El Gobierno alemán buscó ayer recuperar la iniciativa política tras la crisis de la gran coalición de la semana pasada con varias iniciativas de calado, de la revisión de los motores diésel a una ley para facilitar la inmigración de personal cualificado. La sucesión de presentaciones -perfectamente escenificada para que apareciesen responsables de los tres partidos en el Gobierno- materializó el llamamiento de hace una semana de la canciller, Angela Merkel, para dejar atrás las diferencias en el seno del Ejecutivo, y retomar las cuestiones que afectan a los ciudadanos.
El jefe del grupo parlamentario conservador, Ralph Brinkhaus, subrayó, al presentar los puntos clave de los múltiples acuerdos sellados por los tres partidos del Ejecutivo en una reunión en Cancillería de más de seis horas, el ambiente “muy constructivo” del encuentro. “Esto demuestra que la coalición tiene mucho empuje”, señaló Brinkhaus después de que por unos días se especulara en Berlín con la posibilidad de elecciones anticipadas o de que Merkel plantease una moción de confianza ante el Bundestag (Cámara Baja). Entre los acuerdos destaca la propuesta para tratar de resolver la crisis del diésel, pues la Justicia alemana había dado permiso a las ciudades a prohibir la circulación de los vehículos más contaminantes ante la falta de una acción de Berlín, pero el Ejecutivo quería evitar medidas unilaterales por parte de los entes locales.
El plan, presentado por el ministro de Transporte, el conservador bávaro Andreas Scheuer, y la ministra de Medio Ambiente, la socialdemócrata Svenja Schulze, busca un difícil equilibro entre la compensación a los propietarios de un vehículo que contamina más de lo que se les aseguró (por el fraude de los fabricantes) y el riesgo de sobrecargar financieramente a la poderosa industria del motor. Así, hasta 1,4 millones de propietarios de vehículos diésel Euro4 y Euro5 podrán solicitar la reparación de sus motores u obtener una bonificación si adquieren un coche que contamine menos. Los fabricantes, que deben correr con los gastos -según el Gobierno- pero cuya participación es voluntaria, se han mostrado proclives a la segunda opción, pero muy escépticos con la idea de las reparaciones.
El segundo gran resultado es la primera ley de inmigración en Alemania, una antigua reivindicación socialdemócrata que el partido logró colocar en el acuerdo de coalición y que se detalla por fin ahora pese a las seculares reticencias de los conservadores. La norma, presentada por los ministros de Trabajo, el socialdemócrata Heribertus Heil; de Economía, el cristianodemócrata Peter Altmaier, y de Interior, el conservador bávaro Horst Seehofer, aligera las condiciones para que personal cualificado de países extracomunitarios pueda emigrar a Alemania para trabajar.
El acuerdo, que tiene una vigencia de cinco años, también puede beneficiar a extranjeros que viven en Alemania con distintos permisos de estancia y pone como únicos requisitos una cualificación técnica reconocida y conocimientos del idioma alemán. Seehofer se mostró satisfecho por que el acuerdo permite obtener más masa laboral para la economía alemana y a la vez garantiza una “migración ordenada”, y Altmaier habló de un “buen día” para la cohesión social y el bienestar, la competitividad y el crecimiento.
La reunión de la coalición incluyó además nuevas ayudas para la instalación de más placas solares y aerogeneradores con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes, apoyó la propuesta de la Comisión Europea sobre los nuevos niveles de emisiones de CO2 y prolongó por dos años más la prohibición para castrar lechones sin anestésicos.
La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller, los bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD) trataron con esta ofensiva legislativa de pasar página tras uno de los peores momentos de la legislatura. El pasado martes Merkel pidió perdón porque el Gobierno estaba “demasiado” ocupado consigo mismo en lugar de con los temas que preocupan a la ciudadanía, tras la disputa interna en torno al controvertido exjefe de los servicios secretos del interior, Hans-Georg Maassen.
Este revulsivo trata asimismo de mejorar la imagen de la coalición, muy erosionada en los seis meses desde que echó a rodar, de cara a los comicios regionales de Baviera y Hesse, que tendrán lugar el 14 y el 28 de este mes, respectivamente, y donde todos avanzan con las encuestas en contra. - Efe