BARCELONA - “Yo estoy aquí para defender la Constitución y el Estatut”. Con esta aseveración despachó el rey español Felipe VI a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, antes de la cena que se celebró en el Palau de la Música de Barcelona la víspera de la inauguración ayer del Mobile World Congress (MWC) y después de que tanto la regidora como el president del Parlament, Roger Torrent, y representantes de la Generalitat se negaran a participar en el recibimiento de las autoridades al monarca con el objetivo de plasmar su desacuerdo con la actuación de Felipe de Borbón tras los incidentes policiales del referéndum del 1-O. Una vez en el recinto y cuando los 200 invitados disfrutaban ya del aperitivo, mientras Torrent trataba de no toparse con el rey, Colau tuvo la iniciativa de ir a saludarle y mantener una breve conversación donde le afirmó lo mismo que había dicho previamente. “Como anfitriona, igual que lo hice absolutamente con todo el mundo, fui a saludarle. Y fui muy franca, le dije lo mismo que he dicho en público: no es nada personal, soy consciente de que el gesto no era menor, pero debe entender que la situación aquí es muy difícil y el discurso del 3 de octubre, después de las cargas se vivió como una gran falta de empatía”, le razonó la alcaldesa.

Unas palabras manifestadas en un ambiente “relativamente” tenso por la “expectativa” que había generado su plante y el de los dirigentes soberanistas, y que tuvieron lugar antes de una cena donde Colau no conversó ni con Felipe VI ni con la vicepresidenta española Soraya Sáenz de Santamaría porque la mesa era “enorme”, con hasta 18 comensales. Cuando el monarca finalizó su discurso, la alcaldesa de Barcelona aplaudió mientras Torrent fijó simplemente su mirada cruzándose de brazos sin mediar palabra con el jefe del Estado. Aunque no fue Colau quien lo desveló, el monarca rebatió su argumento asegurando que todos deberían ayudar a resolver el conflicto en Catalunya, a lo que ella le sugirió que actuase como mediador. “Yo no puedo mediar entre quienes cumplen la ley y quienes no lo hacen. Yo estoy para defender la Constitución y el Estatut”, sentenció el rey.

Colau reiteró ayer en diversas entrevistas que el comportamiento de Felipe VI tras el 1-O reflejó una “falta de empatía bestial” que debía ser respondido en este congreso con “un gesto político”. No era “una cuestión personal”, sino como reacción a una “situación difícil”, porque “hay gente muy dolida” en Catalunya como consecuencia de aquel discurso y esperaban que fuera “más conciliador”, describió la regidora de Barcelona, quien explicó que “en la primera vez que el rey venía a Barcelona tras el 1-O, era lógico que se pudiera manifestar políticamente” la discrepancia con el discurso que emitió dos días después del domingo del referéndum en Catalunya, y “sin que afectase a la corrección institucional”. Es lo que la alcaldesa quería manifestar cuando advirtió de que no participaría del llamado besamanos, que “la mayoría de catalanes, no solo independentistas, no entendimos su reacción. Lo manifesté con respeto y ya está”, zanjó.

La primera edil le insistió en que la Constitución se puede defender de muchas formas diferentes y ahí se evidenció el “desencuentro”. Colau defendió que ella ha participado en muchos acontecimientos dejando de lado sus opiniones personales “pero la ciudadanía que represento también esperaba un gesto de algún tipo”, insistió, reiterando su apuesta por el diálogo y por solucionar los problemas por esta vía, “no con cargas policiales”, por eso “las palabras del rey avalando la intervención más allá de las ideas políticas es lo que no hemos entendido y esperábamos un gesto diferente”.

En todo caso, Colau prometió que el año que viene habrá MWC en Barcelona. Con todo, no han sido pocas las críticas hacia la alcaldesa y el mundo independentistas desde las instituciones y formaciones políticas españolas. Desde Túnez, Mariano Rajoy acusó a Colau y Torrent de “hacerse notar” y “olvidar sus responsabilidades institucionales”, una posición que consideró como “tema menor” ante la presencia del rey en el acto porque el Ejecutivo está “comprometido” con el certamen y lo “seguirá estando” con su continuidad en Barcelona.

Por su parte, el PSOE advirtió a los líderes independentistas y a Colau de que “juegan con fuego” con el MWC, siendo especialmente crítico con la actitud de la alcaldesa al adjetivarla como “un despropósito”. “La alcaldesa está desatendiendo sus obligaciones y siempre se decanta hacia las posiciones independentistas”, censuró el secretario de Economía, Manuel Escudero, en comparecencia en la sede del partido tras la reunión de la Ejecutiva. Por su parte, Podemos cerró filas con Colau aplaudiendo que se haya comportado “como una ciudadana del siglo XXI que hace honor a sus responsabilidades institucionales. Es alcaldesa pero no es sierva rindiendo pleitesía a un rey”, dijo el secretario de Organización, Pablo Echenique.