BILBAO- Pese a tener el respaldo de todos los agentes de la comunidad educativa, el secretario general de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación ha decidido retrasar el inicio de la experiencia piloto en ocho institutos de la unidad didáctica Herenegun. Este programa dirigido a alumnos de 4º de ESO y 2º de Bachiller pretende trabajar en la asignatura de Historia la memoria reciente, incluida la trayectoria de ETA y otros terrorismos y violencias, entre los años 1960 y 2018. Ante la polémica por las alegaciones de algunas asociaciones de víctimas y de varios partidos, el Gobierno Vasco se da tres meses para ampliar el consenso.

¿Por qué puso fecha para llevarlo a las aulas si, como se ha visto, no tenían cerrado el acuerdo?

-Sinceramente no creíamos que pudiera generarse esta polémica. Antes de eso habíamos previsto un plazo para las aportaciones pero pensábamos que la dimensión del debate no iba a ser de este calado. Hemos visto que la magnitud es muy importante y hay que tomarlo en consideración y actuar con flexibilidad. La primera previsión era poner esta experiencia piloto en marcha en abril o mayo y ahora se nos retrasa unos meses, pero no tiene una relevancia importante.

Al trasluz de las posiciones beligerantes de algunos, ¿cree que va a lograr el consenso en estos tres meses?

-Si alguien piensa que tenemos que llegar a una especie de unanimidad para decidir las imágenes de unos vídeos o los textos de la unidad didáctica, está equivocado, no tiene sentido. Tenemos que generar un clima de confianza en los próximos meses que permita entender que es un material aceptable para todos, aunque no se esté de acuerdo con todo.

Si no se logra ese consenso, ¿seguirá adelante con el proyecto?

-No quiero ponerme en ese escenario, porque vamos a apostar por crear un marco de consenso suficiente. Cuando aprobamos el Plan de Convivencia 2013-2016 se generó una polémica similar. Asociaciones de víctimas y partidos hicieron manifestaciones de trazo muy grueso en contra del plan. Lo tratamos con diálogo y receptividad y el desarrollo del plan se pudo hacer con grandes consensos, que no unanimidades. Lo mismo pasó con la unidad didáctica Adi Adian, que lleva a las aulas los testimonios de víctimas del terrorismo de todo signo. Fue objeto de una gran polémica, pero ahora es un programa de éxito que nadie pone en cuestión.

¿Cuáles son los grandes nudos que han provocado la ralentización de Herenegun?

-El gran nudo es el juicio de intenciones, que es el más difícil de replicar. Es fácil acusar a este programa o a sus autores de que su objetivo real es legitimar, blanquear o diluir el terrorismo porque es un juicio de valor que no se puede demostrar, estando muy claro que el objetivo no es ese. Pero cuando las aportaciones de los grupos aterrizan y hacen propuestas concretas, entonces no se plantean grandes problemas.

¿Ni siquiera cuando las hacen las asociaciones de víctimas o los partidos que dicen rechazar la unidad didáctica?

-En muchas de las aportaciones no hay problemas para incorporarlas a la unidad didáctica. Cuando se baja a propuestas concretas, no hay problema. Nuestro único límite es y ha sido que no aceptaríamos propuestas que legitimen el terrorismo y no admitiremos propuestas orientadas a ocultar u olvidar otras formas de violencia y vulneraciones de derechos humanos que se hayan producido en este país.

El PP dice que la unidad didáctica ha de basarse en “contenidos veraces”. ¿Acaso no lo son ya?

-Creemos que todos los contenidos son veraces, más aún teniendo en cuenta quiénes han elaborado el material educativo. Se podrían contrastar uno por uno todos los acontecimientos históricos reflejados en ese material y ver que todos son hechos históricos contrastables. No hay nada que no sea veraz. Pero claro, en el documento de cronología de todo lo ocurrido en estos sesenta años es imposible contentar a todo el mundo. Hemos recibido muchas aportaciones a la cronología porque a todo el mundo le puede parecer que falta algún o algunos acontecimientos. Ese es un problema fácil de resolver.

¿Y se van a incorporar a la cronología?

-Sin duda.

¿Se abona la teoría del conflicto?

-En ningún caso, todo lo contrario. El material didáctico está orientado a dos grandes conclusiones. Una, los derechos humanos representan un valor supremo; y, dos, el pluralismo representa un valor superior. Ninguna causa política, religiosa, social ni de ningún otro orden puede anteponerse al valor superior de los derechos humanos, especialmente al derecho a la vida, ni al valor del pluralismo.

¿Y por qué cree que algunos insisten en decir que se legitima la violencia?

