Estrasburgo - El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y Manfred Weber, el líder de su partido político en la Eurocámara, el grupo popular europeo (PPE), escenificaron ayer su tensión en pleno debate sobre el Estado de Derecho en Hungría.

Orbán fue aplaudido por las fuerzas euroescépticas al dejar claro que no piensa tener en cuenta la opinión del Parlamento Europeo sobre la salud de su democracia, al tiempo que el propio Weber animaba a los líderes a tomar una decisión sobre la deriva del Gobierno de Orbán en el Consejo Europeo.

En el debate previo a que la Eurocámara decida el miércoles si recomienda aplicar el artículo 7 a Hungría, Orbán culpó con vehemencia a la UE de querer imponerse frente a los designios del “pueblo húngaro”. El primer ministro, del ultraderechista Fidesz, acusó a los eurodiputados de pretender “acallar” al pueblo húngaro y querer “dar lecciones de lo que le conviene o no le conviene”.

Orbán reivindicó “el derecho del pueblo húngaro” a decidir sobre su gestión de la inmigración, en referencia a las críticas por las vallas construidas en sus fronteras y el trato a los refugiados. “Se quiere condenar a Hungría porque los húngaros decidieron que su patria no sería un país de inmigrantes. Me opongo a que las fuerzas de la Eurocamara partidarias de la inmigración nos chantajeen. No cederemos, no importa lo que voten”, advirtió.

Tras él llegó el turno de Weber, a favor de aplicar el artículo 7 a Hungría pese a que pueda desencadenar la salida del Fidesz del PPE. “Hay que velar por atender los valores europeos en todas las ocasiones y en todas las familias políticas”, dijo Weber, en la carrera para ser presidente de la CE.

Weber, representante de la Unión Social Cristiana de Baviera(CSU) que ha exigido a Merkel que no admita refugiados, se dirigió directamente a Orbán para recriminarle que si bien “se pueden tener ideas distintas sobre la inmigración” lo que “no se puede es decir es que hay que tener miedo a los musulmanes, porque eso abre aún más la brecha y creemos en una Europa con libertad de religión y separación entre Iglesia y Estado”.

Por su parte, el líder de los socialistas y demócratas (S&D) en el Parlamento Europeo, Udo Bullmann, aseguró que Orbán parece no entender de qué trata el debate mantenido en la Eurocámara.

En defensa de los húngaros “Estamos celebrando este debate porque esta cámara defiende los derechos de los ciudadanos húngaros. Porque está en el centro de Europa y no porque queramos atacar a las personas en Hungría”, señaló el socialdemócrata alemán, quien afirmó que Viktor Orbán representa “el sistema más corrupto que existe en la Unión Europea”.

El líder de los liberales (ALDE), Guy Verhofstadt, coincidió en subrayar que las instituciones comunitarias no buscan llevar a cabo acciones contra Hungría. “Usted no es ni Hungría ni el pueblo húngaro es el Gobierno y el líder de un partido político y Hungría es mucho más que eso”, explicó a Orbán.

El miembro polaco del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) Ryszard Antoni Legutko declaró que si los Veintiocho no están de acuerdo con las posturas del Gobierno magiar, “censuren las elecciones” y designen a “un representante del exterior para que de alguna manera dirija Hungría”.

“El señor (vicepresidente de la Comisión Europea encargado del Estado de Derecho, Frans) Timmermans estará encantado de asumir el puesto, estoy seguro”, comentó.

Más simpatías cosechó el discurso euroescéptico de Orbán -muy similar al de otras ocasiones- entre la ultraderecha y los eurófobos como Nigel Farage (UKIP), que espetó a Orbán: “Únase al club del Brexit, seguro que le va gustar”. - Efe