barcelona - Las sacudidas en el tablero catalán se suceden como si fueran consecuencia de un volcán en erupción, que de hecho es a lo que se asemejan Catalunya y el Estado español a cuenta del pulso independentista que hoy vivirá uno de esos días D, el enésimo, pero probablemente de los definitivos. Lo que al mediodía de ayer parecía una cosa, en una hora se convirtió en la contraria. Y es que cuando todo apuntaba a que Carles Puigdemont acudiría esta tarde al Senado a explicarse en un cara a cara con el Ejecutivo del PP, el president finalmente renunció a esta posibilidad, modificó el guion del pleno del Parlament y alentó el camino hacia la declaración de independencia. O eso parece después de la cumbre que mantuvo en la tarde de ayer en el Palau con el Govern, Junts pel Sí, ANC y Òmnium.
A priori, tres eran los escenarios que en resumen podrían darse: proclamar la república y una convocatoria de elecciones -preferentemente con carácter constituyente-, el levantamiento de la suspensión de la declaración de ruptura, o unos comicios autonómicos. Que las asociaciones independentistas hayan citado a la ciudadanía secesionista en las puertas de la Cámara catalana mañana a las 12.00 horas ya daba pie a pensar que el anuncio unilateral de independencia será un hecho, en tanto que la ANC y Òmnium ya avisaron de que no caerían de nuevo en el error de llamar a los suyos para celebrar la república catalana en balde.
Además, en el anuncio que publican en las redes sociales aseguran que “el día será trascendental” y que “esperamos mucha, mucha gente por la llegada de la república”. Pero no deja de ser solo una pista más en puertas de que la Cámara Alta apruebe las medidas anunciadas por Mariano Rajoy para suspender la autonomía al amparo del artículo 155 de la Constitución. El propio vicepresident, Oriol Junqueras, dejó otra señal afirmando a la agencia AP que el Gobierno español no les ha dejado “otro camino que proclamar la república”. Para remate, Puigdemont, en su cuenta de Instagram, dejó escrito que “no vamos a perder el tiempo con aquellos que ya han decidido arrasar el autogobierno de Catalunya”. “¡Seguimos!”.
Fue desde la madrugada del martes al miércoles una jornada intensa, y en la que el president cotejó infinitas opiniones tanto en la reunión que mantuvo hasta altas horas en el Palau como en posteriores encuentros, incluido uno con el ex president y senador socialista, José Montilla. El jefe del Govern conversó con el llamado estado mayor del procés, entre los que están Junqueras o el ex jefe del Govern Artur Mas, capeando con serias discrepancias de algunos miembros de su gabinete, consellers que le habrían pedido las elecciones anticipadas. Sin embargo, todo apunta a que se avanza hacia la independencia, algo que sin duda será recibido con suma hostilidad desde Madrid, y que podría ocasionar grietas en el Govern hasta el punto de producirse la dimisión del titular d’Empresa i Coneixement Santi Vila, que ve la iniciativa arriesgada y comprometedora.
Según confirmaron desde Presidencia, Puigdemont tomó la decisión de no plantarse en el Senado porque el Gobierno español “ya tiene decidido aplicar el 155” con independencia de lo que pudiera argumentar en el debate, como han ido manifestando durante la semana los diferentes ministros. A su vez, tras dos horas y medias de reunión, Junts pel Sí optó ayer por la “proclamación de independencia y resistencia”, posición que defendieron la mayoría de diputados de la coalición y que transmitieron a su presidente, Lluís Corominas, y a la portavoz, Marta Rovira, para que se la hicieran saber al president en la cita del Palau.
cambio de planes Mientras, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, fue quien llamó en persona a los grupos parlamentarios para hacerles saber las novedades a primerísima hora de la tarde e informarles de que, tras la renuncia de Puigdemont para asistir al Senado, el pleno de la Cámara catalana arrancará hoy a las 17.00 horas y no por la mañana, retomándose mañana a las 10.00 horas. Nada más desvelarse este cambio de planes, la CUP reafirmó desde su cuenta de Twitter su compromiso con la república recordando que “el pueblo hizo posible el referéndum”, por lo que “hoy como el 1-O, ni un paso atrás” ya que “proclamar la república es la única manera de obedecer este mandato”. Tras sumarse a una manifestación en la plaza Sant Jaume convocada para las 19.00 horas, la fuerza radical insistía: “Ni 155 ni elecciones, República ahora”.
