May evita la amenaza de veto del Gobierno español y afianza la cumbre del ‘Brexit’
Tras la aclaración de Reino Unido, Sánchez asegura que la relación de Gibraltar con Bruselas “pasará por España”
Londres - La primera ministra británica, Theresa May, consiguió ayer que España levante el veto que había anunciado sobre el acuerdo del Brexit en la cumbre del Consejo de Europa que se celebra hoy en Bruselas, por lo que, con toda probabilidad, el pacto recibirá luz verde.
El Ejecutivo británico sorteó ayer el principal escollo que pendía de la cumbre de hoy, al emitir una aclaración por escrito del controvertido artículo 184 del pacto por el que el España se negaba a dar su visto bueno al acuerdo. Según el Gobierno de Sánchez, ese artículo no daba al Estado español las suficientes garantías de que tendría la última palabra en cualquier futuro acuerdo con Gibraltar. A pesar de que ni se ha modificado el Tratado de Retirada de Reino Unido de la UE ni la declaración política que establecerá el marco de la relación futura entre la Unión Europea y Reino Unido -que era lo que inicialmente pedía España- Sánchez presentaba ayer la solución finalmente alcanzada como un éxito histórico tras unas “difíciles, pero fructíferas negociaciones”.
Ante las críticas y amenazas de Madrid, el Gobierno de la conservadora May, a través de una carta enviada por el embajador del Reino Unido ante la Unión Europea (UE), Tim Barrow, al Consejo Europeo, aclaró que el artículo 184 del acuerdo de salida “no impone obligaciones respecto al alcance territorial de los acuerdos”.
“El único propósito del artículo 184 del acuerdo de salida es crear obligaciones de compromiso para la Unión y el Reino Unido para negociar acuerdos que rijan la relación futura”, puntualizó el Ejecutivo británico. Algo que “no impone obligaciones respecto al alcance territorial de dichos acuerdos” y que, por lo tanto, “no es obligación ni presunción, sobre la base de esa disposición, que dichos acuerdos tengan el mismo alcance territorial que el previsto en el artículo 3 del acuerdo de salida”.
Poco antes de ese comunicado, la ministra gibraltareña de Vivienda e Igualdad, Samantha Sacramento, advertía de que el Peñón “no se plegará” ante las demandas de España respecto al acuerdo del Brexit. La política intervino en la conferencia anual del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP) que comenzó ayer en Belfast, donde aseguró que Gibraltar “no será intimidado por ninguna oferta desde Madrid para socavar su soberanía”.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, mantuvieron ayer una reunión con Theresa May en Bruselas para terminar de apuntalar el acuerdo de salida y la declaración política que, después de haber solventado el asunto del Peñón, se encontraría prácticamente encarrilado. Sin embargo, cuando eventualmente el acuerdo del Brexit supere el trámite en Europa aún le queda pasar por la votación en el Parlamento británico.
El desafío Es un nuevo desafío para la premier, que cuenta con la oposición a su acuerdo de buena parte de los parlamentarios, incluidos más de 80 diputados de su propio Partido Conservador. May es consciente del reto que supone que su acuerdo sea aprobado en Westminster y ha reconocido que ahora mismo sus esfuerzos se centran en convencer a los diputados para que lo apoyen.
A esa campaña también se han sumado sus ministros, como el de Economía, Philip Hammond, que ayer dibujó un escenario económico “caótico” si el acuerdo no es aprobado. Hammond instó a la Cámara de los Comunes a secundar los planes de la mandataria británica porque, de lo contrario, habrá “muy serias consecuencias”, que incluirán la pérdida de empleos. “Si queremos que este país sea próspero en el futuro tenemos que volver a unirnos después de este proceso”, agregó.
Entre los opositores al acuerdo también se encuentran los socios de Gobierno de May, los diez diputados del DUP, cuya líder, Arlene Fuster, instó ayer a la mandataria conservadora a “tirar a la basura” la solución de la conocida como “salvaguarda” para la frontera entre la república de Irlanda e Irlanda del Norte. Fuster aseguró en la conferencia del DUP que su formación quiere ver “una retirada ordenada y negociada” y matizó que no hace campaña por “un no acuerdo”, sino por “uno mejor”. Fuster recordó que su formación “no está sola” y que “un gran número de conservadores”, abogan por la permanencia. También los laboristas comparten esas reticencias.
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