bilbao- Eduard Pujol i Bonell (Martorell, 1969) regresa contento a Barcelona tras haber comprobado que los jeltzales van a seguir de “palanca” de contención para que el artículo 155 de la Constitución que suspende el Govern e interviene la Generalitat no se legitime ni se expanda aún más. Este periodista que abandonó la dirección general de la radio RAC1 para incorporarse a las filas de la candidatura Junts per Catalunya liderada por Carles Puigdemont ocupa ahora uno de los puestos destacados entre los dirigentes del independentismo catalán tras los autos del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, que ha enviado a prisión a casi toda la cúpula independentista y la ha dejado totalmente descabezada. Con su presencia en Euskadi, Pujol ha querido lanzar el mensaje de que, por muchos encarcelamientos que haya, el movimiento es imparable y los relevos están asegurados.
¿Qué importancia tiene para el independentismo catalán el apoyo o no del PNV a los Presupuestos de Rajoy?
-Ahora mismo el único mecanismo de diálogo político vigente y cierto en el Estado español es la negociación de los Presupuestos Generales del Estado por parte del PNV con el Gobierno español. Rajoy está obligado a la negociación y esto abre una oportunidad porque es el único momento en el que una determinada sensibilidad política se puede sentar con Rajoy y puede hacerle presión porque tiene una posición de fuerza.
¿Sugiere que en cierta forma el PNV tiene la llave para levantar el artículo 155 que suspende la autonomía catalana y el Gobierno de la Generalitat?
-Es muy importante vincularlo al levantamiento del 155 porque no es un favor que se le hace a Catalunya: es una obligación con Euskadi, porque el mejor antídoto contra las intenciones del PP es la fortaleza que pueda exhibir el PNV sobre los Presupuestos. El PNV es ahora mismo el único resorte, la única palanca, que obliga al Gobierno español a parar y sentarse a negociar. Es un freno de mano para el Gobierno español, y para los catalanes es un airbag que alivia el golpe. Si en este momento complicado hacen los deberes y mantienen la posición, harán un servicio muy importante a Catalunya, pero sobre todo a la gente de Euskadi.
¿Lo expresado por el lehendakari Urkullu y Andoni Ortuzar le ha dejado tranquilo?
-Estuve presente en el Aberri Eguna del PNV en Bilbao y tengo que decir que para mí fue un día importante, un día feliz, porque con la presión y desgaste que estamos sufriendo, lo del domingo fue un desahogo por las palabras y la determinación del lehendakari y del presidente jeltzale. Además, lo que comprobé en contacto con la gente es que las palabras de los dirigentes están en consonancia con lo que piensa la calle.
Si hay president y Rajoy levanta el 155, el PNV entrará a negociar. ¿Cómo lo interpretarán?
-El PNV tiene la obligación de hacer política y de gestionar en cada momento lo que piense que es mejor para los ciudadanos de su país. No hace falta que les digamos lo que deben hacer porque el PNV sabe mucho de política. La capacidad negociadora y el saber hacer del PNV es una virtud, nunca un demérito.
¿Cree que el 155 puede aplicarse también contra Euskadi?
-No es una cuestión solo del 155, el Gobierno de Rajoy no necesita volver a jugar con este artículo. Han prohibido los lazos amarillos, el color amarillo para las fuentes de las plazas catalanas? Cuando alguien entra en la perversión de querer clausurar colores, todo es posible. Quiero hacer un llamamiento al PSOE para que haga una reflexión profunda y no haga seguidismo de aquellas voces internas favorables a seguir a pies juntillas al PP y urgirles a que se fijen más en la gente que siempre ha sido de izquierdas y se ha movido en unos valores democráticos y cívicos. A lo mejor están haciendo el juego al PP y esto se les vuelve en su contra.
¿Cuál va a ser la próxima investidura que intentará JxCat: la de Puigdemont o la de otro candidato?
-Las opciones de investidura están marcadas por el realismo, están en función de la realidad innegable del aparato judicial que nos presiona; pero también están marcadas por la necesidad de continuar legitimando todo aquello que representamos. La candidatura de Puigdemont no responde a una obcecación, sino que expresa la fuerza simbólica del conflicto con el Estado y la fuerza de las urnas.
