LONDRES. Se espera que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del que son miembros permanentes ambos países, se reúna a las 15.30 GMT (11.30 hora de Nueva York), cuando los delegados británicos expondrán su versión de los hechos.
Tras varios meses de investigación, el Reino Unido identificó ayer a los presuntos autores del ataque contra el antiguo espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia el 4 de marzo en Salisbury como dos agentes del servicio de inteligencia militar de Rusia, el GRU.
Posteriormente, el 30 de junio, Charlie Rowley y Dawn Sturgess, una pareja británica, se intoxicó también accidentalmente, en la cercana población de Amesbury, con la misma sustancia, contenida en un frasco de perfume hallado en un contenedor, lo que resultó en la muerte de Sturgess el 8 de julio.
Rusia rechazó ayer las acusaciones de Londres y recordó que no es el único país que tiene las "capacidades técnicas", "la experiencia" y "los motivos" para el uso del agente nervioso conocido en Occidente como Novichok en Salisbury.
La Policía británica y la Fiscalía establecieron que los ciudadanos rusos Alexander Petrov y Ruslán Boshírov -posiblemente nombres falsos- fueron los presuntos responsables del envenenamiento de los Skripal con el neurotóxico, fabricado por el Estado ruso en los años 80 pero que actualmente poseen también otros países.
Tanto Scotland Yard como la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, facilitaron detalles minuciosos sobre los movimientos de los dos individuos tras su llegada al Reino Unido el 2 de marzo -dos días antes del ataque en Salisbury- y su partida de regreso a Moscú el mismo día del envenenamiento.
May afirmó en la Cámara de los Comunes que "casi seguro" la operación fue aprobada "al más alto nivel del Estado ruso".
Serguéi Skripal, antiguo agente del GRU, y su hija enfermaron supuestamente después de tocar la manilla de la puerta de su domicilio en esa población, que había sido contaminada.
La Justicia británica ha cursado contra los dos sospechosos una orden de detención europea, con fines de extradición al Reino Unido, en caso de que viajen a algún país europeo, pues Rusia, en virtud de su Constitución, no entrega a ciudadanos rusos.
El Gobierno británico convocó ayer al embajador de Moscú y adelantó que pedirá más sanciones internacionales contra Rusia, después de que en marzo ya expulsara a decenas de diplomáticos rusos del Reino Unido, lo que también hicieron otros países aliados.