo esa convención y si, cuando tome cuerpo, hay un espacio para hablar de gobernanza multinivel. Nosotros intentaremos que así sea, y con nuestros socios trataremos de remar en esa dirección.

Puede llamar la atención que no esté Catalunya en ese grupo. ¿No es posible generar sinergias?

-Catalunya estuvo invitada. Ha estado participando en las reuniones preparatorias de ese documento, de la misma manera que han estado invitados otros gobiernos fuertes como el escocés o algunos länder alemanes. Es verdad que tuvimos que producir un documento en poco tiempo y, a partir de ahí, cada quien optó por suscribirlo o no. Catalunya en aquel momento no lo suscribió. Posteriormente, hemos invitado a Catalunya a participar de ese proyecto en el que estamos con otros socios, pero en cada momento a cada institución le corresponde tomar sus decisiones.

¿Ha contemplado el Gobierno Vasco dar un enfoque más político a su acción exterior en relación con el nuevo estatus de autogobierno, en la línea de lo que está haciendo Catalunya con la internacionalización del proceso soberanista?

-El foco de la acción exterior del Gobierno Vasco queda reflejado en la Estrategia Basque Country: proyectar la imagen de Euskadi y contar su realidad institucional, proyectar nuestros intereses multisectoriales, ser un actor con capacidad de decisión en Europa, tener voz en la resolución de los retos globales, y captar conocimiento. Nuestra oferta está clara.

El anterior presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, invitó al lehendakari a su despacho, y no lo hizo con las autoridades de Catalunya. ¿Se premió la vía pactista y bilateral?

-El lehendakari se entrevistó con Juncker, pero también con Durao Barroso cuatro años antes. La entrevista con Juncker tiene mucho que ver con el recorrido que el Gobierno Vasco lleva hecho en Bruselas con una presencia continuada y con la contribución a las políticas públicas.

En octubre se va a celebrar el congreso mundial de colectividades. ¿Tienen algún ‘input’ de las inquietudes de la diáspora?

-Queremos que este congreso sea especialmente participativo y de debate. El hilo conductor será cómo podemos construir una red, cómo podemos comunicar en red a esa comunidad vasca en el exterior, cómo podemos tejer redes entre las euskal etxeak, con los vascos, sus descendientes o amigos de los vascos. La tecnología nos brinda una posibilidad que en el pasado no existía. Además, tenemos una diáspora más joven, que está saliendo en los últimos años, y se relaciona con la vía digital.

¿Le genera incertidumbre el cambio de gobierno en Nafarroa a la hora de mantener las relaciones dentro de la eurorregión de Aquitania?

-Nos gustaría que siga siendo socia porque su participación nos abre todo un abanico de posibilidades. Pero mantenemos una posición expectante y respetuosa.