¿Es efectivo presentar la candidatura de Puigdemont teniendo en cuenta su situación judicial?
-No estamos en una situación normal. Es una situación excepcional, puesto que tenemos a los siete principales candidatos en prisión o en el extranjero. Así las cosas, la negociación para buscar un president es muy complicada y difícil. La presión del Estado ha impedido hasta en tres ocasiones sacar adelante la investidura.
El último intento lo desbarató la CUP con sus cuatro abstenciones. ¿Son fiables?
-La CUP tiene sus mecanismos, sus procesos de reflexión, que no son equiparables al resto de los partidos. En el Parlament catalán ahora mismo hay dos contabilidades; una es la de las mayorías y minorías, y otra es la de la represión. Nadie puede ganar o perder votaciones en función de la contabilidad impuesta por el relato de la represión. Todos debemos esforzarnos en ver cómo se puede alcanzar un acuerdo para hacer valer el resultado de cada bloque. Con las abstenciones no deberíamos hacer el juego a aquellos que reprimen y quieren condicionar la vida política en Catalunya.
¿Cree que ERC les puede dar esquinazo y apostar por una entente con los comunes y el PSC?
-ERC es un partido que cumple aquello que pacta, y la relación es muy buena. La situación excepcional que atravesamos y los encarcelamientos nos han unido.
ERC no parece apostar por la opción de Puigdemont por una cuestión, dicen, de realismo.
-A veces se instalan en la opinión pública verdades que no son del todo ciertas. También nosotros queremos un gobierno de la Generalitat lo más rápido posible y evitar así una repetición de elecciones. El artículo 155 de la Constitución española es una operación que ha hecho y está haciendo mucho daño a Catalunya. Por lo tanto, debemos acabar con ese precepto, pero es importante que el Gobierno español también cumpla con su parte cuando nosotros formemos gobierno. Los unionistas pensaban que iban a ganar las elecciones del 21 de diciembre pero perdieron. Nunca dijeron que iban a respetar el mandato de las urnas y deben decir si lo van a retirar por completo o van a mantener algún tipo de relato para mantener un 155 light con otro nombre y quedarse con algunas atribuciones de la Generalitat. A lo mejor el Estado español le ha tomado el gusto a ser arbitrario, a saltarse la ley.Ahora es el caso catalán pero dentro de unos meses puede ser cualquier otro colectivo o gobierno autónomo. Ahora les molesta Catalunya, pero quizás algún día no muy lejano les moleste Euskadi.
El reloj corre y tienen de plazo hasta el 22 de mayo para sacar adelante una investidura.
-Iremos rápido.
En aras del realismo, ¿están mirando ya el plan D o están repensando los planes A (Carles Puigdemont), B (Jordi Sànchez) y C (Jordi Turull) para ver cómo hacerlos prosperar?
-Cuando un grupo parlamentario se encierra en una sala y analiza la situación, tiene que tener en cuenta todos los escenarios. El de Puigdemont también es un escenario a valorar. Hablar de la posibilidad de un plan D no quiere decir que vaya a ser así. Hay cuatro opciones y debemos analizar muy bien qué nos da cada opción de bueno y de malo en cada momento. En cualquier caso, afirmo con rotundidad que habrá Gobierno en la Generalitat antes del 22 de mayo y no habrá elecciones.
¿El plan D es Elsa Artadi?
-Elsa es una persona con una capacidad e inteligencia muy grandes, pero nunca le he oído nada que permita pensar en un anhelo de ser president de la Generalitat.
¿Hay alguna solución política que permita al Gobierno español sentarse con el independentismo?
-Después de ganar las elecciones, el 22 de diciembre, fuimos a Bruselas y reivindicamos el diálogo con Rajoy y le emplazamos a que nos dijera lugar, día y hora para hablar sin condiciones. No hubo respuesta, solo han habido menosprecios.
¿Se puede hablar con Rajoy con políticos presos y la cúpula del independentismo descabezada?
-Si no hablamos de todo, no habrá solución para nada. Debemos escuchar y han de escucharnos. Eso nunca puede ser un problema.
