Roma/Bruselas - El barco de la ONG alemana Sea Watch con 42 migrantes comunicó ayer que había entrado en aguas territoriales italianas por motivos “de emergencia”, con lo que rompe la prohibición del Ministerio del Interior del país que les había impedido su ingreso y se enfrenta así a sanciones y procesos penales. En un comunicado, la ONG explicó que ante la situación “más desesperada que nunca” de los migrantes, que llevan 14 días en el barco, la capitana se vio obligada a entrar en las aguas territoriales italianas bajo la ley de emergencia y se dirige a la isla de Lampedusa. “Ninguna institución europea está dispuesta a asumir la responsabilidad y defender la dignidad humana en la frontera de Europa en el Mediterráneo. Es por ello que tenemos que asumir la responsabilidad nosotros mismos. Entramos en aguas italianas ya que no nos quedan otras opciones para garantizar la seguridad de nuestros huéspedes, cuyos derechos básicos han sido violados durante un tiempo suficiente”, explicó el presidente de Sea Watch.
La capitana del barco, la alemana Carola Rackete, de 31 años, ya había adelantado que violaría la prohibición impuesta en el decreto aprobado recientemente en Italia y que conlleva multas de hasta 50.000 euros, pero también la incautación del barco y consecuencias penales.
Por ello, Sea Watch invitó ayer a realizar donaciones para el fondo de asistencia legal de la ONG alemana para “ayudar a Carola a defender los derechos humanos”, ya que si la capitana “lleva a los migrantes salvados a un puerto seguro, como prevé la ley del mar, afrontará penas severas en Italia”. La embarcación, de bandera holandesa, socorrió el 12 de junio a 53 personas (9 mujeres, 39 hombres, 2 niños pequeños y 3 menores no acompañados), y tres días después la Guardia Costera italiana realizó una inspección sanitaria a bordo y decidió la evacuación de diez personas por motivos médicos, y el pasado sábado otra más fue llevada a tierra.
Por su parte, el Tribunal de Derecho Humanos de Estrasburgo rechazó la llamada del buque Sea Watch 3, que suma dos semanas en el Mediterráneo con 42 migrantes a bordo, para obligar al Gobierno italiano a autorizar su desembarco. Para la corte “no hay riesgo inminente de daños irreparables”. La ONG alemana calificó de “fallo político” , la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que no impuso a Italia la obligación de dar un puerto al barco.
Torturadas en Libia “Tenemos personas a bordo que han pasado por horrores en Libia, que han sido fuertemente torturadas, pero, incluso si este no fuera el caso, cualquier persona rescatada en el mar, por ley, debe ser llevada a un lugar seguro. Estas son personas con necesidades básicas y derechos básicos. Una operación de rescate no se termina hasta que cada persona rescatada tenga ambos pies en el suelo”, agregó por su parte Haidi Sadik, mediador cultural en el Sea Watch.
Entretanto Salvini advertía que por él “pueden quedarse ahí hasta Navidad o Año Nuevo. En Italia no desembarcarán”. Ayer miércoles, el barco Sea Watch 3 cumplía dos semanas a la deriva con 42 migrantes cerca de aguas italianas. Once personas fueron autorizadas a desembarcar por cuestiones médicas, pero el destino de sus compañeros a bordo es todavía incierto. Las escenas que dejaba el Mediterráneo Central el año pasado se vuelven a repetir un año después. Italia, con Matteo Salvini manejando los hilos de la política migratoria desde el Ministerio de Interior, insiste en su línea de puertos cerrados. Ante este bloqueo, el barco de bandera holandesa y registrado en Alemania, pidió al tribunal de Estrasburgo que impulsase un decreto de emergencia para obligar al Ejecutivo transalpino a autorizar el desembarco. Apelaba para ello al Artículo 2 -derecho a la vida- y al Artículo 3 -prohibición de un trato degradante o inhumano- de la Convención.Pero la corte ha fallado que “no hay riesgo inminente de daños irreparables” por lo que desestima establecer estas medidas cautelares que se conceden con carácter excepcional. No obstante, en el fallo pide a Italia que siga prestando asistencia a las personas más vulnerables.
La sentencia es una victoria para la xenófoba Liga, que continúa avalando su mano dura con los refugiados que llegan a Italia. Aunque el número de inmigrantes y solicitantes de asilo que arriban a Roma desde Trípoli cayó el año pasado un 86%, según cifras de la Agencia para los Refugiados de la ONU (Acnur). - Efe/Aquí Europa