Teherán/El Cairo - Las autoridades iraníes, en el punto de mira tras los ataques registrados contra barcos en el golfo Pérsico, responsabilizaron ayer a Estados Unidos y sus aliados en la región de la creciente inestabilidad. En respuesta a las acusaciones de Washington de que Teherán estaba detrás de los ataques del jueves contra dos buques cisterna en el mar de Omán, Irán defendió que estos incidentes no benefician a sus intereses nacionales, pero sí a los de otras partes rivales. “Que EEUU lanzara inmediatamente acusaciones contra Irán, sin ninguna evidencia objetiva o circunstancial, solo muestra que el equipo B está moviéndose hacia el plan B: sabotear la diplomacia y ocultar su terrorismo económico contra Irán”, aseguró el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif. Con este mensaje en Twitter, Zarif se refirió al grupo formado por cuatro responsables con una clara política anti-iraní y nombres con B: el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton; el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; y los príncipes herederos de Arabia Saudí y Abu Dabi, Mohamed bin Salman y Mohamed bin Zayed al Nahyan, respectivamente.
En la misma línea, un comunicado de Exteriores insistió en que culpar a Irán era “lo más fácil” para EE.UU. y advirtió de que “la naturaleza sospechosa de los recientes ataques es preocupante y alarmante”.
“¿Qué manos clandestinas han estado trabajando para socavar esos esfuerzos (de rebajar tensiones) y quién se beneficia de eso?”, señala.
Por su parte, el presidente de Irán, Hasan Rohaní, denunció que EEUU ha adoptado en los últimos dos años “un enfoque agresivo” que representa “una seria amenaza para la estabilidad en la región y el mundo”.
Los ataques tuvieron como blanco dos barcos cisterna con 44 personas a bordo, uno propiedad de un armador noruego y otro japonés, que sufrieron el jueves impactos y explosiones cuando salían del estrecho de Ormuz, a unas 30 millas de la costa de Irán.
La tripulación de uno de los barcos fue rescatada por un buque iraní y, la del otro, por la V Flota de EEUU, con base en Baréin.
Apoyándose en la ayuda prestada, Irán hizo hincapié en que es “responsable de garantizar la seguridad del estrecho de Ormuz” y que lo demostró salvando a los navegantes, algunos de los cuales fueron entrevistados por la televisión estatal agradeciendo a Teherán su hospitalidad. Pese a ello, el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó ayer viernes que su Gobierno tiene pruebas de la responsabilidad de Irán: “Lo hicieron (...) Ellos no saben que tenemos las técnicas que nos permiten observar en la oscuridad”, declaró. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, citó el jueves informes de inteligencia y las armas empleadas y denunció que los ataques son similares a los ocurridos el mes pasado en un puerto emiratí contra cuatro petroleros, de los que Washington también responsabilizó a Teherán.
Otra supuesta prueba es que Irán amenazó con bloquear el estrecho de Ormuz después de que Washington endureciera el embargo contra su petróleo en el marco de las sanciones impuestas por EEUU tras su retirada unilateral del acuerdo nuclear de 2015. Además, el Comando Central de EEUU difundió un vídeo en el que asegura que se ve a una patrulla naval de la Guardia Revolucionaria iraní acercándose al buque japonés después de los estallidos para retirar una supuesta mina lapa sin explotar.
La Guardia Revolucionaria (considerada la unidad de élite de las Fuerzas Armadas iraníes) ha sido designada grupo terrorista por Washington, lo que fomentó asimismo el repunte de la tensión, que Estados Unidos aprovechó para justificar un aumento de su despliegue militar en la región.
Los aliados árabes de Washington en la zona, principalmente Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, no han querido esta vez apuntar directamente a Irán, aunque han mostrado su preocupación por un eventual conflicto. El ministro de Estado de Exteriores emiratí, Anwar Gargash, advirtió de que estos sucesos suponen una “escalada peligrosa” y llamó a la comunidad internacional a actuar “con el fin de asegurar la seguridad y estabilidad regional”.
Por su parte, el Gobierno saudí expresó el jueves su “extrema preocupación por el ataque terrorista” contra los buques cisterna y declaró que tomará “las medidas oportunas” para proteger sus puertos y aguas territoriales.
La preocupación por la inestabilidad en el golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz, una zona estratégica por la que circula una quinta parte del petróleo mundial, se ha disparado, al igual que los precios del crudo.