Londres - La primera ministra británica, Theresa May, continuaba ayer preparando un plan alternativo al Brexit que deberá presentar este lunes en el Parlamento, entre peticiones para que no se descarte la opción de convocar otro referéndum. La jefa del Gobierno británico continúa los contactos con diputados de distintos partidos tras reunirse en los últimos días con líderes de las formaciones políticas, con excepción del líder laborista, Jeremy Corbyn, a fin de desbloquear la crisis del Brexit, tras el rechazo parlamentario al acuerdo negociado con Bruselas.

Por una abrumadora mayoría de 230 votos, la Cámara Baja tiró abajo el pasado día 15 el pacto negociado entre May y la UE cuando faltan pocas semanas para que se haga efectivo el Brexit, el 29 de marzo.

La primera ministra británica no ha mostrado señales de apartarse de sus líneas rojas, en concreto su negativa al libre movimiento de personas o la permanencia en el mercado común, y no descarta salir del bloque europeo sin acuerdo alguno con los representantes de los Veintisiete. Corbyn, por su parte, se ha negado a reunirse con May si ésta no descarta por completo un Brexit sin acuerdo, una situación que agrava la crisis política que vive el Reino Unido.

“Estas no son conversaciones auténticas sino que están pensadas para jugar con el tiempo y dar la apariencia de que contacta (con los partidos), mientras se mantiene rígida en su acuerdo enfáticamente rechazado”, dijo ayer el jefe de la oposición en una carta dirigida a Theresa May.

El pacto alternativo que presente el lunes la jefa del Ejecutivo será votado el próximo día 29.

El portavoz del Brexit del Laborismo, Keir Starmer, señaló ayer que un segundo referéndum sobre la Unión Europea debe ser una opción a considerar si no fuera posible convocar elecciones.

En un discurso en la Sociedad Fabiana, en Londres, Starmer señaló que entre las opciones que hay por delante figuran el pedir al Gobierno que negocie una estrecha relación comercial con la Unión Europea basada en la unión aduanera o la convocatoria de comicios.

Pero si no fuera posible contar con elecciones generales, entonces para el Laborismo todas las opciones deben estar sobre la mesa, incluido otro plebiscito y que éste incluya la posibilidad de preguntar a los votantes si quieren seguir en la Unión Europea, añadió. “No creo que sea un secreto que crea firmemente en la opción de quedarse (en la UE), y en que tiene que haber (también) una opción de marcharse (del bloque)”, recalcó.

Starmer dijo que parece “inevitable” que el Gobierno tenga que solicitar el retraso del Brexit, a través de la extensión de la vigencia del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece un periodo de dos años de negociaciones sobre la retirada de un país miembro, desde el momento de la notificación hasta la salida. “En las próximas semanas el Parlamento tendrá la oportunidad de asumir el control (del Brexit). Ello implicará ser abiertos sobre los dilemas que afrontamos y las opciones posibles que aún están disponibles”, resaltó Starmer.

Major pide libertad de voto Por su parte, el ex primer ministro británico conservador John Major pidió ayer que los diputados tengan libertad de voto sobre los próximos pasos a seguir acerca del Brexit a fin de superar la actual crisis creada por la falta de acuerdo. En unas declaraciones a Radio 4 de la BBC, el antiguo líder tory resaltó que el acuerdo que la primera ministra británica, Theresa May, negoció con la Unión Europea está muerto y se mostró a favor de celebrar una serie de votos “indicativos” para poder conocer así las posibles alternativas que cuenten con más respaldo parlamentario.

El pacto de May fue rechazado el pasado día 15 en una votación en la Cámara de los Comunes, por lo que la primera ministra tendrá que presentar este lunes, día 21, un plan alternativo, cuando faltan pocas semanas para la salida británica de la Unión Europea -29 de marzo-.

“La primera ministra argumentó valientemente su acuerdo. Luchó por él pero la Cámara de los Comunes lo mató y lo mató totalmente”, agregó el que fuera jefe del Gobierno entre 1990 y 1997.

“La primera ministra todavía necesita un acuerdo. Si ella no puede aportar uno que sea aceptado por el Parlamento, entonces necesita convertirse en moderador, mediador, para saber qué aceptará el Parlamento”, puntualizó Major, político del grupo proeuropeo de los conservadores. Major agregó que los líderes de todos los partidos deberían dar a sus diputados libertad de voto porque “es la única manera de tener una respuesta totalmente honesta de los miembros del Parlamento”. Esta libertad, además, evitaría el peligro de dimisiones del Gobierno por “desacuerdos con la política de su líder”, resaltó. La primera ministra mantiene contactos con diputados de distintos partidos para buscar consenso después de que su plan fuese rechazado por 432 votos en contra y 202 a favor.

En aquella sesión llamó la atención la figura del presidente de los Comunes, John Bercow con sus gritos de “¡Orden!” en una cámara baja muy polarizada por el rompecabezas político que es el Brexit.

Diputado conservador cuya imparcialidad le impide votar, Bercow anima con sus estridentes gritos unas sesiones que a veces se parecen más a aulas de colegios que a las propias de un Parlamento. Como manda la tradición que obliga a los diputados británicos a tratarse con respeto, el presidente de los Comunes, que lleva siempre toga pero no peluca como hasta hace unos años, asegura con su “¡Oordeeen!” que los parlamentarios tengan la palabra.