sevilla - Andalucía ha dejado de ser de izquierdas. Tras 36 años de hegemonía socialista, las tres formaciones de derechas han protagonizado el vuelco electoral y alcanzado por primera vez en la historia de la democracia una insólita mayoría absoluta que cambiará el mapa electoral andaluz y, a buen seguro, el español.
Los tres partidos conservadores han realizado una campaña cada vez más radical suman 59 escaños, cuatro más de la mayoría absoluta, que está en los 55. El PP mantuvo la hegemonía con 26 escaños, pero fue un pírrico triunfo, ya que se hundió desde los 33 que tenía. Y todo ello pese a la implicación personal de Pablo Casado en la campaña electoral, con más de un acto diario en las dos semanas que duró. Los 26 escaños le dejan como la fuerza conservadora mejor situada y Juan Manuel Moreno podría alcanzar la presidencia de la Junta con el apoyo de las otras dos formaciones. El PP no ha logrado frenar su sangría de votos, pero a cambio obtiene la ventaja estratégica de ser el que más escaños tiene entre un bloque de derechas con un discurso cada vez más radicalizado.
ciudadanos, imparable El gran ganador en la derecha ha sido Ciudadanos, que sigue su ascenso fulgurante en las convocatorias electorales tras catalunya y se dispara desde los 9 escaños de 2015 hasta 21. Tras crecer más del doble en número de votos su candidato, Juan Marín, no tardó en reclamar anoche la presidencia asegurando que Andalucía se aproxima a “un cambio que solo puede liderar un partido que crece”. Y el Partido Popular no cumple esa condición.
Pero la llave la tendrán los 12 escaños de Vox. La extrema derecha ha superado las expectativas de propios y extraños e irrumpe en la escena política andaluza y española con unos inesperados 12 escaños que pueden decidir al ocupante del palacio de San Telmo en Sevilla. Partido Popular y Ciudadanos no se bastan para armar una mayoría, por lo que la posición negociadora de la formación que lidera Santiago Abascal será muy fuerte. Vox logra en estas elecciones multiplicar por 20 sus apoyos, con respecto a las últimas elecciones autonómicas y demuestra contar con un apoyo estable, que le ha llevado a conseguir escaños en todas las provincias pese a su discurso xenófobo y a la ausencia de un programa de gobierno como tal para la comunidad. En Almería, incluso, se sitúa como tercera fuerza por delante de C’s y Adelante Andalucía. Incluso en el emblemático municipio de El Ejido han sido la primera.
La derecha se ha instalado cómodamente en el bastión de la izquierda, a la que casi con toda seguridad desalojará del poder. En el lado de la izquierda, que suma 50 escaños, se ha registrado un doble batacazo. Sobre todo en las filas socialistas. Han caído desde los 47 escaños hasta los 33, su mínimo histórico cayendo por debajo de la emblemática barrera del 30% de los votos hasta quedar en un decepcionante 27,9%. Pese a ello Susana Díaz se atrincheró ayer en la idea de que es la formación más votada y alertó del peligro de pactar con la ultraderecha de Vox. Al PSOE ya no le vale ni siquiera un hipotético apoyo de Ciudadanos (que ya tenía en la pasada legislatura) puesto que sumarían 54 escaños, uno menos de la mayoría. A parte, claro está, de que estratégicamente sería difícil de vender a su electorado un respaldo a Susana Díaz.
El otro perdedor ha sido Adelante Andalucía, la unión electoral de Podemos e IU. Si por separado alcanzaban los 20 escaños (15+5), anoche sólo llegaron a 17 y fueron incapaces de rentabilizar electoralmente su alianza.
Con este panorama la derecha ha roto su techo electoral en Andalucía, que estaba en los 50 que logró Javier Arenas. En el lado contrario su suelo los marcaron las elecciones de 1990, cuando se quedó en 26.
Por contra la izquierda siempre había estado por encima de la mayoría absoluta, de los 58 escaños del año 2000 a los 79 parlamentarios del años 1986. La escasa participación, ligeramente superior al 58% y la desmovilización de la izquierda han contribuido a poner fin a la hegemonía de la izquierda en Andalucía.
Las elecciones andaluzas han abierto el intenso ciclo electoral han sido un primer test de cara a las generales, aún sin convocar pero con el mes de marzo cada vez más presente en los mentideros políticos. Y en cualquier caso para las municipales, autonómicas y europeas de mayo de 2019. Lo que suceda en los próximos días, el juego de alianzas y vetos, arrojará pistas sobre la futura correlación de fuerzas y estrategias a nivel estatal.
Albert Rivera cada vez se siente más fuerte y sale refrendado en las urnas y pide un adelanto electoral. Pablo Casado se desploma electoralmente pese a su implicación personal y a la posibilidad de que el PP gobierne Andalucía y su liderazgo tras suceder a Rajoy empieza con mal pie. Sánchez se lleva un batacazo electoral de grandes proporciones en su feudo y se verá tentado de atrincherarse en La Moncloa. Y Pablo Iglesias sigue sin crecer a costa del PSOE. Un panorama por despejar que está pendiente de lo que suceda en Andalucía.
El Parlamento andaluz se constituirá el 27 de diciembre. Para ser alcanzar la Presidencia se precisa mayoría absoluta en primera votación o simple en segunda, pero si transcurridos dos meses desde que arrancan las votaciones ningún candidato suma mayoría simple se deberán repetir los comicios.