-Quisiera pensar que el dolor y las heridas del pasado, las inercias, siguen teniendo mucha influencia en el presente.

¿La unidad didáctica impone un relato?

-Hemos buscado el asesoramiento de tres personas (Juan Pablo Fusi, Mari Carmen Garmendia y Mariano Ferrer) con trayectorias muy cualificadas y respetadas, pero sobre todo con visiones plurales para hacer no un relato sino un recorrido histórico que tenga en cuenta diferentes miradas. El resultado es una buena base pero intentaremos mejorarlo.

¿No están transfiriendo a las escuelas una cuestión, el relato, aún no ventilado en la sociedad?

-Es complicado, pero en este caso el debate no sería entre un relato y otro relato, sino que sería entre el relato y el no relato. En su momento hicimos un estudio con estudiantes de primer curso de la universidad y nos llamó la atención que, habiendo nacido en los años 2000 y 2001, desconocían acontecimientos muy relevantes de la historia reciente. Ahora tratamos de ofrecer un material no para dictar un relato, sino para ofrecer al alumnado datos sobre lo que ha ocurrido en los últimos 60 años y junto a ello interpelaciones críticas sobre todo eso para que puedan reflexionar.

Hacer pensar más que copiar.

-La educación moderna no consiste en dictar a los estudiantes lo que deben pensar, sino en hacer pensar. En algunas reflexiones que se están escuchando parece pedírsenos que dictemos a los estudiantes lo que tienen que pensar, y eso no funciona. Este material está orientado a incentivar la conciencia crítica sobre los derechos humanos y el pluralismo.

¿Es ese el mayor reproche de estos colectivos a la unidad didáctica?

-Así es, aunque no lo explicitan así. Nos reprochan que el material no es suficientemente explícito a la hora de decir lo que se debe pensar. En ningún lugar o situación histórica se llega a imponer un único relato. Eso es inviable porque siempre conviven relatos diversos. Nosotros tenemos que ofrecer datos objetivos sobre lo ocurrido y reflexión crítica sobre la violencia, terrorismo, derechos humanos y pluralismo.

¿Qué papel juega el o la profesora que enseña este material?

-Tiene una gran autonomía. De la misma manera que no se le puede dictar al alumnado qué es lo que debe pensar, tampoco nadie puede dictarle al profesor cómo ofrecer ese material educativo. Mientras nadie diga lo contrario, existe eso que se llama autonomía de los centros escolares y del profesorado. El profesor tiene que cumplir con el currículum escolar y la historia reciente está en el currículum. Él tiene la última palabra.

¿Solo puede hablar de los hechos históricos o puede hacer algo más?

-El análisis histórico es una oportunidad para hacer reflexiones de todo tipo: sociológicas, económicas? o éticas. Y, en este caso, con una historia tan reciente, ofrece una ocasión para reflexionar éticamente sobre lo que ha pasado.

Además de ETA, ¿puede referirse a la violencia de los GAL y de las torturas policiales?

-Por supuesto. Si son hechos objetivos que han ocurrido, deben ser conocidos por los y las alumnas para que haya una lectura crítica de todo ello.

La comunidad educativa ha validado expresamente la unidad didáctica. ¿Les ha costado mucho entenderse?

-Han valorado si este material legitima, blanquea o justifica el terrorismo, y en algunos casos han hecho aportaciones de mejora puntuales y concretas. Todas estas organizaciones educativas y universitarias han coincidido en decir que el material es válido y adecuado. Lo fundamental es que, desde un punto de vista pedagógico, histórico y ético, lo consideran válido.

¿Este aval de la comunidad a la que va dirigido el proyecto les reafirma en su intención de llevarlo a las aulas el próximo curso?

-Podíamos haber dicho que con esta valoración positiva de la comunidad educativa podíamos haber tirado adelante sin más, pero queremos ver toda la realidad. Hay aportaciones críticas que manifiestan una inquietud muy grande por este material, al igual que hay aportaciones que confían en el material. Vamos a gestionar esa realidad plural con tranquilidad.

En la unidad didáctica preparada por el Gobierno español, no aparecen los GAL entre los grupos terroristas, lo obvia. ¿Qué le parece?

-Esta unidad didáctica tiene déficits importantes y el principal es la ausencia de participación de las instituciones y los agentes educativos de Euskadi. No se ha contado con nadie de Euskadi, a pesar de que la violencia se ha sufrido mayoritariamente aquí. Pero también llama la atención que no tengan presencia los GAL o algunas otras realidades de violencia que han tenido lugar en este país.