¿Rajoy ha delegado su responsabilidad en el Tribunal Supremo?
-Se han pasado tanto de la raya que ahora tienen problemas serios para que Europa y el mundo pueda pensar que esto es una democracia madura que se comporta como tal. Han roto tantas veces el equilibrio de los poderes del Estado que un error se ha convertido en una actitud antidemocrática.
¿Cuál va a ser la hoja de ruta del independentismo catalán después del 22 de mayo si hay president?
-En el mejor de los casos, tendremos una fuerza institucional que hoy no tenemos, tendremos unas voces políticas con unos altavoces que hoy no tenemos. Tendremos que levantar el 155. Primero lo levantará el Estado español, y luego tendremos que entrar en la Generalitat para saber qué destrozos han perpetrado los okupas. El destrozo mayor puede ser la inactividad, la administración catalana ha dejado de pedalear. Tendremos que volver a pedalear pero no sabemos con qué rampa nos encontraremos. Esto será básico en los próximos meses. A partir de aquí debemos ser muy contundentes en nuestras posiciones de defensa de la democracia, en todos los gestos y símbolos. Las etapas que vienen son normalizar lo que podamos normalizar y construir un muro de contención contra las nuevas embestidas del Estado español. Con el PP en el Gobierno español, con un Rivera cada vez más suelto y amenazante, y con un discurso predemocrático, la amenaza de que pueda ocurrir cualquier cosa sigue ahí.
¿Dónde quedan la independencia y la república en esa hoja de ruta?
-JxCat es la garantía para que haya gobierno en la Generalitat y se trabaje para la república catalana. Somos la centralidad, la que aglutina el mayor número de gente que está en el medio, y pretendemos dar salida política a una reivindicación que existe porque el gran error del Estado es pensar que con encarcelamientos va a enmudecer y hacer desaparecer una opción política. No vamos a renunciar al discurso de la plenitud nacional y que esta plenitud tenga un marco político adecuado.
¿Cómo se puede avanzar hacia la independencia y la república sin acabar ante los tribunales?
-Tenemos el límite de la desobediencia. La gente debe estar tranquila porque ese es el límite. El otro límite es el de la mayoría electoral, tenemos que pasar del 50% para avanzar hacia la independencia, pero sin desobediencia y teniendo muy claro lo que deparen las urnas. No se puede hacer la independencia o proclamar la república sin el 50% de los electores. Los que no se creen esto de la democracia son el bloque unionista, porque lo más fácil sería convocar un referéndum con todas las garantías y aprender que, si tienes un voto más que el otro, ganas; y si no, pierdes.
¿Por qué Puigdemont demoró hasta tan tarde su regreso de Finlandia a Bruselas sabiendo que el juez Llarena había cursado la euroorden?
-Tampoco lo sé, porque no he podido hablar con él. En todo caso, Puigdemont ha demostrado que es un líder muy listo, y detrás de todos sus movimientos hay una reflexión profunda, no es fruto de la improvisación.
¿Confía en la justicia alemana?
-La sensación de que la justicia decidirá a mí me reconforta, porque en España llevamos muchos meses en los que esto no se produce. En la causa general del Estado español contra el independentismo, contra una ideología concreta, el juez siempre aplica la peor opción. En el caso de Alemania estamos en una situación diferente. No sé lo que dirá el juez, pero es evidente de que hay una duda razonable sobre lo que va a pasar, cosa que en los tribunales españoles no ocurre.
¿Cómo están las relaciones entre JxCat y el PDeCAT?
-El PDeCAT es un partido con una estructura muy fuerte y, como partido, tiene un valor muy grande. Y el gran valor de JxCat es haberse presentado a las elecciones con un planteamiento que la gente ha reconocido como nuevo e interesante. Seguramente, JxCat dibuja con mejor precisión que ninguna otra maquinaria o fórmula lo que es Catalunya hoy. Estamos en la fase de saber converger.
¿Están condenados a converger cuando la situación se normalice?
-Estamos condenados a proteger una fórmula de éxito que es JxCat. Y a partir de aquí la gente que fuimos en la lista de JxCat y la militancia de siempre del PDeCAT estamos siempre más cerca del acuerdo que del desacuerdo.