Gasteiz - Los Mossos d’Esquadra mataron ayer en el municipio barcelonés de Subirats a Younes Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta que el pasado jueves arrolló a centenares de personas en la Rambla de Barcelona, dejando trece cadáveres en su camino. Las grabaciones de las cámaras de seguridad y los testigos presenciales de la huida confirmaron que el joven marroquí, de 22 años, fue el autor del primer atentado yihadista que ha sufrido el Estado español desde la masacre del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Desde que, dos horas después del atentado, se le perdió la pista en Sant Just Desvern, tras abandonar el coche con el que se saltó un control policial, se buscaba a Younes por toda Catalunya y también por Francia, adonde se sospechaba que podía haber huido.
El Ministerio del Interior divulgó varias fotos de Younes, un joven de 1,80 metros de estatura que podría haberse desecho de la camisa de rayas blancas y azules con la que cometió el atentado y llevar barba de varios días. Finalmente, el jefe y el subjefe de la comisaría de Vilafranca del Penedès vieron en el entorno de la estación de Renfe a una persona que coincidía con la descripción de Abouyaaqoub. Una tercera testigo, una mujer con conocimientos de fisonomía, señaló el mayor de los Mossos D’Esquadra, Josep Lluís Trapero, se cruzó “sin ningún lugar a duda” con Abouyaaqoub, que además llevaba más ropa de la que cuadraba con una jornada como la de ayer.
Una patrulla de proximidad de los Mossos lo buscó por caminos rurales hasta encontrarlo. Al ir a identificarlo, el joven empezó a gritar “allahu akbar” (Alá es grande), se abrió la ropa y mostró lo que parecía un cinturón de explosivos, los agentes dispararon y el terrorista quedó tendido boca abajo en el suelo. Allí permaneció, hasta que, menos de dos horas después, los Tedax comprobaron que el cinturón de explosivos era falso, al igual que los que portaban sus compañeros en Cambrils. Entonces se le tomó una huella dactilar y se confirmó “sin ningún tipo de duda” que era el terrorista de Las Ramblas. Llevaba consigo “puñales y cuchillos”, dijo Trapero.
El portavoz policial no quiso confirmar, por otro lado, si los Mossos buscaban a un cómplice. Tan solo advirtió de que la colaboración ciudadana está abriendo multitud de frentes y que ninguno de ellos se dará a conocer hasta que no tenga cierto peso. Eso sí, durante la tarde de ayer la Policía rastreaba la zona por tierra y aire.
Por el momento, en todo caso, la muerte de Abouyaaqoub cierra la operación para desmantelar la célula terrorista responsable de los ataques de Barcelona y Cambrils, puesto que el resto de miembros del grupo de Ripoll están detenidos o muertos. Cinco de ellos fueron abatidos por los Mossos tras cometer el atentado de Cambrils, que se saldó con media docena de heridos y una mujer apuñalada mortalmente. Cuatro fueron detenidos escasas horas después del atentado de la Rambla y fueron trasladados ayer a Madrid para declarar a partir de hoy ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, y dos más murieron en la explosión del chalet de Alcanar, entre ellos Abdelbaki Es Satty. Este último es el imán que habría transformado un grupo de amigos casi adolescentes de origen marroquí en un comando asesino. Trapero confirmó que murió en el chalé, y de hecho la furgoneta del imán apareció a 15 kilómetros de Alcanar. Allí preparaban un atentado a gran escala con decenas de bombonas de butano y propano combinadas con peróxido de acetona, una inestable y altamente explosiva sustancia, habitual entre los yihadistas y también conocida como la madre de Satán.
el trayecto Por otro lado, con el paso de los días se han podido reconstruir íntegramente los movimientos del terrorista desde que accedió a la Rambla por la calle Pelai y comenzó a atropellar a los viandantes bajando el paseo central de la concurrida vía en zig zag. Tras colisionar contra un quiosco a la altura del teatro del Liceo, Abouyaaqoub penetró en el mercado de la Boquería y siguió andando hasta llegar a la Ciudad Universitaria, a la altura del Camp Nou. Allí, en la avenida Diagonal, apuñaló al joven Pau Pérez, que aparcaba su coche en la zona. Con su cuerpo en la parte trasera del vehículo, emprendió la huida hasta toparse con un control de los Mossos a la salida de la ciudad, en el municipio de Sant Just Desvern.
Younes arrolló a los policías, causando fracturas en una pierna a una agente, y aunque su compañero respondió disparando contra el vehículo, consiguió darse a la fuga. Tres kilómetros más adelante aparecía el coche con el cadáver de Pérez, que permaneció varias horas en el vehículo hasta que los artificieros descartaron que hubiera explosivos en el mismo. Durante este tiempo se pensaba que el fallecido podía ser uno de los terroristas, pero en realidad Abouyaaqoub había abandonado el coche y continuó su huida durante más de tres días, hasta que ayer murió a unos cuarenta kilómetros de donde se le perdió la pista.