La mayoría de consellers de ERC y algunos del PDeCAT -entre los cuales figurarían al menos, el titular de Presidencia, Jordi Turull, y la titular de Enseñanza, Clara Ponsatí- habían desaconsejado una convocatoria de elecciones a Puigdemont en la reunión del Consell Executiu. Ayer mismo la conseller de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Dolors Bassa, señaló que “en principio no creo que haya elecciones, pero esto es una orden que debe dar el mismo presidente “. Y añadió: “Depende” de cómo transcurra la jornada en el Senado y el Parlament. Con la sesión del pleno prevista para la matinal de mañana, el jefe del Govern mantiene la posibilidad de reclamar a Forcadell la reconsideración del orden del día para actuar en respuesta a lo que se vota en el Senado respecto al 155. En el otro lado de la balanza, los consellers del PDeCAT Joaquim Forn, Meritxell Borràs y el mencionado Vila habrían solicitado comicios para evitar la intervención del autogobierno. Los republicanos Toni Comin y Carles Mundó, contrariamente a lo que se les ha atribuido, aclararon en las redes sociales que no dimitirán y que su compromiso es “inequívoco” con el proceso.
vía libre al artículo 155 Paralelamente, el grupo de ponentes de la comisión del 155 del Senado que elabora el dictamen se reunirá hoy por la mañana para cerrarlo y admitir enmiendas. El texto se presentará a la comisión, a puerta abierta, en una reunión que se celebrará a las 12.00 horas, y lo más probable es que el documento sea prácticamente el mismo que envió el sábado el Consejo de Ministros. El Ejecutivo español no tendrá problemas en que sea aprobado casi tal cual dada la mayoría absoluta del PP en la Cámara, y es que el PSOE anunció que estudia presentar enmiendas pero sobre cuestiones “menores”. La reunión para aprobar el dictamen que irá al pleno de mañana será a las 17.00 horas, abierta a las cámaras, y es donde iba a intervenir Puigdemont, algo que no sucederá ni hoy ni mañana. La sesión, según el guion previsto por el reglamento, comenzará con la intervención del Gobierno español y, tras las réplicas, un miembro de la Mesa de la comisión hará una breve lectura de síntesis sobre el citado dictamen. Después habrá turnos para declararse a favor o en contra, se pronunciarán los portavoces de los grupos y, por último, se votará.
PP, con 15 miembros, y PSOE, con seis, constituyen una amplia mayoría en la comisión, formada por 27 parlamentarios. Ciudadanos no está presente en este organismo porque, pese a ser cuarta fuerza en el Congreso, en el Senado solo tiene tres escaños y pertenece al Grupo Mixto, que solo dispone de una plaza en esta comisión. Lo echaron a suertes con UPN y perdieron. Los otros componentes son dos senadores de Unidos Podemos, uno de PDeCAT, de ERC y PNV, que votarán en contra.
“Está claro que Puigdemont no quiere dialogar”, enfatizó el portavoz gubernamental y ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, una actitud que “no me ha sorprendido porque es la que tiene desde el inicio”. Desde el Ejecutivo del PP reconocen que el Govern sería cesado en bloque este mismo sábado aunque hubiera elecciones, pues piensan convocar otra reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para aplicar el 155 y cesar a los consellers y el president mediante un decreto.
Por su parte, en el Parlament el pleno empezará con la intervención de un representante de Junts pel Sí y otro de la CUP, que por espacio de 15 minutos cada uno explicarán los motivos de su petición del pleno específico. A continuación podrá intervenir Puigdemont sin limitación de tiempo y después será el turno de los portavoces de cada grupo, que tendrán media hora cada uno. Las propuestas de resolución se votarían ya mañana a no ser que el president decida asumir toda la responsabilidad proclamando la república. Aunque haya alguna deserción, no sería suficiente para torcer la mayoría independentista. Otro escollo formal para declarar la secesión puede estar en la Mesa del Parlament, que ordena los debates, y que sin duda recibirá la presión de los servicios jurídicos para no aceptar su introducción en el orden del día.