VITORIA - El penúltimo comunicado de ETA antes del que selle su desaparición definitiva tras 59 años de existencia no ha logrado convencer a sus principales destinatarios, las víctimas de sus atentados. Ayer fueron numerosas las víctimas y las asociaciones de afectados que así se manifestaron, como se recoge pormenorizadamente en las páginas posteriores. Estuvieron secundados en esa dura crítica por los Gobiernos vasco y navarro y los partidos políticos de Euskadi que también vieron avances y bondades en el reconocimiento del dolor por parte de la banda.

La organización hizo público ayer un comunicado en el que reconoce el “daño causado en el transcurso de su trayectoria armada” y llega incluso a utilizar términos desconocidos en su retórica como “perdón” o “empatía” con el dolor ocasionado. Sin embargo, solo pide disculpas para las víctimas colaterales “que no tenían una participación directa en el conflicto”, deslizando una suerte de justificación para aquellas que fueron objetivo premeditado de los atentados de la banda.

Se trata de un perdón selectivo solo para aquellas víctimas “que no tenían una participación directa en el conflicto”, que atribuye a “errores o decisiones erróneas”. Justifica que estas víctimas se produjeron “obligados por las necesidades de todo tipo de la lucha armada”. “A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón”, apunta. Para el resto, se limita a manifestar su “respeto” por el hecho de que hayan resultado “damnificados por el conflicto”. “Lo sentimos de veras”, dice sobre los muertos, heridos y víctimas que han causado sus “acciones”, una afirmación inédita a lo largo de su trayectoria y difícilmente imaginable hasta ahora.

En el comunicado remitido a los diarios Berria y Gara y publicados en los diarios de ayer, ETA mantiene su tradicional argumento de equiparación y pide reconocer “todos la responsabilidad contraída y el daño causado”, en referencia a los atentados y ataques sufridos en la guerra sucia por sus militantes y personas de la izquierda abertzale, así como los casos de tortura. “Todos deberíamos reconocer, con respeto, el sufrimiento padecido por los demás”, señala el texto.

Consciente de que este asunto del perdón selectivo iba a generar de inmediato una fuerte contestación y rechazo, ETA se vio obligado a incorporar un anexo para ampliar su explicación sobre el daño causado. En el inédito epígrafe crítica que algunos quieren “menospreciar cualquier avance”, se justifica la banda.

ETA dice respetar a quienes piensen que su actuación ha sido “inaceptable e injusta”, pero destaca también a quienes ven injustas “las acciones de las Fuerzas del Estado y de las fuerzas autonomistas que han actuado conjuntamente” con “el disfraz de la ley”. La banda reivindica que estos últimos no deben ser “humillados” e insiste en su discurso de superación: “ojalá nada de eso hubiese ocurrido, ojalá la libertad y la paz hubiesen echado raíces en Euskal Herria hace mucho tiempo”.

En el comunicado anterior al de su disolución o “desmovilización” que se producirá el próximo 5 de mayo en un formato que se desconoce, la banda hace un llamamiento a esclarecer “la verdad de modo constructivo” para cerrar las heridas aún abiertas y apunta a que sigue existiendo un “conflicto político” al que se debe dar una “solución democrática para construir la paz y lograr la libertad”. “Hay que seguir adelante”, proclama criticando a quienes han decidido dar “la batalla del relato”. “Es una lástima que se obcequen de esta forma”, desprestigia en un alegato para pedir “verdad, justicia y reparación”, añade el texto.

bombardeo de gernika Llamativo también es la justificación ideológica de su nacimiento como organización armada ya que se retrotrae hasta el Bombardeo de Gernika el 26 de abril de 1936, a cargo de la Legión Cóndor alemana, apoyada por la aviación fascista italiana y con el conocimiento del régimen de Franco. “El sufrimiento imperaba antes de que naciera ETA, y ha continuado después de que ETA haya abandonado la lucha armada; las generaciones posteriores al bombardeo de Gernika heredamos aquella violencia y aquel lamento, y nos corresponde a nosotros y nosotras que las generaciones venideras recojan otro futuro”. La necesidad argumental del bombardeo es tan importante que incluso cierra el comunicado reclamando “apagar definitivamente las llamas de Gernika”.

No solo las víctimas y las asociaciones de víctimas rechazan el “perdón” a medias de ETA, convirtiendo a unas en víctimas de primera (las colaterales) y de segunda (las buscadas), también las instituciones y los partidos políticos vascos reprobaron esta jerarquización de las víctimas y esa crítica limitada a las consecuencias de sus actos violentos.

El lehendakari Iñigo Urkullu y la presidenta del Gobierno navarro, Uxue Barkos, fueron de los primeros en pronunciarse y en ambos casos censuraron el reconocimiento discriminatorio y selectivo del daño causado a las víctimas. Los partidos vascos, salvo el PP, hicieron valoraciones parecidas. La lectura del Ejecutivo de Rajoy fue distinta e insistió en la fortaleza del Estado de derecho como razón principal para la derrota de ETA, recordando además que sus presos no tendrán ningún beneficio adicional por la inminente disolución. En un sentido parecido se pronunció el portavoz de la Comisión Europea.

Total. Entre muertos y heridos, hay 7.265 víctimas, según el Ministerio del Interior.

Asesinados. 864 personas, casi un 40% civiles. Hay discrepancias, aunque las horquillas se mueven entre 829 y 870. El primer asesinato reconocido fue el del guardia civil José Antonio Pardines. ETA ha matado sobre todo a guardias civiles (206) y policías españoles (149). También han muerto a sus manos 24 policías locales, 13 ertzainas, y un mosso.

Secuestros. 79 personas. Doce de ellas fueron asesinadas durante su cautiverio y otras catorce recibieron disparos en las piernas antes de ser liberadas. El secuestro más largo fue el que padeció el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara.