Londres - La primera ministra británica, Theresa May, defendió ayer su estrategia para el Brexit a su manera, diciendo que estaba “defendiendo al Reino Unido” con un acuerdo de libre comercio que permite un comercio de bienes sin fricción. En ese lugar, apuntó a que los tories tienen el papel de no ser “un partido para unos pocos, ni siquiera para muchos, sino para todos los que estén dispuestos a trabajar duro y dar lo mejor de sí mismos”. May no mencionó Chequers, como se conoce a su criticado plan de salida para Londres del bloque común, pero sí dejó claro que sigue apostando por él. De ahí que llamase una vez más a la unidad en sus filas en un discurso positivo y optimista: “Si nos unimos, no hay límite para lo que podemos lograr. Nuestro futuro está en nuestras manos”. Era el discurso más esperado y todos la miraron con lupa buscando que fuese a repetir los errores del año pasado o una crítica contundente a su exministro Boris Johnson, pero la premier decidió salirse del guión para entrar al escenario bailando a ritmo del Dancing Queen del grupo Abba y defendiendo que un “buen” Brexit significará el fin de la austeridad.

May se salió del guion para romper el hielo, dando una sorpresa hasta a su círculo más cercano, que no se esperaba que volviese a atreverse a bailar frente a las cámaras tras hacerse viral sus movimientos en un viaje reciente a África. Ya en el escenario y frente a las letras oportunidad, que esta vez no se despegaron, defendió que con una buena salida, la deuda del país continuará disminuyendo y aumentará el apoyo a los servicios públicos. La primera ministra se despedía así de fácilmente de la crisis financiera, cuando se cumplen diez años de su estallido. Defendió como los británicos están pidiendo ver la luz al final del túnel, por lo que su mensaje para ellos fue el de la empatía y el entendimiento, mostrando a los votantes que después de hacer sacrificios “hay días mejores por delante”.

ignora a boris johnson May no mencionó al populista Johnson directamente, pero sí le dijo de buenas maneras que aquellos que quieren hacer el Brexit una realidad “necesitan unirse ahora”, advirtiéndoles de que si no lo hacen y van en direcciones diferentes en busca de visiones personales hacia el divorcio europeo perfecto, Londres corre el riesgo de acabar “sin ningún tipo de Brexit”. La primera ministra condenó el abuso personal al que están sometidos algunos políticos, defendiendo el caso particular de la laborista Diane Abbott, por lo que pidió el fin de “la amargura y la bilis que envenenan nuestra política”. Pero eso no quitó de que realizase repetidos ataques contra el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, criticando su oposición contra la acción militar y alegando que aumentaría los impuestos “más y más”. Al pronunciar su discurso en que cerró la conferencia de los conservadores en Birmingham, May defendió la necesidad de ser capaces de guiar a Reino Unido hacia el “mejor futuro”, como unas finanzas sólidas son esenciales pero no son el límite de su ambición y como los tories “no son solo un partido para limpiar un desastre”.

Eso no hizo que acabase con la especulación sobre su liderazgo y el tiempo que le queda en Downing Street, pues horas antes el diputado James Duddridge presentó una cuestión de confianza contra ella ante el grupo parlamentario conservador. En su opinión, el partido necesita un líder fuerte, alguien que crea en el Brexit y que sea capaz de darle al electorado lo que votó en el referendo” y la primera ministra le parece que es “incapaz de hacerlo”. Para que prospere, al menos un 15% de los diputados conservadores deben hacer lo mismo y enviar sus respectivas cartas al Comité 1922. Sin embargo, la primera ministra mantuvo el tipo sobre el escenario y hasta tiro del humor para decir que había estado despierta toda la noche asegurándose que el escenario no se caía a trozos. Más allá de las bromas, May presentó más planes a largo plazo, como una nueva estrategia contra el cáncer para aumentar la detección temprana de la enfermedad y salvar 55.000 vidas al año para el año 2028. A ello se sumó uno de sus anuncios más populares, el congelamiento del combustible por noveno año consecutivo y un sistema de compensación automática para los viajeros de tren.

Las “ideas estrechas” de May Desde filas laboristas, su presidente, Ian Lavery, respondió al discurso diciendo que mientras Reino Unido pide “un cambio real, toda la oferta de Theresa May y su partido son ideas estrechas y pequeños retoques, confiando en pequeños ataques para cubrir su falta de visión”. Por su parte, el líder de los liberaldemócratas, Vince Cable, añadió que le encantaba verla bailar, mientras “se enfrentaba a un sala llena de ente conspirando para expulsarla”.

Desde la Conferencia de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés), que criticaron sus planes de inmigración el martes, dieron la bienvenida a su “respaldo a los negocios” e instaron a los parlamentarios a apoyar su plan del Brexit para obtener un acuerdo final con Bruselas.