BARCELONA - El PDeCAT se quedó ayer sin una de sus figuras históricas: el expresident Artur Mas, sucesor de Jordi Pujol al frente de la antigua Convergència y, sobre todo, principal impulsor de la vía soberanista desde que llegó a la Generalitat en diciembre de 2010. Dos años después de renunciar al liderazgo del Govern en favor de Carles Puigdemont, Mas abandona la presidencia del partido que sustituyó a la histórica Convergència y justifica su marcha por el intenso calendario judicial que le espera en los próximos meses, al estar en el punto de mira del Supremo por su implicación en el procés. “Hago un nuevo paso al lado”, dijo. Sin embargo, negó que su dimisión se deba a discrepancias con Puigdemont o a la inminente sentencia del caso Palau.

La renuncia de Artur Mas fue anunciada por sorpresa en la tarde de ayer y, horas después, comparecía en la sede del PDeCAT para explicar los motivos, acompañado por la coordinadora general, Marta Pascal, y el responsable de Organización, David Bonheví. Mas reveló que tenía tomada la decisión desde hace meses pero la pospuso debido a la convocatoria extraordinaria de las elecciones del pasado 21-D. Según detalló, necesita más tiempo para afrontar las nuevas causas judiciales derivadas del proceso soberanista, entre ellas, una comparecencia en el Supremo en las próximas semanas, después de que el magistrado Pablo Llarena lo incluyera en la causa del 1-O. Además, el expresident no ha terminado de abonar la fianza de 5,2 millones por la consulta de noviembre de 2014, por lo que el pasado diciembre el Tribunal de Cuentas le embargó una vivienda.

Mas asegura que lo que también influye en su decisión es dar nuevos aires a la formación soberanista, aprovechando el gran resultado que obtuvo el pasado mes de diciembre bajo el paraguas de JuntsxCat, que superó a ERC contra todo pronóstico. Cree que su marcha favorecerá que el PDeCAT pueda ampliar su base y renovarse con una operación de “ensanchamiento”. De cualquier manera, dice que no abandona del todo la política ni su compromiso con el partido.

Lo que Artur Mas rechaza es que su marcha esté vinculada con el caso Palau, cuya sentencia se hará pública la próxima semana y afecta al PDeCAT al tener varios encausados vinculados a Convergència, como el extesorero Daniel Osàcar. Según Mas, la extinta CDC “ya pagó el precio más alto por ese caso” con su disolución. “Hay muchos partidos que tienen problemas vinculados con la corrupción, pero ¿qué partido ha desaparecido? Ninguno. CDC, sí”, destacó.

El expresident también niega discrepancias con Carles Puigdemont y dice que respetará las decisiones que éste adopte. “En los dos últimos años no he hecho ni una sola declaración pública que cuestionara a Puigdemont”, zanjó. Sin embargo, es evidente que Artur Mas no está del todo conforme con la continuación de la vía unilateral que Puigdemont propugna desde Bruselas. Esta discrepancia con el president cesado ya se venía intuyendo desde el comité nacional de la formación del pasado lunes, donde Mas expresó sus dudas acerca de la estrategia a seguir, ya que a su juicio el independentismo no cuenta con el suficiente respaldo para imponer sus decisiones.

Se trata del segundo adiós de Artur Mas. Del primero, más traumático, se cumplían ayer exactamente dos años: Mas se vio forzado por la CUP a renunciar a la presidencia de la Generalitat, en un clima de máxima tensión bajo la amenaza de la repetición de elecciones. Aunque en aquella ocasión el entonces líder de Convergència intentó resistir hasta el final, tuvo que retirarse en el último momento para facilitar un Govern que continuara el proceso independentista con el apoyo externo de los anticapitalistas.

Artur Mas se reservó sin embargo el privilegio de nombrar a dedo a su sucesor. El elegido fue Carles Puigdemont, semidesconocido por aquel entonces, figura internacional a día de hoy tras el 1-O y la declaración de independencia del 10 de octubre. Al contrario que Mas, que era un autonomista reconvertido al soberanismo, Puigdemont siempre ha sido un independentista nato y fue adquiriendo perfil propio mientras su predecesor quedaba relegado al puesto poco relevante de presidente del PDeCAT. Le sustituirá en este cargo la exconsellera Neus Munté, que hasta ahora ejercía de vicepresidenta de la formación.

mundó también se va Pero no fue Artur Mas el único que anunció ayer su adiós a la primera fila política. También lo hizo el exconseller de Justicia y dirigente de ERC, Carles Mundó, que renunció al acta de parlamentario después de hacer sido elegido el 21-D. Así, Mundó abandona el ámbito institucional a una semana de la constitución del nuevo Parlament y muestra su intención de retomar su carrera como abogado.

Carles Mundó, que estuvo en prisión preventiva en el marco de la investigación del Tribunal Supremo tras el 1-O, ahonda en la crisis de liderazgo que sufre Esquerra tras el encarcelamiento de Oriol Junqueras. Mundó era uno de los hombres fuertes del partido en la actualidad: su nombre sonaba para presidir el Parlament e incluso como recambio de Junqueras si éste permanecía largo tiempo en prisión. El exconseller de Justicia fue también el candidato de ERC que acudió a los debates en campaña tras las dudas que suscitaba la número dos Marta Rovira.

El hasta ahora dirigente de los republicanos alega que se trata de una decisión “personal” que toma tras haber analizado con detenimiento la situación actual. A buen seguro en su marcha influye la causa pendiente por la que sufrió prisión provisional y deberá ser juzgado en el Supremo.