vitoria - El PP comienza a dar señales de que quiere participar en el juego parlamentario en lo que queda de legislatura, tras haberse negado a dialogar sobre los Presupuestos de este año en un contexto de quiebra de las relaciones con el PNV por su contribución al desalojo de Mariano Rajoy de La Moncloa. Los populares, que no entraron en esa negociación con el argumento de que no podían dialogar con el partido que pacta al mismo tiempo las bases del nuevo estatus de autogobierno con EH Bildu, mantienen que el debate del autogobierno dificulta el entendimiento con el Gobierno Vasco, pero ahora evitan decir que lo hace imposible. Fuentes del PP consultadas por DNA dejan abierta la posibilidad de hablar sobre cuestiones del día a día y alcanzar pactos puntuales. “No nos autoeliminamos del Parlamento”, aseguran, sin llegar a ser categóricos.
Aunque el desalojo de Rajoy escuece, la posición del PP deja ver, como mínimo, que existen dudas y cierto debate ante la posibilidad de sufrir en lo que queda de legislatura una travesía en el desierto en el Parlamento Vasco y sin ninguna influencia política. El PP deja abierta la opción de tener un ligero margen de maniobra y pacto en un escenario donde el lehendakari no tiene un tercer socio estable y va a tener que negociar ley a ley. Además, hay medidas que, por coherencia ideológica, no podría vetar, como el aumento del salario de los funcionarios. De ahí que no pueda ser tan concluyente. El propio Borja Sémper quiso defender en Radio Euskadi que su vocación es tender la mano, y evitó colocar la cuestión del nuevo estatus como línea roja. “Dificulta, claro. ¿Imposibilita? Pues ya veremos en cada materia que vayamos abordando, pero le aseguro que no ayuda en absoluto”, se limitó a responder.
La posición del PP es importante para el lehendakari Urkullu, que aspira a garantizar la estabilidad de la legislatura hasta 2020 a pesar de la prórroga presupuestaria negociando con todos los grupos ley a ley, tal y como adelantó ayer este periódico. Esta rendija abierta al acuerdo da algo de oxígeno al lehendakari y amplía el terreno de juego, y le refuerza en su creencia de que no es imposible garantizar la estabilidad con la geometría variable porque la comunidad autónoma ya tiene experiencia. La actitud del PP se suma a la posición incierta de EH Bildu, que ha matizado públicamente que no quiere tumbar todos los proyectos del Gobierno Vasco por sistema, aunque la desconfianza mutua sigue siendo elevada. Elkarrekin Podemos, por su parte, parece el socio más inviable, salvo en cuestiones de convivencia.
Parece garantizado que el partido de Alfonso Alonso va a aprobar la subida salarial del 2,25% para los funcionarios, que para más señas fue encarrilada con los sindicatos por el propio expresidente Rajoy desde Madrid y, por lo tanto, por el propio PP. El Gobierno Vasco va a remitir un proyecto de ley al Parlamento y prevé que se apruebe en febrero, en lo que supondrá el primer gran test de esta nueva etapa. Las fuentes consultadas en el PP responden con un elocuente silencio y un breve “ya veremos” cuando se menciona el asunto. Además, afecta a un colectivo muy movilizado formado por 70.000 personas y se hace complicado imaginar que algún grupo quiera asumir el coste de un veto.
“La condición del nuevo estatus sigue ahí, pero hay ciertas cosas que se verán en el día a día. Algunas se pueden hablar, si coinciden con nuestra posición. No nos autoeliminamos del Parlamento. Seguimos ahí y la vocación es seguir influyendo para que rompan el pacto con EH Bildu y, en otras cosas, ya veremos”, resumen.
El PP se negó a negociar los Presupuestos y puso como condición el nuevo estatus, pero da la impresión de que el principal objetivo que tenía esa estrategia era hacer caer las Cuentas y no toda la producción legislativa en general. Por ejemplo, en el mes de octubre, cuando ya se había producido la moción de censura y con el desencuentro abierto en canal, los populares brindaron a los grupos parlamentarios del PNV y el PSE un apoyo decisivo para salvar las bases para el pacto educativo, que eran rechazadas por EH Bildu y Elkarrekin Podemos. También apoyaron la Ley de Puertos, una modificación de la normativa del dopaje y la Ley de FP en junio, con el desalojo muy reciente. En memoria y autogobierno, no hay margen. El otro gran asunto que está sobrevolando es la reforma de la renta de garantía de ingresos, donde el Gobierno Vasco tendrá que ver si es más factible su apoyo, o bien el de EH Bildu y Elkarrekin Podemos.
matices El resultado de las elecciones municipales y forales del 26 de mayo, las convocatoria en varias autonomías y en el Parlamento Europeo, podría contribuir a arrojar luz sobre la estrategia del PP, que por ahora está inmerso en una pugna de patriotismo español con Vox. Su líder estatal, Pablo Casado, ha fijado una línea de dureza hacia los nacionalismos vasco y catalán. Sin embargo, reducir a la mínima expresión su margen de actuación en el Parlamento le impedirá sacar pecho de acuerdos como los que firmó en 2017, cuando consiguió una rebaja del Impuesto de Sociedades. El PP, que pactó los dos primeros Presupuestos de esta legislatura, aspiraba a influir con la mirada puesta en la recuperación de las principales instituciones del territorio alavés, su caladero de votos.
En la entrevista concedida a Radio Euskadi, su portavoz parlamentario, Borja Sémper, puso en valor esos dos acuerdos y la reforma fiscal, así como otros “acuerdos puntuales”. “Siempre y cuando esos acuerdos estén destinados a generar estabilidad y a crear las condiciones para que la economía siga mejorando en Euskadi, ahí estará el PP. El problema al que nos enfrentamos es que esos consensos en materia económica y de orden social no pueden ir luego acompañados de la ruptura de ese consenso cuando el PNV pacta con Bildu las bases de una hipotética reforma del estatuto de autonomía”, añadió, para añadir que dificulta el acuerdo.
Cuando se le preguntó si el pacto es imposible y si no negociará mientras esas bases estén sobre la mesa, dijo que tienen “la mano tendida, pero esa estabilidad tiene que ser una estabilidad global, que se refiera a la economía, pero también a la convivencia”, aunque evitó cerrar la puerta. “Esto dificulta, claro. ¿Imposibilita? Ya veremos en cada materia”, dijo.
Condiciones. El PP insiste en que llegar a acuerdos será difícil mientras el PNV mantenga el documento de bases del nuevo estatus con EH Bildu, pero evita decir que sea imposible.
Cuatro pactos. Desde la moción de censura, se han producido cuatro pactos relevantes con el Gobierno Vasco y los partidos que lo sustentan. El PP se unió a PNV y PSE en junio para dar luz verde a las leyes de Puertos y FP, y para una modificación de la normativa sobre el dopaje. Ya en octubre, con el desencuentro abierto en canal en puertas de los Presupuestos y con la condición del estatus firmemente sobre la mesa, el PP volvió a pactar para salvar las bases educativas.
Desencuentros. El PP endureció su posición sobre la RGI y se negó a negociar los Presupuestos de este año con su condición previa del estatus. El Gobierno Vasco, que intentó la negociación con EH Bildu, ha tenido que ir a la prórroga. De esta manera se quebró la senda de colaboración del PP en los dos últimos años. Tampoco hay margen para los acuerdos sobre la memoria (no participa en la Ponencia y exige también retirar el módulo educativo Herenegun) ni en el autogobierno, donde sí participa en la Ponencia, pero no comparte que haya que reformar el Estatuto de Gernika para ampliar la autonomía vasca.